LAS AVENTURAS DE PEABODY Y SHERMAN crítica: Una Historia muy perra

Una Historia muy perra

Doc Brown y Marty McFly se convierten en
un perro sabiondo y un niño tontín repelente

Por Ray Zeta

<Será verdad que la industria cinematográfica está en crisis, porque ésta parece haber llegado hasta el género de la animación. Y no a la animación de cualquier estudio, sino a la de los dos grandes capitostes del sector, Pixar-Disney y DreamWorks, que hasta hace dos días se disputaban el campeonato, y ahora luchan tristemente entre ellos por no descender de categoría. Comparen ustedes mismos títulos ya clásicos como los Toy Story, Los Increíbles o Up por parte de los primeros, y los Shrek, Cómo entrenar a tu dragón o Megamind, por parte de los segundos, con los recientes Cars 2, Brave, Monstruos University, y las últimas Madagascar, Kung Fu Panda y El origen de los guardianes, respectivamente. No digan que la diferencia de calidad no es como para echarse a temblar igual que si estuviéramos dentro de Frozen. El reino de hielo, demostrando que tanto ésta como Turbo no son más que florecitas puntuales que han crecido espontánéamente en ambos estudios entre tanta mediocridad.

Por eso no es de extrañar que en una época tan poco ambiciosa técnica y artísticamente como la que nos encontramos, DreamWorks haya tirado para su nueva película de unos personajes tan anodinos y poco conocidos fuera del mercado norteamericano como son Mr. Peabody y Sherman, secundarios de la serie animada de los 60 Las aventuras de Rocky y Bullwinkle (sí, el alce y la ardilla que en el 2000 dieron lugar a la ridícula adaptación protagonizada por Robert De Niro y Rene Russo). Mr. Peabody es un perro superdotado que inventa una máquina del tiempo, y Sherman su hijo adoptivo (han leído bien, el perro adopta al niño, y legalmente además), y ahora mismo, a raíz de la peli, son más populares por recordarlos apareciendo en un gag de Los Simpsons en el que caen junto a Hommer en un agujero del tiempo (Mr. Peabody explica la situación haciéndose el enterado, y manda callar a Sherman cuando éste le da la razón haciéndole la pelota), que por la peli en sí, lo que no deja de ser curioso y triste a la vez.

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Así que si les digo que Las aventuras de Peabody y Sherman es la película más tontita y pobre de DreamWorks hasta la fecha no les deberá sorprender. Por su simpleza, por su humor plano, y por su infantilismo. Si hasta ahora DreamWorks se había caracterizado por facturar cartoons con un demoledor humor contemporáneo marca de la casa, con esta película inauguran su nueva línea de humor P-3, y un perro inteligente viajando con un niño y una niña (una amiguita del cole de Sherman) por el tiempo es la premisa perfecta para este cometido. Diferentes épocas reconocibles (la Revolución Francesa, el antiguo Egipto, el Renacimiento y la guerra de Troya), en las que sus protagonistas puedan desarrollar sus monerías de chiquipark, presentando a personajes históricos de la manera más humorísticamente inofensiva posible: a la reina María Antonieta de Francia como una adicta a los pasteles, al faraón Tutankamón como un niño malcriado, y al rey Agamenón de Troya como un cachas que ni Arnold Schwarzanegger en los tiempos de Conan, para que se hagan una idea.

"Las aventuras de Peabody y Sherman es la película más tontita y pobre de DreamWorks hasta la fecha por su simpleza, por su humor plano, y por su infantilismo"

