Categorías

DOLOR Y DINERO crítica: El síndrome del falo vencido

   

El síndrome del falo vencido

Tíos musculosos, tías macizorras y mucha
acción: Michael Bay en su más pura esencia

Por Robert Thornhill

 

<En la sociedad actual se tiene asumido un falso y cuestionable mito, creado por puritanas psicólogas feministas huérfanas de lujuriosas noches: que los hombres sólo piensan en el sexo y que eso del cariño y la ternura son conceptos-atajo para llevarse al catre a la fémina en cuestión. Este tópico estrella, germen de estériles coloquios en locales nocturnos, si hay una persona en el mundo al que se le puede aplicar, es al hombre más envidiado y amante del lujo y desenfreno: Michael Bay. Le critican por todos lados tachándole de xenófobo, machista, videoclipero, repelente chovinista americano… pero a él esto se la trae floja mientras está plácidamente tumbado entre conejitas en la mansión Playboy, mientras aquí en Venusville, lo que nos importa es su condición de virtuoso del cine de entretenimiento que sabe lo que nos gusta, y que desde Dos policías rebeldes a Transformers , pasando por esa joya insuperable como es La Roca, se ha labrado una carrera donde su estilo es inconfundible siendo fiel a sus fans y a su público.
 
   Al igual que nuestro añorado Tony Scott hiciera en Domino, una versión sui géneris de la vida aventurera de la bella cazarrecompensas, en que su estilo machacón y ruidoso trascendía sobre la biografía real que se suponía que estaba contando, Dolor y dinero es, por encima de todo, una película de Michael Bay, una marca de fábrica inimitable que no engaña a nadie. La historia de este estrambótico y esperpéntico caso de unos burranganes cachillas que se quieren hacer ricos por la vía rápida, es para él el entorno ideal para hacer quemar toda su artillería, donde sus fobias y filias se acentúan al máximo dando como resultado posiblemente su obra más redonda hasta el momento. Los primeros quince minutos de la película son toda una declaración de principios, donde un  hercúleo Mark Whalberg afirma con orgullo que “Los EE.UU. es el país más musculoso del planeta”, se desprecia a los débiles y a las gordas (que se tachan de antipatrióticas) y, ¡cómo no!, se glorifica a la mujer diez con cuerpazos de infarto, estableciendo la búsqueda del American Dream como filosofía de vida. Como ven, imposible encontrar un traje mejor diseñado a la medida de Bay, por lo que el tío se ha dejado llevar más que nunca, dando lo mejor que tiene su buen cine palomitero, pero añadiendo a ese reconocido estilo una gran dosis de buen humor negro marca Coen y una insólita brutalidad contenida, con escenas muy sangrientas que firmaría el mismísimo Quentin Tarantino.

 

"Dice Michael Bay que o nos esmeramos o nos substituye por Vin Diesel, Jason Statham y Jason Momoa"

 

   Sólo J.J. Abrams (por ejemplo con su Star Trek 2: En la oscuridad) o Danny Boyle (Trance) igualan a Bay en su capacidad de imprimir un ritmo endiablado a sus pelis. Dolor y dinero empieza a 120 por hora, tiene puntas de 140, y en ningún caso baja de los 100, durando la mayoría de escenas como mucho un minuto, con lo que es imposible aburrirse o echarse una cabezadita. Mark Whalberg, Dwayne Johnson y Anthony Mackie, son un trío de taruguillos con el cerebro lleno de testosterona que de la noche a la mañana se pasan al lado oscuro de la ley, un argumento que es una constante en el cine de los Hermanos Coen (Fargo, El gran Lebowsky o No es país para viejos, tienen a gente corriente que se convierten en delincuentes atraídos por el dinero fácil, saliendo escaldados del intento).

 

  "El entorno ideal para hacer quemar toda la artillería de Michael Bay, donde sus fobias y filias se acentúan al máximo dando como resultado posiblemente su obra más redonda hasta el momento"  

 

   La película funciona por varias más razones. El ingenioso guión permite disfrutar de escenas disparatadas como la de la clínica para el tratamiento del pene teniendo al cachondo de Peter Stormare como cirujano anti-impotencia y con la salidorra enfermera Rebel Wilson, a cuya vagina ha apodado Michelle, hablando del “Sindrome del falo vencido” con un Mackie que también ha bautizado a su miembro viril como Ernesto. Por no hablar de la escena en que descuartizan un par de cadáveres con Whalberg medio desnudo con sus Calvin Klein, un delantal y una cofia, y ese psicodélico momento en que La Roca cocina en una barbacoa las manos amputadas de los fiambres para borrar las posibles huellas identificativas. Impagable.

 

"Eso es, que se note que nos dirige el mismo dire que Armageddon"

 

   También aciertan con todos y cada uno de los actores (excepto un exagerado Dwayne Johnson, que se pasa tres vueltas) destacando a un Mark Whalberg que en la comedieta tontorrona Ted no nos había hecho especial gracia, pero al que Bay sabe sacarle jugo humorístico en su rol de iluso fortachón bravucón (no nos extraña que lo haya reclutado para Transformers 4). A parte de la presencia de un histriónico Tony Shalhoub (el mítico detective Monk) como víctima propiciatoria y un, como siempre, impecable Ed Harris como poli retirado, una peli de Michael Bay no sería redonda ni reconocible sin la correspondiente chica-florero que dé un toque calentorro cuando sea menester. Para ello, el amiguete de Hugh Hefner habrá echado mano de su titi-agenda y después del preceptivo casting examinando minuciosamente las dotes interpretativas (dos) de las candidatas, la afortunada elegida ha sido la modelo israelí Bar Paly, una chica de muy buen ver, con unos labios que ni Carmen de Mairena y con más curvas que el Alpe d’Huez, quien curiosamente tiene un aire a Rosie Huntington Whiteley, la sustituta de Megan Fox en Transformers: El lado oscuro de la luna. No nos queda otra cosa que alabarle el gusto y esperar afanosamente a la nueva Bay-girl, Nicola Peltz, fichaje femenino confirmado para Transformers 4.

   Así pues, Michael Bay demuestra con esta peli que aparte de llenar la pantalla de fastuosos vehículos, militares yanquis y molones Transformers, y abrumarnos con escenas imposibles, es capaz de retornar a sus orígenes de Dos policías rebeldes, obsequiándonos con una peli de acción sinfín, con un humor negrísimo marca Coen y además, basada en hechos reales. Busque, compare y si encuentra algo mejor, mírelo./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Copas de yate
     
     
  Recomendada por Kuato a: los que les guste el cine de Guy Ritchie, por supuesto los Hermanos Coen y Quentin Tarantino, y no les molesten los inevitables tics de Bay: planos slowmotion, tías utópicas y su adoración por los coches y los helicópteros.
     
  No recomendada por Kuato a: los enganchados a “Crímenes imperfectos” que disfrutan con la cansina voz en off del narrador en la recreación de los hechos. Dolor y dinero frivoliza con ese crimen imperfecto y se mofa de los pardillos autores.
     
  Ego-Tour de luxe por: la escena del juicio final en la que una rencorosa Rebel Wilson confiesa que su exmarido tenía un pene pequeño y doblado en un ángulo de 25º. Este personaje junto al de Peter Stormare merecen un spin-off, pero ya.
     
  Atmósfera turbínea por: esos ilusorios gimnasios llenos de tías buenas paseándose alegremente en bikini, que pueden animar a ilusos espectadores a apuntarse a un gimnasio pensando que son una especie de clubs de striptease. Esto solo es posible en la calenturienta mente de Bay.

 

Facebooktwittermail

No hay comentarios

Agregar comentario