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ASESINOS DE ÉLITE crítica: Nasíos pa matá

   

Nasíos pa matá

Jason Statham, Robert De Niro y Clive Owen, en el
triángulo más asesino desde los ángeles de Charlie

Por Da II

 

<Quizá la mejor definición para esta película es que no se sabe muy bien si sube o si baja. Si sirven para algo estas expresiones, siempre algo xenófobas, que definen la idiosincrasia de los pueblos, así al por mayor, como los bazares de los chinos. Vamos, por espíritu, sin ninguna duda, estamos ante una película gallega.

   Más allá de que no le hubiera venido mal algún papel para el “nunca mais” Tosar (subiría el nivel), el gran problema de esta cinta es que uno no acaba de tener claro si le gustan más el marisco o los conejos, el mar y la tierra, como bien dirían en Espartaco. Al final, la cinta se queda en una mezcla sin sustancia en una de esas tramas de conspiración maquiavélica de tinte político económico (las típicas que protagoniza el guaperas Clooney) y las habituales historias que protagoniza Statham a base de carreras y mamporros. Lo que viene a ser como decir que es un remix entre Mortadelo y Filemón y El Crack, si Landa en algún momento de su carrera hubiera dado la talla para ser un agente de la SAS.

 

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"Repite que no nos cogieron en La pantera rosa 2 porque en la 1 estuvimos mal, y te mato"

 

   En el fondo, la trama, soldados de la SAS en operaciones encubiertas, contratos petrolíferos, mercenarios, venganzas y traiciones, se ajusta mucho más a un tratamiento de película de espías, con más o menos acción, pero con esos giros y suspense propia de las películas de espías. Sin embargo, no hay ninguna inflexión en el ritmo que acentúe cualquiera de estos principios. Todo sucede en una perfecta monotonía, repleta de tópicos y típicos, adecuada para Transporter pero no para esta historia. Así, si bien durante toda la película unos siguen y vigilan a los otros, y los otros siguen y vigilan a los unos, la sensación que queda es que toda esa vigilancia que debería aportar suspense y riesgo se queda en la emoción de paparazzi que aspira a sacar una exclusiva de que realmente el rollo “Waka-Waka” de la Shakira y el Piqué es una tapadera para la verdadera historia de amor que mantienen éste y su compañero en el centro de la defensa.

   Siempre, desde esta página, he abogado porque el amigo Statham sería un James Bond mucho más adecuado para esa nueva visión que le quieren dar al agente secreto que el chico del anuncio Martini. No obstante, el londinense (es que encima sería el primer Bond originario de Londres) se acerca ya demasiado al síndrome Van Damme, o sea a que el personaje siempre está por encima del protagonista. Este es un riesgo muy repetido en los actores que se dedican al género de la  más pura acción, pero en el caso de Jason empieza a acercarse peligrosamente a ser siempre él; ya interprete a un cura, un legionario o el hermano travestido de algún presidente de los USA mohicano. Si hasta el intrépido Stallone ha sido capaz de ofrecer algunos matices a los diferentes personajes de su carrera…

 

  "Jason Statham se acerca al síndrome Van Damme, o sea a que el personaje siempre está por encima del protagonista ya interprete a un cura, un legionario o el hermano travestido de algún presidente de los USA mohicano"  

 

   Desde luego una de las gracias, o gracietas, de la cinta es su ambientación en los años ochenta. Y en eso esta todo el reparto, que intenta más o menos dar una apariencia de patillas y bigote para adecuar su físico a la época; todos no, como se anunciaba en los prólogos de Astérix, siempre queda un irreductible que la da lo mismo estar en los ochenta, en la edad media o el futuro, no hay ni un cambio en su aspecto, casi ni siquiera en su vestuario, más o menos como Van Damme. Es cierto que a  un servidor eso de los ochentas, las hombreras, Loquillo, la bruja Avería y Kortatu le quedan un poco lejos, pero me atrevería a recordar que la barba de dos días y la calvicie rapada al cero no estaban muy en boga.
 
   Claro que en esto de adaptarse a los tiempos, aunque sean los pasados, no es el amigo Jason el único que peca de cierta obsesión de modernidad. No recuerdo, si a mitad de los ochenta eso de las microcámaras de cable era una de las modas, junto con el VHS y el Betamax, y debido a las restricciones presupuestarias de la web tampoco he podido realizar el estudio histórico que se merece. Aún así, y detalles a un lado, la interconexión que mantienen en todo momento los personajes, con medios más o menos de la época, walkies, cábinas y demás, es más demasiado de este mundo actual enganchado al Facebook, más que a cualquier film de ese momento histórico donde el uso de los pinganillos eran una excepción y no lo normal. Claro que la verdad es que para ser los ochenta los tipos no dejan de tener un aspecto setentero que echa para atrás, pero bueno, serán unos nostálgicos.

 

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"Hombre tú con Skakira no, pero con la `transformera` Rosie Hungtinton-Whiteley, sí"

 

   A pesar de todo, la película se deja ver. Lo que tiene que la interpreten el trío maravillas del reparto, y una fotografía realmente lograda. No voy a insistir en el problema del excesivo metraje porque es casi como lo del mejillón cebra, un mal endémico difícil de erradicar. Lo mismo que en insistir en rejuntar nombres de postín bajo el mismo cartel. Esto de juntar a actores de renombre en la misma película, no sé muy bien la razón, pero solo en contadas ocasiones termina por funcionar. Viene a ser aquello de que  no hay suficiente metraje o cámara para tantos primeros planos, o tanto protagonismo.  Al final, casi siempre, a uno le queda la sensación de que son principales que no aceptan el rol de secundarios, o secundarios que solo intentan quitarle la estrella al principal. Quizá sea una cuestión de caché y marketing, y que no puedan hacer de malos del todo de cara al riesgo de futuros papeles.

   En el caso presente, además, ninguno de ellos está especialmente horrible. De Niro consigue dar consistencia, gracias a su oficio, a un personaje que ni siquiera da para eso; mientras a Owen la única pega que se le puede achacar es que realmente su personaje y su interpretación lo tenían todo para haber supuesto mucho más peso y complejidad, pero cumple superando todos los vacíos e incongruencias. Siendo realmente el  protagonista, el amigo Statham, el más flojo, porque realmente su personaje daba para arriesgarse más. Debería de probar y no limitarse a ser siempre él, caiga quien caiga, sea el tiempo que sea./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
 

Recomendada por Kuato a: los amantes del retro. La verdad es que todo tiene más un aire retro confuso. A buen seguro que el encargado no sabía quien fueron los Duran Duran.

     
 

No recomendada por Kuato a: los indignados. Si resulta que las conspiraciones petrolíferas y el gobierno de los banqueros ya estaban allí en los ochenta, y más allá, cuánto tiempo perdido en ocupar Sol y Pl. Catalunya.

     
  Ego-Tour de luxe por: sin duda para Dominic Pourcell, la mejor interpretación y caracterización con mucha diferencia de la película. Tanta estrella para que al final el mejor sea un secundario.  No es cuestión de planos y minutos si no de entrega y talento.<
     
  Atmósfera turbínea por: a medias entre el bigotito del amigo Owen (sí, es de la época, pero no le pega nada con el peinado, el sueldo no llegaba para tanto) y el primo de Bin Laden instigador de la venganza, siguiendo la ecuación universal de moro malo igual a Osama.

 

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Norbit<br />Lo mejor es lo de la silla. Impresionante, no tengo palabras. Robert De Niro en cambio, sale solo para cobrar, con esas barbas parece un naufrago.

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