ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS crítica: Purgandus Populus

Purgandus Populus Una noche al año de tratamiento de choque anti- delincuencia y anti-estrés no hace daño... ¿O sí? Por Chema Pamundi

<Futuro cercano: a fin de mantener la tasa de crimen por debajo del 1%, los “Nuevos Padres Fundadores” de los Estados Unidos aprueban que, una noche al año, todos los delitos sean legales. Puedes matar, robar, violar y lo que quieras sin tener que pagar por ello (a menos que alguien te trinque a ti por banda y te haga lo mismo, claro). Durante doce horas la policía, los hospitales y demás servicios públicos echan la persiana y hale, barra libre de ultraviolencia, a divertirse chatos. Se la conoce como “la Purga anual” y, según indican todas las estadísticas, resulta que funciona.

   Por supuesto una premisa tan distópica como ésta, por ridícula que pueda sonar (y lo es, a poco que uno le dé vueltas), supone un buen punto de partida para generar mil y una pequeñas historias: tipos que salen a matar por diversión, venganza, pasta o incluso por sentido patriótico, grupos activistas que se oponen a esa carta blanca para el salvajismo e intentan boicotearla desde dentro o desenmascarar la verdad (que el gobierno la utiliza para deshacerse de las capas más desfavorecidas de la sociedad, que son las que afean los índices de desempleo, pobreza y delincuencia), personas que no quieren saber nada de la Purga pero acaban participando por accidente o mala suerte (ese pinchazo que te deja tirado con el coche en plena carretera cuando ya se está poniendo el sol), empresas que se hacen de oro vendiendo sistemas de seguridad extrema a quienes quieran pasar esa noche sin correr riesgos (y puedan pagarse el capricho, claro)...

"Si veis una banda vestida como los Village People, corred que en The Warriors eran los malos"

   El año pasado, a raíz del estreno de The Purge: La noche de las bestias, ya comentamos que el tema estaba desaprovechado, que daba para algo más que para una mera “home invasion movie” con Ethan Hawke haciendo de padre de familia al que las circunstancias convertían en un John McClane de andar por casa (nunca mejor dicho). Todo parecía indicar que la galopante mediocridad de aquella película la haría caer en el olvido sin más. Otro título de relleno en la cartelera para ver y borrar. Sin embargo, su inesperado y hasta cierto punto misterioso exitazo en taquilla (costó 3 millones de dólares y engrosó cerca de 90) convenció de inmediato a los productores de que el invento merecía estirarse con una continuación. O con varias, porque atendiendo a la elevada recaudación que también está obteniendo esta segunda parte, y a lo sumamente fácil que es crear secuelas partiendo de su idea argumental, parece que podemos tener saga para años...

   Así pues, aquí está Anarchy: La noche de las bestias, en la que el director y guionista James DeMonaco recopila todas las ideas que él mismo dejó sin explorar en la película original y las coloca en primer plano, convirtiéndolas de hecho en el motor de la historia. El resultado es una cinta de tiros, carreras y machetazos bien apañada en lo visual y argumental, razonablemente cafre en lo ideológico (podría haberlo sido más), y sobre todo muy, muy entretenida.

   El primer acierto de DeMonaco es trasladar la acción a un entorno urbano (Los Angeles) y seguir a pies juntillas el clásico patrón de “grupo heterogéneo de personajes que acaban juntos por casualidad y deben sobrevivir atravesando un territorio hostil”. Eso le permite mostrar un mosaico de gentes y situaciones peculiares relacionadas con la Purga, gracias al cual la película nunca aburre ni se estanca. Durante una parte considerable de su metraje se deja ver con agrado y sonrisa cómplice, como una actualización menor pero simpática de clasicazos como 1997: rescate en Nueva York o The Warriors, los amos de la noche (la ciudad laberíntica y desierta convertida en zona de guerra, los pandilleros psicóticos con las caras cubiertas por máscaras y maquillajes...).

