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BABY DRIVER crítica: Granujas a todo ritmo

Edgar Wright se casca en Baby Driver un thriller motorizado que nada tiene que envidiarle a Drive

ROBERT THORNHILL

Esta vez no nos han engañado, y todo lo que prometía ese adrenalítico tráiler de Baby Driver no era un burdo reclamo comercial. Estamos quizás ante la película de acción del año 2017 y que reafirma a Edgar Wright como uno de esos directores que nunca deja indiferente, que ya es mucho decir. Después de haber completado brillantemente su trilogía del cornetto compuesta por tres frikadas como Zombies Party, Arma fatal y Bienvenidos al fin del mundo, que nos dejaron muchas escenas para el recuerdo, y tras su espantada del proyecto marveliano Ant-Man después de haber escrito, según palabras del mismísimo Joss Whedon, un guión divertido e irreverente, Edgar Wright consigue con Baby Driver ponerse al nivel de los grandes directores-guionistas con sello de marca registrada estilo Tarantino, Ritchie o nuestro añorado Tony Scott.

A partir de un videoclip del año 2003 que él mismo realizó para el grupo Mint Royale, donde un conductor esperaba a un grupo de atracadores mientras el tío flipaba en el coche con la canción “Blue Song”, Edgar Wright hace un ejercicio de virtuosismo cinematográfico fusionando como nunca la banda sonora con lo que está pasando en pantalla. Si esos clásicos musicales de Pulp Fiction o Reservoir Dogs formaron parte sustancial del mito de ambas películas, Baby Driver se vale de la música para ir marcando los tiempos de la acción y se podría utilizar la expresión “thriller musical” para bautizar este nuevo género que nos presenta Wright.

 

Baby Driver: acción

“¿Cómo no voy a conducir bien, si he visto Driver y Drive 27 veces cada una?”

 

El eje de la historia es un chaval de nombre genérico Baby, que con su aspecto desgarbado, sus gafitas de sol, y esos auriculares siempre enganchados a las orejas, dibujan un personaje aparentemente autista pero que poco a poco, canción a canción, nos va sorprendiendo más y más hasta convertirlo en ese hijo que todo el mundo querría tener. Es una versión teenager del Ryan Gosling de Drive, frío, seguro de sí mismo y guapetón, pero que en lugar de enamorarse de su vecinita de al lado inicia un tierno romance con una camarera angelical, Lily James, que le sirve de motivación para intentar acabar con su anterior vida de conductor de atracos y malas compañías, con el fin de escapar idílicamente con su nuevo amor.

“Edgar Wright consigue con Baby Driver ponerse al nivel de los grandes directores-guionistas con sello de marca registrada estilo Tarantino, Ritchie o Tony Scott”

Además de esa capacidad innata que tiene Edgar Wright de crear pequeños héroes urbanos como nuestro Baby, el gran logro de Baby Driver es el tono descarado que tiene la película, llena de escenas barrocas y frases lapidarias propias del universo Tarantino, con espectaculares escenas de persecuciones de coches que nada tienen que envidiar a ningún Fast & Furious, coreografiadas al ritmo de clásicos setenteros que el protagonista Ansel Elgort elige para salir cagando leches cuando las cosas se ponen feas. Cada escena de la película tiene su canción y su escenario: romanticonas como el “Easy” de The Commodores para acompañar los momentos de amor adolescente entre Lily James y Elgort, o la cañera “Nowhere to run” de Martha & The Vandellas para salir a toda pastilla después de un atraco.

 

Baby Driver: acción

"Si supieran que lo que escucho es 'El auto nuevo' de Los Payasos de la Tele..."

 

Con este extraño carisma de este personaje y la cándida belleza de Lily James, entre los que se crea una química de cuento de hadas, el director crea un entorno de delincuentes durillos con gracia y personalidad que marcan el contrapunto perfecto al thriller sinfónico que conforma Baby Driver. El siempre único Kevin Spacey es el Lawrence Tierney de Reservoir Dogs o el George Clooney de Ocean’s Eleven: él es el capo que elige a su equipo y diseña sus atracos, y cuida a su Baby como si fuera su hijo de todos los criminales a sueldo sin escrúpulos que lo acompañan. A la cabeza Jamie Foxx, un tío duro de cojones de gatillo fácil y especialista en lanzar frases lapidarias, el más representativo del mundo tarantinesco en el que se mueve la peli. Tampoco desentona un gángster con estilo como Jon Hamm, que mantiene una tórrida relación con la latina explosiva Eiza González, un descubrimiento de su compatriota Robert Rodríguez, un auténtico bomboncito que saldrá en su próxima película Alita: BattleAngel.

Baby Driver lo tiene todo para petarlo este verano, y junto con Déjame salir es de lo mejorcito estrenado este año. Tiros, persecuciones en coche, escenas adrenalíticas, personajes con carisma, bucólicos romances Disney, humor y, sobre todo, es una película que huye de convencionalismos previos intentando crear un estilo único, demostrando una vez más que Edgar Wright es uno de los directores más brillantes de su generación.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

Recomendada por Kuato a: aquellos que les entra el subidón al poner la música a todo trapo en el coche.

No recomendada por Kuato a: los que no soporten al Ryan Gosling de Drive con esa flema y esa sensación de que se la suda todo. El prota de esta peli es una versión infantiloide de Gosling.

Ego-Tour de luxe por: esa escena genial en que Jamie Foxx, a la pregunta de “¿nos conocemos?”,  suelta un lapidario “no, porque estaría usted muerto”

Atmósfera turbínea por: que a la vista del final de la peli, mucho me temo que no nos salvaremos de una segunda parte, que no hará más que desprestigiar esta idea brillante de Wright.

 

BABY DRIVER. "Baby Driver" (2017). Dirección y guión: Edgar Wright. Reparto: Jon Hamm, Lily James, Kevin Spacey y Jon Bernthal. Estreno en Venusville: 07/07/2017

 

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