Hasta en los segmentos de aventura han echado mano de autoreferentes de la casa para no tener que complicarse ni a la hora de escribir el guión ni a la de planificar las escenas. Todo lo del interior de la pirámide es clavadito a lo del templo de En busca del arca perdida; la montaña rusa a la persecución de vagonetas en la mina de Indiana Jones y el templo maldito; la bajada en bandeja por las escaleras de la pirámide, a la caída en balsa hinchable también de Indiana Jones y el templo maldito; el vuelo con el aparato volador del Renacimiento, al de El secreto de la pirámide... Y aún hay más, que diría Superratón, ya que no se acaban aquí los plagios. Puestos a copiar, al director Rob Minkoff no se le caen los anillos por sisar lo que necesita de cualquier fuente, desde Basil, el ratón superdetective para la huída de Mr. Peabody de la guillotina (de algo tenía que servirle haber pasado por Disney), hasta Troya para las batallas en el segmento de ídem (si recuerdan el saltito de la rana a cámara lenta de Brad Pitt, aquí verán realizarlo por un perro como si de un concurso de Agility se tratara).

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En cuanto a los viajes temporales, estos se realizan en una máquina del tiempo que Mr. Peabody tiene escondida en la batcueva de casa. Es una nave burbuja similar a la de Vaya pavos que funciona programándola por ordenador, más perfeccionada incluso que las que hemos visto hasta ahora, ya que tecleando la fecha de destino, traslada también a los ocupantes al punto geográfico del planeta donde tiene lugar el evento histórico (a París, al Cairo, a Florencia, a Troya... Ya ven que este Mr. Peabody es un genio), y previene además de la posibilidad de provocar una paradoja espacio-temporal si puede encontrarse uno consigo mismo (tan preocupado que estaba Doc Brown por provocar estas paradojas en los Regreso al futuro... lo bien que le hubiera ido al DeLorean disponer de esta aplicación). Ya ven pues que la coherencia temporal es aquí lo de menos, pues no es este el objetivo de la película, tanto es así que el único giro argumental interesante en este tema, es desaprovechado en pos de un discursito educativo final con moralina, más apto para las plateas repletas de público menor de cinco años, que de frikis obsesionados con si Michael J. Fox puede encontrarse o no con su yo del futuro cuando viaja al 2015 en Regreso al futuro 2.

En fin, que habrá que esperar a Cómo entrenar a tu dragón 2 para que DreamWorks remonte. Esta historia de amistad entre un niño vikingo y un dragón, sorprendió en 2010 como la obra animada más adulta de Dreamworks hasta la fecha, y aún no ha sido superada. Es de esperar pues, que siendo su secuela y estando dirigida por el mismo realizador (Dean DeBlois), mantenga la misma línea, y más aún cuando el niño protagonista de la primera parte es ya en esta segunda un adolescente. Con un poco de suerte, Las aventuras de Peabody y Sherman será recordada “como aquel experimento infantil de DreamWorks”, así que si por funcionar bien comercialmente, Jeffrey Katzenberg sigue apostando por este público, espero que lo haga editando las películas directamente en dvd (no me atrevo ni a pensar tener que pasar por taquilla para ver Las aventuras de Peabody y Sherman 2). Sólo los dos minutos que dura el téaser de Cómo entrenar a tu dragón 2, con Hipo volando a lomos del dragón Desdentado, tienen más emoción, poesía y épica, que toda Las aventuras de Peabody y Sherman, así que si en una hipotética secuela a Mr. Peabody y Sherman les da por viajar a la época de los vikingos, que se dirijan a la isla de Berk, busquen a Hipo, y tomen buena nota de cómo se entrena un dragón./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita



		Recomendada por Kuato a: niños menores de cinco años cuyo único referente cinematográfico de viajes en el tiempo sea *Las tres mellizas*.

		No recomendada por Kuato a: lectores de Zipi y Zape que recuerden la historieta larga “El tonel del tiempo”. Los herederos de Escobar deberían demandar a DreamWorks por plagio..

		Ego-Tour de luxe por: lo único positivo de tanta mediocridad es que los estudios de animación rivales sacan pecho en busca de un trozo del pastel y gracias a eso nos llegan pelis como *Lluvia de albóndigas* (Sony) y *Gru. Mi villano favorito* (Universal).

		Atmósfera turbínea por: ¿cincuenta mil referencias al cine de la casa producido por Spielberg y ni una sola a *Regreso al futuro*, cuando va precisamente de eso? ¡Venga, hombre!.