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COMBUSTIÓN crítica: Rápidos, furiosos y españolitos

   

Rápidos, furiosos y españolitos

Fast & Furious a la española con Álex González
y Alberto Ammann de Paul Walker y Vin Diesel

Por Ray Zeta

 

<Que Daniel Calparsoro es el mejor director español de cine de acción actualmente no lo discute nadie. Los más que dignos tiroteos y persecuciones automovilísticas de Invasor realizados mirando por el retrovisor la trilogía de Jason Bourne son buena muestra de ello (sí, ya sé que el hombre no es Tony Scott, pero como no dispone de los presupuestos que manejaba éste, ni tampoco tiene su mal de San Vito a la hora de montarlos, ni falta que le hace). Por eso que se confíe en él para facturar millonarios productos accioneros comerciales es más que lógico. El problema viene cuando estos productos comerciales son demasiado comerciales, porque si Invasor aún hacía gala de cierta sobriedad tanto en su temática como en su narrativa y puesta de escena, con este Combustión Calparsoro suelta el freno de mano y pone la directa (nunca mejor dicho), sacudiéndose los complejos españolitos, y factura un producto pro-yanqui de lo más exagerado.

   Se trata de rodar una peli sobre carreras ilegales de coches para que la vaya a ver el mayor número de gente, ¿no? Muy bien, pues pensemos... ¿Cuál es la saga de carreras ilegales de coches por antonomasia? The Fast & the Furious, claro. ¿Y cuál es el público que más va al cine? El adolescente, por supuesto. Pues ya está, el secreto es rodar un Fast & Furious a la española para adolescentes. Y eso es lo que ha rodado Daniel Calparsoro muy bien rodado aún a precio de basarse en un guión que para nada está a la altura de su dirección por tramposo, facilón y nada creíble: una peli con una acción trepidante muy bien conseguida a partir de un guión totalmente insostenible. Aunque créanme si les digo que teniendo en cuenta al perfil de espectador al que va dirigido el producto, eso será lo de menos, como se demostró en el pase de prensa abierto a público con invitación (parecía que las invitaciones se hubieran repartido todas por los polígonos extrarradiales de toda España).

 

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"Entre Vin Diesel y Patrick Swayze, prefiero al Swayze que tiene más pelo"

 

   Coches molonguis, tías aún más molonguis, y carreras ilegales de coches a todo trapo con escenas videocliperas a cámara lenta. Esos son los elementos con los que juega Combustión de manera tan tramposa como un pitufo verde. Álex González (haciendo las veces de Paul Walker) representa que es un niño pijo de los de porsche, avioneta y un fondo de armario que ni Richard Gere en American Gigolo, y sin embargo habla con un acento tan quillo que cualquiera diría que se ha criado en un barrio de barracas (suerte que en X-Men: Primera generación hablaba en inglés). Como debe ser tentado antes de casarse, nos ponen dos tías de lo más evidente. Mientras la prometida (María Castro), es una pánfila clasicona como las que salían en el vídeoclip “Amo a Laura”, y casta y virginal hasta el punto de follar a oscuras con un sábana agujereada, la amante es una femme fatale buenorra (Adriana Ugarte) de piernas interminables que mueve el culo como si llevara una orquestra dentro, y echa unos polvazos que ni Ginger Lynn es sus años mozos. Y así claro, qué va a hacer el pobre chaval…

 

  "¿Cuál es la saga de carreras ilegales de coches por antonomasia? The Fast & the Furious, claro. ¿Y cuál es el público que más va al cine? El adolescente..."  

 

   Y no sólo eso, los atracos son perpetrados para costearse las mencionadas carreras (sí, igualito que en A todo gas), la banda elige a Álex Gozález como víctima, y oh casualidad de las casualidades, resulta ser un ex-piloto profesional que conduciendo les pasa la mano por la cara a todos. No cuela, como cuela menos aún el mafioso que controla las carreras y que ejerce de villano en la subtrama de la apuesta (se supone que debe dar miedo, pero se ve tan impostado que asusta menos que los “manos blancas” Charles y Robert de Oliana Molls). Por no hablar del segmento que Alberto Ammann y Adriana Ugarte se llevan a Álex González de marcha. ¿Alguien se traga que…? 1: acceda a salir de fiesta con ellos; 2: consiga hacer lo que le piden con esa facilidad (que me digan dónde está esa discoteca, que si se liga con esa facilidad pibonazos que van en Lexus me voy para allá todos los fines de semana); y 3: tenga ese desenlace ridículo tan mal resuelto.

 

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"Estate tranquilo, que Adriana no es un marimacho como Michelle Rodriguez"

 

   Mejor conseguido está el personaje de Alberto Ammann (aquí el Vin Diesel de turno). El más complicado de la película, y el hispano-argentino lo resuelve con la mejor interpretación de su carrera hasta el momento. Su misión: convencer a Álex González (y a nosotros) de que se pase al lado oscuro metiéndole la adrenalina en el cuerpo. Como un demonito rojo que te habla al oído, como Darth Vader a Luke Skywalker, como Patrick Swayze a Keanu Reeves en Le llaman Bodhi… Y válgame Kuato que lo consigue y de qué manera (claro que para tal empresa tiene como aliada a Adriana Ugalde, lo que, no nos engañemos, ayuda y mucho). Precisamente uno de los mejores momentos del film emana espíritu Le llaman Bodhi por los cuatro costados: Alberto Ammann llevando a Álex González al límite hasta convencerlo de cometer una imprudencia automovilística tan temeraria como inconsciente de consecuencias fatales… estando él también en el coche (no pongan esa cara de incrédulos, Keanu Reeves también saltó en Le llaman Bodhi del avión sin paracaídas y bien que nos lo tragamos).

   Y es que no me cansaré de repetir que Combustión está brillantemente bien filmada, y que por ello las escenas de acción motorizadas son cojonudas. Lástima que al ir destinada a un perfil de público poco exigente por ser predominantemente adolescente se haya descuidado tanto el guión (ya se sabe, “pa qué” guión, saliendo esos coches y esas tías…). Con lo bien que hubiera podido estar la peli si se hubiera cuidado como en la saga que ha tomado como modelo (no digan que desde la llegada de Justin Lin a la dirección, las entregas no han ido mejorando a cada episodio). Paco Cabezas consiguió triunfar en ambos apartados, guión y dirección, copiando el cine de Guy Ritchie en Carne de neón, así que, ¿por qué no va a poder hacerlo Daniel Calparsoro copiando las F&F? Que vuelva a intentarlo en una segunda parte con un guión comme il faut, y ya puestos, para acabar de dar el pego que tiña a Álex González de rubito, que rape la cocorota a Alberto Amman y lo ponga cachas, y que titule a la peli: “Rápidos, furiosos y españolitos”./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
 

Recomendada por Kuato a: “nengs” de coches tuneados, consumidores asiduos de discotecas maquineras, y rutas de bacalao diversas de fin de semana.

     
 

No recomendada por Kuato a: espectadores que en lo que a carreras de coches se refiere, se hayan quedado en el clasicismo de La carrea del siglo.

     
 

Ego-Tour de luxe por: el momento citado “Le llaman Bodhi”, aunque no se emocionen demasiado, que Vin Diesel hace casi lo mismo con un tráiler en llamas al principio de F&F 4.

     
  Atmósfera turbínea por: que tomando de modelo las Fast & Furious, no hayan colocado ningún tema de reggaetón en ningún momento. Será por el Síndrome de Estocolmo, pero no saben cómo lo he echado de menos.

 

 

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