   Para adornarlo todo, DeMonaco añade aquí y allá pinceladas (epidérmicas pero efectivas) sobre los aspectos sociales, políticos y morales del asunto, sobre el tipo de sociedad depredadora a la que daría lugar la aplicación de una ley como esa; lo cual, por supuesto, también demuestra el porqué la sinopsis de la película es inverosímil, pero eso ya lo hemos dicho y tampoco le hace excesivo daño, siempre y cuando tengamos claro que lo que estamos viendo está más cerca de un tebeo estilo Juez Dredd que de George Orwell o Aldoux Huxley.

"A quien me llame `Gusanito` en vez de Snake Plissken me lo cargo"

   Si acaso, lo único que cabe reprocharle a Anarchy: La noche de las bestias es que en todo el grupo de personajes protagonistas solo haya un individuo realmente interesante: Barnes, el torturado padre justiciero (interpretado con credibilidad y carisma por Frank Grillo) que sale a la calle durante la Purga con su gabardina negra, su coche blindado y su arsenal de armas de fuego, para reclamar venganza por el homicidio de su hijo (podría decirse que es como una versión menos chalada de El Castigador). El resto de personajes son relleno creado a base de tópicos: la joven pareja a punto de cortar (ella es una inútil; él es idiota), la MILF divorciada que está ahí para generar empatía con el espectador y algo de tonteo con Barnes, y su hija pre-adolescente e hiper-listilla (como de costumbre canta las verdades a los adultos y demuestra tener más dedos de frente, sentido común y calma bajo el fuego que todos ellos juntos).

   Eso es quizás lo que sitúa a la película un punto por debajo de los referentes de John Carpenter o Walter Hill antes citados (la galería de tipos memorables que aparecían en 1997 rescate en Nueva York, por ejemplo, era descomunal). Con todo, en este caso los tópicos cumplen su cometido porque la tensión de la cinta está bien construida, así que si uno no se pone demasiado puntilloso se descubrirá sufriendo genuinamente por la suerte de los protagonistas. Tampoco parece claro que el tema de la Purga dé para mucho más, y es muy probable que estemos ante el pico alto de la serie y que las próximas entregas vayan cayendo paulatinamente en el efectismo, la charcutería y la autoparodia. Pero ya nadie le podrá quitar a DeMarco la amplitud de miras, la ambición narrativa e incluso la valentía discursiva que ha demostrado con esta secuela. Nada mal para los tiempos que corren en el cine de entretenimiento./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Copas de yate
		Recomendada por Kuato a: quienes quedaron decepcionados con la primera parte harían bien en darle una oportunidad a la segunda, que por suerte se le parece en muy pocas cosas.
		No recomendada por Kuato a: quienes esperen terror angustioso pueden quedar descolocados al descubrir que Anarchy: La noche de las bestiases pura y llanamente una peli de acción.
		Ego-Tour de luxe por: la idea negrísima de los ciudadanos desahuciados que, a cambio de dinero para sus familias, se entregan como víctimas para los ricos que quieren matar tranquilamente a alguien durante la Purga.
		Atmósfera turbínea por: un desenlace moralista, complaciente y redentor, que no pega demasiado con el pretendido tono inmisericorde del resto de la película. Te ha faltado mala hostia, DeMarco.

¿Desea saber más?

> ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS ficha > ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS imágenes > ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS tráiler

> ANARCHY: LA NOCHE DE LAS... crítica: Purgandus Populus Una noche al año de tratamiento de choque anti- delincuencia y anti-estrés no hace daño... ¿O sí? Por Chema Pamundi

> ANARCHY: LA NOCHE... artículo: La Purga sale al exterior La Purga sale a la calles para ser practicada como una fiesta mayor sin banda municipal De Universal Pictures

> ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS sumario

¡Aún hay más!

> THE PURGE. LA NOCHE DE LAS BESTIAS materiales