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ANIMAL DE COMPAÑÍA crítica: La jaula de las locas

Dominic Monaghan combate como psicópata su estrés post-Lost en Animal de compañía

BETO

Reconozco que cuando fui a presenciar Animal de compañía en el pasado Festival de Sitges lo hice con una cierta desgana. Por un lado lo único que había visto de Carles Torrens hasta la fecha era Emergo, una cinta al estilo de Paranormal Activity pero sin mucha gracia (como el resto de sucedáneos salidos del found footage, con alguna excepción como las dos entregas de Grave Encounters y poca cosa más). Por otra parte, la presencia de Dominic Monaghan. Yo no sé que le han visto a este tío, pero por mucho papelito de hobbit que haya interpretado o fuese uno de los protagonistas de la serie Perdidos, su eterna candidez no me seduce en absoluto. De hecho, la única vez que  me convenció fue en la desconocida The Day, una película post-apocalíptica con caníbales de por medio, en la que nos ofrecía un registro totalmente distinto.

Y eso que la candidez mencionada de Monaghan le viene como anillo al dedo al personaje protagonista de Animal de compañía, un solitario que trabaja en una perrera que se obsesiona con una antigua compañera de instituto, Ksenia Solo, que como mandan los cánones, está de muy buen ver y pasa de nuestro amigo de una forma descarada.

 

Animal de compañía

"Eso por decir que en El señor de los anillos, Merry y Pippin eran gays"

 

Este primer acto de los tres en que se divide la cinta está marcado por la línea de las películas de psicópatas en cuanto a las motivaciones del personaje, y si bien está correctamente ejecutado no aporta nada nuevo y deja indiferente. Ya sabemos lo que sucederá con antelación, como si nos hubiésemos convertido en videntes por arte de magia (el destino del compañero de trabajo de Monaghan está grabado en su frente desde el segundo uno, por ejemplo). Si le gustan las pelis de psicópatas se dejará llevar viendo cómo se cuece el secuestro, pero al poco tiempo se olvidará de ese viaje.

En el segundo acto de Animal de compañía, Dominic Monaghan justifica su actuación, dando un giro inesperado al devenir de la historia. El problema es que este giro es poco creíble, no porque no pueda ser posible, sino porque los personajes no consiguen transmitirnos lo que Carles Torrens busca. La presunta maldad de uno de los personajes no nos llega, no nos la creemos.

"El giro de Animal de compañía es poco creíble, y no porque no pueda ser posible, sino porque los personajes no consiguen transmitirnos lo que Carles Torrens busca"

No es que veamos una transformación del personaje en cuestión, al que se le van cayendo las diversas capas que conforman su psique, sino que por todo el morro pasa del blanco al negro, todo ello aderezado con una serie de diálogos demasiado extensos a veces, que hacen que ciertas escenas se prolonguen demasiado. Lo que se debe a que Animal de compañía es una película con escaso presupuesto, rodada en escenarios pequeños y en los que la fuerza de los diálogos ha de tener un papel esencial. Pues va a ser que no.

Pero lo mejor lo tenemos en el tercer acto, donde ya no queda nada claro quién es el cazador y quién la presa. Sin duda es la parte más divertida de Animal de compañía, ya que las situaciones planteadas son bastante inverosímiles, difíciles de asimilar por lo que respecta a la relación entre la pareja protagonista, pero al mismo tiempo nos reserva las escenas más sanguinolentas a base de asesinatos y mutilaciones. Lástima que en conjunto no podamos decir ni que es un thriller truculento ni una comedia negra de asesinatos, pues a medias tintas anda todo.

 

Animal de compañía

"La verdad es que quien creo que eran gays en El señor de los anillos son Frodo y Sam"

 

Y decimos que las situaciones son inverosímiles porque la atracción que experimentan por medio de esta relación enfermiza los dos personajes no es nada creíble. Especialmente hiriente en este sentido es la escena de la mutilación del dedo. No parece muy probable que con un par de frases alguien pueda dominar de tal forma la voluntad del otro. Además, en esta fase final el personaje de Dominic Monaghan se diluye ante un personaje tan retorcido como el de Ksenia Solo. Triste final para Monaghan que, o mucho me equivoco, o ésta no era la intención del guión firmado por Jeremy Slater.

Lo dicho pues, que Aninal de compañía empieza como un previsible thriller de psicópatas, pero tras el giro de guión que sufre a media película entra en una especie de sinsentido. Es una lástima porque la película emana una sensación de que podía haber estado mejor resuelta sin este intento de rizar el rizo con un giro argumental hacia el descalabro.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia:  Dos caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: todo el que tenga que llevar o recoger a algún chucho a la perrera. Cuidadito por donde le llevan, no sea que se encuentre en una situación similar...

No recomendada por Kuato a: abueletes callejeros y gente indigente. Que no se fíen de las lindas damiselas que merodean por ahí.

Ego-Tour de luxe por: la idea de crear una jaula para meter dentro a chatis imponentes, aunque tal vez mi mente es muy calenturienta y estoy pensando en otras cosas...

Atmósfera turbínea por: ¿de verdad nadie en esa perrera se entera de lo que sucede ahí?

 

■ ANIMAL DE COMPAÑÍA. "Pet" (2016). Dirección: Carles Torrens. Guión: Jeremy Slater. Reparto: Dominic Monaghan, Ksenia Solo, Jennette McCurdy y Da'Vone McDonald. Estreno en Venusville: 16/06/2017.

 

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