UN AMOR ENTRE DOS MUNDOS crítica: Romeo y Planeta

Romeo y Planeta El más difícil todavía en cuanto a amor imposible: echarse novia en otro planeta Por Ray Zeta

<“No sé si el mundo está al revés o soy yo el que está cabeza abajo”, cantaba el gran Fito en su canción “La casa por el tejado”… Pues las dos cosas podrían ser, porque la película que nos ocupa va de eso, de un sistema de gravedad doble formado por dos planetas gemelos que giran juntos alrededor de un sol cada uno, con su propia opuesta gravedad, y regidos por tres leyes básicas: cada objeto es atraído por la gravedad del mundo al que pertenece y no del otro; el peso de un objeto puede usarse para transportar materia del mundo opuesto, lo que se llama “materia inversa”; y después de dos horas, la materia en contacto con la materia inversa se quema…

   Originalísima premisa donde las haya, no digan, dos planetas enfrentados lo suficientemente cercanos como para que sus habitantes puedan verse, hablarse, e incluso compartir zonas comunes respetando su espacio. Y más aún si tenemos en cuenta que en el planeta de arriba viven los ricos, con todo lujo de comodidades y todas las energías necesarias, y en el de abajo los pobres, con su mundo convertido en el vertedero del de arriba. Premisa que por descabellada que sea por contravenir todas las reglas astrofísicas habidas y por haber, nos tragamos toda enterita en acto de buena voluntad por el bien del cine fantástico. Sí señores, si nos hemos estado tragando toda la vida que es posible que por la Tierra se pasee un hombre con capa y los calzoncillos por fuera, con toda clase de superpoderes porque proviene de un planeta del espacio exterior también habitado por humanos, no nos vamos a poner quisquillosos ahora…

"Se le ve un huevo como a la profesora travelo de Scary Movie"

   El tema es además super-atractivo: un habitante del planeta de abajo inventa la forma de pasar al de arriba, pero cada vez que cruce dispondrá de sólo dos horas para poder pasearse impunemente por él (como le pasaba a Darkman cuando se le deshacía la careta, pero en este caso ardiendo como un suicida bonzo), lo que presenta un sinfín de posibilidades, desde cómo burla a la gravedad a cómo alteraría el equilibrio entre los dos mundos, además, claro está, de cómo liberaría al planeta de abajo del yugo del de arriba. O sea, recapitulando, tenemos una premisa interesantísima, un tema atractivísimo y unas posibilidades cojonudas. Lástima que la película no vaya sobre esto sino, como bien se encarga de dejar claro el prólogo, “sobre el amor”. Porque Juan Solanas, guionista y director argentino responsable del film en su totalidad, utiliza estos elementos fantásticos como trasfondo para contarnos una historia de amor. Y encima una historia de amor ñoñita y blandita como un merengue.

   Nuestro gozo en un pozo. La propuesta fantástica más novedosa que hemos visto en los últimos años, degradada a la triste condición de postalita rosa. Una postalita con ínfulas poéticas y reminiscencias de “Romeo y Julieta” con una pareja protagonista víctima de un amor interplanetario imposible contado entre colorines y abejitas (sí, ya lo ven, a John Woo le gustan las palomas y a Juan Solanas las abejas) a ritmo de tango (como buen argentino). Como si no tuviéramos ya suficientes Romeos y Julietas a lo largo de la historia: desde los amores imposibles por clanes rivales a toda la moda impuesta por Crepúsculo de unir en sagrado enamoramiento a seres humanos con seres de otras especies como vampiros, hombres lobos, brujas o extraterrestres, pasando por los gnomos de Gnomeo y Julieta.

"Consuélate, más imposible era el amor de Gnomeo y Julieta por ser de jardines rivales"

   Con lo cañero que hubiera sido contemplar persecuciones y tiroteos saltando de un mundo a otro, lideramientos de revoluciones interplanetarias (los habitantes del mundo de abajo invadiendo el de arriba), y un buen polvo con ambos partenaires levitando justo en el punto medio del campo gravitatorio… (sí, medio sale uno, pero de forma tan light que no se ve nada, así que nos deberemos conformar con el de Johnny Depp y Eva Green en Sombras tenebrosas), además de lo cachondo que hubiera sido profundizar un poquito más con detalles antigravitatiorios (la meada en el techo está muy bien, ¿pero cómo puede ser que el cabello no esté levantado y algunos personajes secundarios se paseen por el planeta opuesto como quien se da un garbeo a primera hora de la mañana para comprar croissants). Pero en vez de eso tenemos enamoramientos adolescentes, amores olvidados por amnesia (mira tú qué original), primeras citas, y tangos a media luz (¿he dicho ya que el director-guionista es argentino?)

   Como si en una película no fuera posible combinar las relaciones personales de los protagonistas con el trasfondo fantástico de la historia (que a fin de cuentas es lo que han hecho TODAS las películas del género que partían de una idea tan original como con la que aquí se juega, desde Blade Runner a Gattaca). De ésta no pasa que presente en el juzgado un proyecto de ley que prohíba hacer películas que desaprovechen buenas ideas fantásticas. Cuando se estrenó In Time en diciembre de 2011 dijimos de ella que pese a su original propuesta (una sociedad futurista en la que se no se envejece y la moneda de cambio no es el dinero sino el tiempo), ésta no estaba desarrollada todo lo que se requería quedando en una buena idea desaprovechada. Al lado de Un amor entre dos mundos, In time está tan bien desarrollada como 2001: una odisea del espacio, Blade Runner y Matrix juntas./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita
		Recomendada por Kuato a: espectadores menores de catorce años para los que el cine fantástico sólo sea Crepúsculo, Hermosas criaturas, The Host y demás ñoñeces.
		No recomendada por Kuato a: quien ya salió enfadado de ver Brain Dead porque consideró que había demasiado amor en ella.
		Ego-Tour de luxe por: las oficinas de Transworld con los dos mundos compartiendo espacio tiene su gracia. A Billy Wilder le hubiera encantado.
		Atmósfera turbínea por: la escena final, que aparece quien aparece por la cara con la justificación más patillera y encima sin explicarlo.

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