DÉJAME SALIR crítica: Adivina quién viene a sufrir esta noche

Thriller, terror, racismo y violencia extrema de lo más cafre para divertirse en Déjame salir

■ BETO

¿Quién no recuerda un clásico del cine como Adivina quién viene esta noche, película en la que Katharine Hoghton llevaba a su novio, Sidney Poitier, a cenar a casa de sus padres sin que éstos supiesen que era negro? Pues este es el punto de partida de Déjame salir, aunque claro, sólo tiene este punto de similitud. Antes de ese momento, asistimos a una escena inicial en la que ya intuimos que a nuestro protagonista Daniel Kaluuya no le van a ir muy bien las cosas y que mejor le hubiese haber tenido en frente a Spencer Tracy por muy cascarrabias que fuese, que no a la familia con la que se va a encontrar...

Jordan Peele dirige con inteligencia este intenso thriller. Si, digo thriller porque es un error catalogar a esta película como lo más terrorífico visto en años. Nada más lejos de la realidad, ya que Déjame salir no es una película de terror. Peele se atreve a poner sobre la mesa y sin tapujos el tema del racismo en los Estados Unidos aunque sea políticamente incorrecto, y exponer su situación actual una vez ha vencido el mandato de Obama. Podemos observar claramente el contraste entre las generaciones actuales y las que habían estado acostumbradas a ver a la raza de color como ciudadanos de segunda y que aún les cuesta digerir el cambio de rol de los que eran sus sirvientes hasta hace unos años. Los sucesos de Déjame salir muestran un claro paralelismo con la situación de esclavismo de la raza negra durante muchos años y el camino que queda todavía por recorrer.

"Me siento la versión negra de Ashton Kutcher en Adivina quién"

Es muy interesante ver cómo Peele toca un tema tan peliagudo en la sociedad americana como el racismo partiendo de una película con tintes de terror y que no está exenta de humor negro (no va con segundas). Esas sonrisas y amabilidad de los maduritos blancos no dejan de conseguir transmitir incomodidad. Todas esas loanzas a la raza negra y a sus personajes icónicos (Obama, Tiger Woods, etc.) no dejan de ser estremecedoras y hacen presagiar que algo muy oscuro se esconde detrás de tanto peloteo. Hablando de humor, a pesar de que nos proporciona en la comisaría uno de los momentos más divertidos de la película, el amigo de Daniel Kaluuya es un personaje que no se sabe muy bien qué pinta allí. Si se hubiese prescindido de él la película no se hubiese resentido lo más mínimo.

Pero sin duda hay dos elementos que son fundamentales en el éxito de Déjame salir. Por un lado, el calado de los personajes. En una esquina del ring, la familia de la novia del protagonista Daniel Kaluuya, de la cual destacaríamos a la madre, interpretada por una excepcional Katherine Keener, a la que tras verla en acción creo que me acojonaré de por vida cuando vea que alguien remueva su taza de té o café con una cucharilla. Los que vean la película ya me entenderán...

"Es muy interesante ver cómo Peele toca en Déjame salir un tema tan peliagudo en la sociedad americana como el racismo partiendo de una película con tintes de terror"

En la otra esquina tenemos a los sirvientes de la casa. Su presencia, siempre amable y sumisa esconde algo muy, pero que muy tenebroso. Betty Gabriel, a la que pudimos ver en Election, la noche de las bestias, está estremecedora, a pesar de que se pase casi toda la película sonriendo... Todas sus intervenciones son para quitarse el sombrero, especialmente cuando habla en la habitación con Chris o en el coche al final de la cinta. De hecho, los comportamientos de los criados guardan cierto paralelismo con los abuelos de La visita, de Shyamalan. Las situaciones y el entorno en el que se desarrolla la película evocan en muchas ocasiones a este film.

El otro elemento a destacar, ya entrando en los elementos de la historia, es el tema de la hipnosis, que jugado de una forma inteligente y original es la otra de las bazas de las que dispone Peele para inquietar al espectador. El efecto que causa la hipnosis y que no desvelaremos mantiene paralelismos con la situación de indefensión y sumisión a la que se veían sometidos los esclavos negros (otra clara referencia al racismo).

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Para darle de comer aparte son los violentos últimos quince minutos, que son la consecuencia de todo lo vivido hasta ese momento y que son un auténtico desenfreno y un estupendo final de la historia. Jordan Peele además de dirigir, es el autor de este estupendo guión. Y no cabe duda que nos ofrece una historia llena de tensión e incertidumbre, a caballo entre el thriller y la crítica social.

¿Qué falla en Déjame salir para ser una película perfecta? Básicamente que algunas de las situaciones y giros argumentales que se nos van presentando son muy evidentes desde el segundo uno. Sí que se nos sorprende en ocasiones, pero en ciertos momentos lo que sucede es bastante previsible y parece sacado de otras historias (lo del librito con fotos que se encuentra "casualmente" Chris es de vergüenza ajena). Por otro lado, el motivo que impulsa a la familia a actuar de esa forma es inverosímil, pero no cabe duda que original. Con lo que nos llega a ofrecer Déjame salir podemos aparcar estos desencuentros y disfrutar (o sufrir) con esta historia interracial mientras tomamos un café... a poder ser sin cucharilla.

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia:  Copas de Yate

Recomendada por Kuato a: todo el que tenga que ir de visita a casa de los padres de su novia. Aún están a tiempo de evitar un descalabro...

No recomendada por Kuato a: seguidores del KKK y grupos similares. No sé si les acabaría de gustar lo que se traen entre manos esos blanquitos maduritos...

Ego-Tour de luxe por: el día de furia particular de Chris en la recta final. Como para encontrarse con él...

Atmósfera turbínea por: el numerito de las llaves del coche que no aparecían. No hacía falta caer en ese tópico cuando ya se sabía el resultado final.

■ DÉJAME SALIR. "Get Out" (2017). Dirección y guión: Jordan Peele. Reparto: Daniel Kaluuya, Bradley Whitford, Allison Williams, Catherine Keener,Betty Gabriel y Caleb Landry Jones.