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CARNE DE NEÓN crítica: Snatch: putas y mangantes

   

Snatch: putas y mangantes

Los personajes de Guy Ritchie se pasan al pincho de tortilla, al tetrabrick de sangría y a la copita de chinchón

Por Ray Zeta

 

<Decía Quentin Tarantino acerca de Kill Bill que hay que ser muy bueno para copiar bien, y que si la había hecho había sido precisamente para ver cuán bueno podía llegar a ser (todo, absolutamente todo lo que sale en Kill Bill está cogido de títulos que Tarantino idolatra). Dijo también Ángel Sala en la última edición del Festival de Sitges cuando presentó su libro sobre la historia del cine fantástico español “Profanando el sueño de los muertos”, que el cine español no debe perder nunca su identidad y que él se emociona cuando ve en una peli detalles “tan nuestros” como una canción folclórica o un plato de comida autóctona.

   Pues Carne de neón hará las delicias de Quentin Tarantino y provocará que a Ángel Sala se le salten las lágrimas porque es una mezcla de ambas cosas. Un refrito del cine de directores de la talla de Guy Ritchie, Danny Boyle, David Fincher o el mismo Tarantino, pero reconvertido en un producto cien por cien español de los que podría proyectarse en “Cine de barrio” formando programa doble con cualquier película de Mariano Ozores.

 

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Si esto no es clavado a Snatch: cerdos y diamantes, que venga Guy Ritchie y lo vea

 

   Porque lo que hace Paco Cabezas es contarnos una historia copiando personajes, puesta en escena, y secuencias de acción de películas perfectamente reconocibles de los directores mencionados, o sea los que parten la lana en el género del thriller urbano, pero siendo lo bastante inteligente como para reciclarlo a la española hasta dotarlo de una identidad totalmente propia.

   Las presentaciones de los personajes son idénticas a las de Snatch: cerdos y diamantes; las persecuciones a las de Trainspotting; las entradas en los locales a El club de la lucha; y hasta cuando los protagonistas caminan en grupo parece sacado de la escena que acompaña a los títulos de crédito iniciales de Reservoir Dogs.

 

  "Porque todo Carne de neón rezuma espíritu de chándal Paredes, bolsa de plástico de Eroski, tetrabrick de Don Simón y puticlub de carretera general"  

 

   Pero si en estos títulos los personajes eran gánsteres de poca monta del extrarradio de Londres o vestían trajes negros con camisa blanca y corbata negra, en Carne de neón son quinquis, putas y macarras de barrio español que visten en chándal, fuman Ducados, beben whisky Dyc, tienen nombres como “Angelito” o “Canija”, y se llaman entre ellos “cabrón” o “hijoputa” con la misma facilidad que se dan la hora (diríase que estamos ante la peli con más tacos por minuto de metraje de la historia del cine, más incluso que El sargento de hierro).

   Porque todo Carne de neón rezuma espíritu de chándal Paredes, bolsa de plástico de Eroski, tetrabrick de Don Simón y puticlub de carretera general, y rezuma olor a fritanga y calimocho por los cuatro costados. Y ese es el triunfo de Paco Cabezas, contarnos la típica historia del típico thriller gangsteril inglés o yanky pero a la española y con unos personajes perfectamente reconocibles por el público nacional (y mal que nos pese auto-identificables).

 

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"Pues si tú eres Jason Statham, entonces yo debo ser Ewan McGregor"

 

   Historia que gracias a su buen oficio de director nos lleva de la comedia al cine negro con una habilidad encomiable para jugar con el espectador como si de una teleñeco se tratara. Tan rápido hace que te descojones con sus carismáticos personajes y sus desternillantes diálogos (Angelito y la Infantita, además de estar descritos como los ángeles tienen momentos dignos de Paco Martínez Soria y Lina Morgan, vean sino la escena del vídeo porno o la presentación del “kit de follar”), como que te devuelve a la tierra con una patada en los mismísimos al mostrarte que esos personajes tan simpáticos son en realidad unos hijoputas de tomo y lomo que igual trafican con mujeres y bebés, que secuestran o matan si así lo requiere la situación.

   Hablamos pues de un thriller que divierte, sorprende e interesa, protagonizado por personajes tan "entrañables" como camellos con complejo de Edipo, macarras disociativos, putas alzheimicas, travelos almodovarianos y gánsteres scorsesianos, como si Snatch: cerdos y diamantes hubiera sido filmada en el Vallecas madrileño, el Raval barcelonés o Los Pajaritos sevillano, en vez de Londres, y con putas y mangantes en vez de con cerdos y diamantes./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     
     
 

Recomendada por Kuato a: espectadores que les guste ver el cine de Guy Ritchie mientras saborean un pincho de tortilla y una jarra de sangría.

     
 

No recomendada por Kuato a: espectadores que se escandalicen por diálogos con tacos. Aquí para decir “te quiero, cariño” dicen “Cómeme la polla, so puta”.

     
  Ego-Tour de luxe por: la escena del “mercado de esclavas”. Sencillamente terrorífica, con el actor de TV3 Miquel Sitjar componiendo un matón a sueldo tan cabrón como el Frank Nitty de Los intocables de Eliot Ness.
     
 

Atmósfera turbínea por: que no haya previsto filmar una secuela con la Infantita y Ángela Molina de atracadoras de bancos a lo Penélope Cruz y Salma Hayek en Bandidas.

 

 

   

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2 Respuestas

  1. Anónimo
    Carne de copión<br />"Hay que ser muy bueno para copiar bien", dice el sobrevalorado Tarantino. Pero hay que ser todavía mejor para no copiar, digo yo. De todas maneras, "Carne de neón" es un buen y aceitoso refrito. Inolvidable el "Angelitooo". La peluda
  2. Anónimo
    Carne de mi carne<br />Esto es como si Guy Richi hubiera hecho una peli del Torete y el Vaquilla pero bien hecha. Buena película. Darth Vater

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