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CENICIENTA crítica: Ser o no ser (cursi)

Adaptación real de Cenicienta aún mucho más cursi que la versión animada, que ya es decir

ANNA BOU

"Ser o no ser" ha dejado de ser la cuestión. Ahora, la pregunta es "ser cursi o no ser cursi", o al menos eso es lo que debe preguntarse el shakespeariano Kenneth Branagh después de esta adaptación que ha filmado de “La Cenicienta”, sin duda alguna, con una cámara de color rosa al hombro. Nuestro gozo en un pozo, y eso que teníamos muchas esperanzas depositadas en esta enésima recreación de cuento, de la que esperábamos una Cenicienta de carne y hueso, con aristas, una Cenicienta humana, vaya.

El argumento... ¿hace falta explicarlo? No se dejen engañar por los comentarios de que estamos ante una historia distinta, porque es la misma Cenicienta de toda la vida, sólo que peor, por el simple hecho de no aportar nada. Con los tiempos que corren, con lo que ha llovido, y todavía estamos con las mismas gilipolleces (con perdón) de la niña mona y buena cuyo destino en la vida es azulear junto al príncipe de mallas apretadas. Alguien dirá: ¡es un cuento! Sí, pero un cuento también debe adaptarse a los nuevos tiempos, a la nueva mentalidad, si no, qué necesidad tenemos de él. Con dos piedras y un palito también obtenemos fuego, pero preferimos un mechero para encender el cigarrillo… Evolución, por Dios, ¡evolución!

 

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Por no hablar de esa moralina baratísima y superficial: los seres humanos incuban maldad por naturaleza, pretender ocultarla (y no domesticarla) es una maldad en sí misma, y esta Cenicienta es tan absolutamente cándida (incluso más pava que la original, lo que oyen) que roza el cinismo. Pongamos un ejemplo: el padre le pregunta a Cenicienta: “qué quieres que te traiga de regalo, tus hermanastras me han pedido sombrillas y encajes, y tú, querida hija, ¿qué quieres?” Y la virginal responde: “deseo la primera rama del camino que roce tu hombro”. Moraleja: niños del mundo que os atrevéis a pedir un regalo material, sois la futura escoria humana.

En cuanto a los actores, la gran baza de la película, tenemos a Helena Bonham Carter como el hada madrina: la conocimos como cándida inglesita en Una habitación con vistas, y con el tiempo se ha convertido en una excéntrica adorable. Es ver en pantalla a Helena Bonham Carter, y sonreír, todo en uno, aunque su aparición sea más bien testimonial. Y, por supuesto, Cate Blanchett, contoneándose como un cisne negro, glamurosa y bellísima, y construyendo un buen papel, el de madrastra malvada, pero para mi gusto demasiado teatrero.

"Todavía estamos con las mismas gilipolleces de la niña mona y buena cuyo destino en la vida es azulear junto al príncipe de mallas apretadas"

De acuerdo, esta clase de papeles exige y permite una talla XXL en la gestualidad, pero para esto no hace falta parecer la estatua del Laocoonte, como si la cámara, en vez de filmar, esculpiera. Recordemos, por ejemplo, a Glenn Close en 101 Dálmatas o la reciente Mery Streep en Into the Woods, ellas son el ejemplo de unas malas malísimas perfectas, aunque siempre sea un placer ver a Cate Blanchett en pantalla.

La película tiene una muy buena realización, sin duda alguna, mucho ejemplo moralizante de la austera ramita en el hombro, pero aquí se los han gastado, sobre todo, en el ampuloso vestido de fiesta de Cenicienta: capas y capas de tul, tan amplia es la falda que allí puede esconderse  Kenneth Branagh cuando vea que ya no queda nada del Kenneth Branagh de antaño.

 

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Los efectos especiales están logrados, sobre todo en la transformación de la calabaza en carroza, o en sus conductores y sirvientes: ese lacayo Sr. Lagarto, sobre todo cuando está a medias de su transformación, aporta un toque grotesco a la vez que humorístico que no le viene nada mal a una película que se toma demasiado en serio. Y curiosamente, los personajes que están más bien tratados, según mi humilde criterio, son los ratones; estos animalillos amistosos sin excesos son los que salen más airosos de la tarta pegajosa que es esta película.

Pero vayamos a los zapatos de cristal: así como en el cuento de Disney, el dibujo de los zapatos de cristal era sutil y la imagen delicada, al traspasarlo a la realidad se convierte en un despropósito, por mucho cristal de Swarovski que sea. Ese horror de zapato rígido con el que es imposible caminar (o te la pegas o te vuelves coja para toda la vida), ese bloque de cristal muerto que debe cortar como una cuchilla asesina que directamente te corta el pie... Aunque, bien pensado, una Cenicienta lisiada, coja, adquiere tintes la mar de interesantes. Pero claro, este ya sería otro cuento, demasiado oscuro para un príncipe azul celeste.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: que quieran ver el mismo cuento de siempre.

No recomendada por Kuato a: los amantes de Shakespeare, que sepan que no por saberse Hamlet de memoria, están vacunados contra el virus de la cursilería.

Ego-Tour de luxe por: los ratones, los que mejor saben estar en su lugar.

Atmósfera turbínea por: que la película está siendo un taquillazo en Estados Unidos y en China. Houston, tenemos un problema.

 

CENICIENTA. Estreno en Venusville: 27/03/2015

 

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