COMANCHERÍA crítica: Quien roba a un ladrón... - Web de cine fantástico, terror y ciencia ficción

Western con Chris Pine y Ben Foster de ladrones patosos y Jeff Bridges de sheriff cascarrabias

El western es un género que nunca morirá. Un claro ejemplo es Comanchería, donde no faltan los clásicos elementos de las películas de este estilo: unos ladrones de bancos, unos puebluchos perdidos en el oeste de Texas, lugareños muy machistas que discuten por ver quién la tiene más larga (figuradamente), mucho polvo por el camino y, sobre todo, un sheriff, en este caso bastante madurito y muy, pero que muy persistente. Por cierto, vaya traducción se han sacado de la manga con el título, ya que Hell or High Water, el nombre original, viene a traducirse más o menos como "Contra viento y marea", que refleja mucho mejor el mensaje que David Mackenzie nos transmite en su película.

La crítica social es evidente en Comanchería, donde una pareja de hermanos decide robar en sucursales de un banco de la zona que está a punto de expropiarles el rancho familiar, para así conseguir el dinero necesario para levantar la hipoteca y los intereses brutales generados por la misma. El banco, ese monstruo eterno que se dedica a torturar a la pobre gente de a pie, es, una vez más, el verdadero villano de la historia, no esos dos Robin Hood del siglo XXI (bueno, en realidad se dedican a robar para ellos mismos, así que no sé si ésta es una buena definición). A partir de aquí ya entramos en el dilema sobre si los buenos son tan buenos y los malos son tan malos. Esta denuncia social es típica en el cine de Mackenzie, que hace tres años ya mostraba las deficiencias del sistema penitenciario británico en Convicto.

"Te digo que por mucho que te tiñas y te pongas orejas puntiagudas, se darán cuenta"

Como suele suceder en muchas de las películas dirigidas por Mackenzie, el punto clave donde se apoyan las mismas es en el trabajo interpretativo. En Young Adam, Ewan McGregor y Tilda Swinton, además de montárselo en una barcaza, nos mantenían en vilo en medio de una atmósfera perturbadora. En Convicto, drama carcelario, eran Jack O'Connell y Ben Mendelsohn los que mantenían ese pulso interpretativo, pero en este caso sin montárselo, que quede claro. En esta ocasión contamos con un verdadero tridente, ya que por un lado tenemos a Chris Pine y Ben Foster como los hermanos ladrones, el primero como cerebro de la banda y el segundo como el más impulsivo, y por el otro al gran Jeff Bridges como el veterano sheriff. Ambos bandos mantienen un duelo apasionante sin apenas coincidir en la película (solamente un par de veces en el tramo final). A Chris Pine, rollitos Star Trek al margen, le ha llegado su madurez interpretativa, y si encima tiene un oponente como Jeff Bridges, mejor que mejor.

"El western es un género que nunca morirá. Un claro ejemplo es Comanchería, donde no faltan los clásicos elementos de las películas de este estilo"

Tengo comprobado que los westerns, sean de corte clásico o actualizados como es el caso, funcionan mejor si el personaje del sheriff funciona (si tiene que salir sheriff, obviamente). En esta caso, no sólo funciona sino que nos ofrece los momentos más brillantes de Comanchería. El sheriff está de vuelta de todo, pero mantiene su instinto al 100 % y está empecinado en cumplir con su deber hasta el final. La pareja que hace con su ayudante, de origen indio, es brutal, ya que Bridges se está metiendo constantemente con él por medio de chascarrillos de corte racial. Lo hace de forma divertida pero al mismo tiempo es un fiel retrato del típico sheriff sureño.

"Mientras no parezcamos R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal 2, todo irá bien"

Pero no sólo de personajes vive Comanchería, ya que toda la película está repleta de elementos interesantes. Persecuciones, tiroteos, robos... Todo en su justa medida, porque sin ser una película de acción brutal, en ningún momento decrece el interés por lo que estamos viendo en la pantalla. Los atracos, salvo cuando la cosa se complica, son totalmente creíbles. No se está robando el Banco Central de New York, sino que se roba una oficinucha de uno o dos empleados de un pueblo polvoriento, y además el atraco es por dos aficionados, de forma que los robos son ramplones y repletos de situaciones pintorescas, como cuando atracan una oficina en la que está el típico abuelo cowboy que ante la pregunta de si está armado responde que naturalmente. Es lo que se lleva por aquellos parajes...

Comanchería es un western contemporáneo que encajaría en cierta medida con el cine de los hermanos Coen, aunque sin llegar a sus niveles de violencia inclasificable, y hasta diría que la influencia de Cormac McCarthy se hace palpable. Taylor Sheridan (ojito a esta nombre, ya que debutó como guionista con Sicario, ahí es nada) le pone en bandeja un libreto fenomenal a Mackenzie, que nos acaba brindando uno de los westerns más notables de los últimos años.

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