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1898. LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS crítica: ¿Está el enemigo? ¡Que se ponga!

Recreación del sitio de Baler como un chiste de Gila y su teléfono en 1898. Los últimos de Filipinas

EL HOMBRE DE BOSTON

Del sitio de Baler, gesta militar protagonizada por los llamados “últimos de Filipinas”, existe una versión cinematográfica de 1945 realizada a mayor gloria del ejército español y de su imperio, y un episodio doble en la segunda temporada de la serie televisiva El ministerio del tiempo, que cuando vean ustedes la peli 1898. Los últimos de Filipinas, verán cuán fieles son a la historia veraz. En realidad no fue una gesta tan gloriosa como la peli del 45 quería hacer creer, sino una mezcla entre deber militar y cazurronería militar. Finalizada la guerra entre España y Filipinas de finales de siglo XIX, un destacamento español asentado en el pueblo filipino de Baler, se negó a abandonar su puesto por mucho que les dijeran que la guerra había acabado. Primero por desconocimiento, luego por no creerse las pruebas, y más tarde por negarse a creérselas pese a las evidencias.

Por mucho que les enviaran emisarios portándoles noticias del final de la guerra, cartas firmadas por sus superiores,  y muchos periódicos que les enseñaran, ellos, erre que erre, seguían sin querer abandonar su puesto. Igualito que un chiste de Gila:"¿Está el enemigo? Que se ponga, que es para decirle que ya no hay enemigo". Resultado: 337 días de asedio pasando penurias como la escasez de alimento y espacio, enfermedades tropicales, y aburrimiento por no disponer de tele, ordenador o consola (el Álamo, otro sitio histórico que enfrentó mexicanos y texanos, asediando los primeros a los segundos, duró 13 días, para que se hagan una idea). Por suerte para nosotros, 1898. Los últimos de Filipinas retrata la epopeya de manera más fiel y en un tono más neutral, y lo hace representando en cada uno de los oficiales al mando las diferentes posturas.

 

1898. Los últimos de Filipinas: cine de acción

"Vendemos nuestra historia para que hagan una peli en Hollywood y nos forramos"

 

Javier Gutiérrez es el sargento chusquero más facha que Martínez el ídem, para el que deponer las armas significa deshonor y agravio a la bandera; Carlos Hipólito es el médico que aboga por la sensatez y el entendimiento; y Luis Tosar el teniente que está a medio camino de ambos, llevado tanto por su deber militar como por su ética personal. Aparte de ellos, las tropas filipinas no están retratadas como indígenas bajitos y desdentados con pinta de camellos de periferia poligonera, sino todo lo contrario. El oficial portavoz del bando filipino es un guapazo con pinta de modelo exótico que ni Kabir Bedi en sus tiempos de Sandokán, y encima con un honor militar tan pronunciado, que a su lado Ken Watanabe en El último samurái se antoja tan ruin y mezquino como el sargento Arensivia.

"Los últimos de Filipinas es igualito que un chiste de Gila: ¿Está el enemigo? Que se ponga, que es para decirle que ya no hay enemigo"

Aparte de todo ello, 1898. Los últimos de Filipinas está bien filmada, espectacularmente fotografiada mostrando la inmensidad de los paisajes de la selva filipina, muy bien interpretada por los actores citados (también por Eduard Fernández como oficial cobardi..., bueno, dejémoslo en conservador), y muy bien combinada en cuanto a escenas de guerra y escenas de inter-relación personal, pues toda la acción se sucede en un espacio único como Asalto a la comisaría del distrito 13, La niebla de Stephen King o Green Room, y entre ataque y ataque es obligado colocar las pausas pertinentes de diálogo entre los personajes. De hecho la evolución del sitio está muy bien resuelta y se palpa el paso de los 337 días como si fuéramos arrancando páginas de un almanaque.

 

1898. Los últimos de Filipinas: cine de acción

"Responden que nuestra historia es tan tonta que no sirve ni para Historias de la puta mili 2"

 

Alguna licencia inventada se sacan de la manga para ganar subtramas de entretenimiento, lo que es de agradecer porque si no nos pasaríamos toda la peli viendo sólo a cincuenta tíos guarros oliendo a tigre, como la puta filipina cantarina, el soldado pintor, o el cura fumeta enganchado al opio (un Karra Elejalde que aún parece arrastrar los efectos de Año Mariano). Y alguna licencia hay también que perdonamos como muestra de buena voluntad, como que por mucha hambre que pase el regimiento español, no adelgacen ni un solo gramo en los más de 300 días que dura el asedio. Bueno, si a Gerard Depardieu no le pedimos cuentas por salir de la prisiones de las series Los miserables y El conde de Montecristo, aún más gordo de lo que entró, no se las vamos a pedir ahora al director Salvador Calvo.

Porque aquí donde le ven, Salvador Calvo, a pesar de su curriculum televisivo con series tan poco recomendables como Paquirri, Mario Conde o El capitán Alatriste, se ha sacado de la chistera con 1898. Los últimos de Filipinas, una peli que nada tiene que envidiar a El Álamo de John Wayne. Con el punto justo de épica, el punto justo de patriotismo, y el punto justo de denuncia a ese patriotismo. Y encima realizando un producto cien por cien de entretenimiento la mar de funcional, en vez de convertirlo en un tocho político como hubiera hecho más de uno. 1898. Los últimos de Filipinas es la combinación perfecta para gustar por igual tanto a los estudiosos de la Historia de España, como a los fans del cine de aventuras y cine bélico que quieran ver tiros en una selva. Que viva España, sí, pero que viva también el cine venusvillero.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: quien quiera conocer el país de origen de Isabel Preysler aunque aquí no salgan ferreros rocher ni porcelanosas.

No recomendada por Kuato a: quien vio el doble capítulo de El ministerio del tiempo. 1898. Los últimos de Filipinas les va a sonar a deja vu.

Ego-Tour de luxe por: el desenlace de la trama del soldado pintor. Sí señor, con un par.

Atmósfera turbínea por: que con el actor que interpreta al oficial portavoz del bando filipino, no se haga una nueva serie sobre Sandokán.

 

1898. LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS. Estreno en Venusville: 02/12/2016

 

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