DESIERTO crítica: Tiro al inmigrante ilegal

Jeffrey Dean Morgan practica el tiro al espalda mojada con Gael García Bernal en Desierto

La frontera entre los Estados Unidos y México ha sido el escenario de muchas y grandes películas. Sin pensar mucho nos vienen a la mente El Álamo y la independencia de Texas, o los duelos al sol ambientados en el Río Bravo, o el Tráfico de drogas que los cárteles mexicanos realizan a través de ella. En ellas se describen historias de acción con fondo de paisajes inhóspitos. En cambio, historias de raíz social como las de la inmigración clandestina han sido menos tratadas a pesar de que es una situación que se da desde ya hace bastantes años. Curiosamente, una de las historias de la película Babel del director mexicano Alejandro González Iñárritu trató el tema con Gael García Bernal como protagonista.

En Desierto, Jonás Cuarón, hijo del aclamado director Alfonso Cuarón, se adentra en una historia cuyo eje absoluto es el penoso tránsito de la inmigración ilegal a través de esa frontera en la zona desértica del sur de California. En ese punto la distancia métrica entre la cruda realidad social mexicana y el sueño americano, con su presunto esplendor, es la más corta aunque la dificultad para superarla pueda ser máxima por el desierto a cruzar. Y más si, a medio camino, el destartalado camión que transporta al grupo de ilegales dice basta y estos deben seguir a pie por parajes desconocidos. Aunque las cosas siempre pueden empeorar si a un gringo solitario y desarraigado le da por salir de caza humana por los andurriales, con su rifle de precisión con mirilla telescópica y su perro rastreador.

"Como vea por aquí al que hizo Cartas a Julieta le pego un tiro"

Desierto es sobre todo una película de imágenes. La imagen del propio desierto del título, espacio baldío como metáfora del abismo entre la pobreza y la opulencia. La imagen de la desesperación de los que huyen del no futuro y se dejan conducir como ovejas hacia el paraíso o al matadero... Aquí la película pasa de largo sobre el tema de las mafias que se lucran con este tránsito de gente. Incluso los guías no parecen malos tipos sino pobre gente que también se la juega por algunos pocos pesos. La imagen del desasosiego que siente la clase humilde americana frente a lo que ella ve como una invasión laboral y cultural, sin que la administración le ponga remedio.

"Espero que Donald Trump no vea Desierto, no sea que cambie de idea sobre el muro y apueste por otra solución más barata"

Pero en Desierto los personajes son planos, simples cuerpos en movimiento, de los que sabemos muy poco o nada. En el caso de los inmigrantes ilegales más protagonistas, muy bien interpretados por Gael García Bernal y Alondra Hidalgo, se explica alguna información de por qué buscan emigrar a los Estados Unidos aunque sus circunstancias sean recurrentes y poco relevantes. En cambio del gringo, interpretado con poca convicción por Jeffrey Dean Morgan, nada se sabe de su pasado ni qué le lleva a actuar como lo hace. Lo que si queda meridianamente claro es que la empatía que siente hacia su fiel can es inmensamente mayor a la que siente por el resto de la especie humana. No sólo desprecia a los pobres ilegales sino que tampoco aprecia en nada al agente de la autoridad que patrulla por los polvorientos caminos.

"Esta bien, lo confieso, yo hice Marido por sorpresa"

Sobre estas limitadas bases, Jonás Cuarón construye una trama simple pero efectiva que mantiene un buen ritmo en todo momento. Además, en los momentos en que la acción parece avanzar hacia un final anticipado, encuentra soluciones argumentales convincentes. Incluso la extraña coreografía de ballet que Bernal perseguido por Morgan describe en lo alto del cerro recuerda al Correcaminos y al Coyote. Lo que patina más es la variabilidad de la puntería de Morgan con el rifle. Al principio es puntería para apuntarse al equipo olímpico americano; al final, el cansancio no puede ser excusa para que falle más que una escopeta de feria a menos distancia y con un blanco más estático. Y lo más flipante es que use su rifle para eliminar a una serpiente de cascabel que acechaba junto a él. Lo normal es que se hubiese hecho un buen agujero en el pie.

Casualidades de la vida, el estreno de Desierto por poco no coincide con la proclamación de Donald Trump como 36 presidente de los Estados Unidos. Conocida es su absurda idea de levantar un muro en la frontera con México para impedir la inmigración ilegal. Esta obra faraónica que costaría una pasta ingente, y que deseo no se concrete, dice él que la pagarán los mexicanos pero que ellos no lo saben. Espero que Donald Trump, que ahora está a matar con el mundo del cine, no vea esta película, no sea que cambie de idea sobre el muro y apueste por otra solución más barata tipo la que aplica el presidente filipino Duterte con los drogadictos de su país.

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