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EL CABALLERO OSCURO crítica: Cine definitivo, mito definitivo

   

Cine definitivo, mito definitivo

Christopher Nolan entra en el cine-Olimpo
al crear el superhéroe y mito bat-definitivo

Por Dr. Bishop

 

<Entre la pléyade de ángeles caídos (un Spielberg sodomizado violentamente por “CGI Indiana” Lucas) y abundantes ídolos de barro (como Shyamalan en plena descomposición artística y ya casi intestinal), distinguimos nítidamente cómo va ascendiendo hacia el Olimpo del Cine un director británico de tan sólo 38 años, Christopher Nolan. Es el tipo, perdón, el artista sideral que revolucionó el género superheroico con la excepcional Batman Begins. Tras ella nada volvió a ser igual, pues fue la gran mama creativa de la que chupó todo posterior relanzamiento de franquicia, con reenfoques más contemporáneos, realistas y exhaustivos ya fuera para grandes del celuloide (el James Bond de Casino Royale) o para superhéroes (Iron Man, Hulk y cualquier futura plagiada de la Marvel Studios).

   Nolan, con la inspiración exclusiva de un maestro de maestros, decide dar un gran paso para la humanidad, impensable y casi herético, al pasarse nuevamente por el forro todas las convenciones en El caballero oscuro. En primer lugar por romper la famosa maldición de que “segundas partes nunca fueron buenas”, siendo el nuevo film aún más completo, oscuro y caleidoscópico, si cabe, que su predecesor. En segundo lugar por arriesgarse con un casting inaudito, ya que más de un memo puso el grito en el cielo con las nuevas incorporaciones y resulta que Heath Ledger (Joker) y Aaron Eckhart (Harvey Dent) igual se acabarán peleando por el Oscar a mejor secundario.

 

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"Haga lo que haga Nolan, aseguráos de que saca mi perfil bueno"

 

   En tercer y más importante lugar, God Nolan consigue con El caballero oscuro trascender el propio género superheroico, algo prácticamente imposible debido no sólo a sus numerosas obligaciones explícitas (identidad secreta, gadgets, némesis, etc.) sino a los automatismos implícitos en su desarrollo argumental, como damisela en apuros, lucha final, etc. Nolan no rompe estrictamente dichas reglas, sencillamente las camufla bajo un cúmulo de virtudes pesadas como losas y propias del gran cine a secas: una dirección mesmerizante, un ritmo progresivo marca de la casa, una banda sonora tan antimelódica como arrebatadora, un tratamiento más propio del cine negro con Gotham y su status quo corrupto como un personaje más, unas set-pieces de acción extemporáneas al tópico superhéroe con mallas (desde atracos pluscuamperfectos a lo Heat hasta incursiones aéreas high-tech a lo Misión imposible III); y por último un sutil entramado de subtramas de todo tipo. In other words, El caballero oscuro entra sorpresivamente en esas películas de género inclasificable, al aunar magistralmente cine superheroico, cine de acción blockbuster, psycho-thriller, cine negro, drama criminal, y si nos lanzamos pues, ya puestos cine político (dilemas morales post 11-S) o incluso western moderno (Gordon, Dent y Batman son prácticamente tres “solos ante el peligro” enGotham City, ciudad sin ley”). Casi ná.

   Si Christopher Nolan, su hermano Jonathan y David Goyer, los tres barriletes cósmicos, escribieron el guión de Batman Begins basándose en gran parte en el cómic “Batman Año Uno”, para El caballero oscuro los hermanos Nolan optan por adaptar muy coherentemente la secuela oficiosa de éste, “El Largo Halloween”. El chasis argumental de la película es entonces el via crucis de Harvey Dent, fiscal que lucha contra la corruptela de Gotham hasta perder la chaveta y media cara en el intento. Se compacta aún más la historia al decidir unirse, en otra genial idea, los destinos vitales de Harvey Dent y Bruce Wayne, tanto a nivel de interés amoroso (la gafe de Rachel Dawes cortejada por dos miuras tan apuestos como psicóticos) como a nivel espiritual, viendo Bruce Wayne como Harvey Dent, “el caballero blanco”, se convierte en su única esperanza para poder quemar de una puta vez su traje de roedor alado (y así poder cepillarse ya a las integrantes del ballet de Moscú, que tiene cojones llevárselas a todas de orgía náutica y luego salir buceando a hacer el indio).

 

  "Christopher Nolan decide dar un gran paso para la humanidad al pasarse nuevamente por el forro todas las convenciones"  

 

   La trama principal del film se ve sacudida constantemente por las bromas asesinas del Joker, con un modus operandi similar al de su primera aparición en el Batman nº 1, de 1.940. Decisión sin duda brillante, pues si bien el Joker fue moderado en los años setenta hasta acabar siendo un payaso y poco más – en él se basó el torpe de Tim(orato) Burton-, en su debut mostraba una inusual astucia y mala leche para la época, amenazando con atentados rocambolescos a una serie de ciudadanos de Gotham. Un verdadero filón, ya que con un simple incremento de su violencia y alcance, el alto demiurgo Nolan lo contextualiza en nuestro presente post 11-S, donde el Joker y Bin Laden seguramente se echarían unas buenas risas juntos.

   Y si bien dichas fuentes del cómic son el armatoste del guión, lo realmente relevante es el tono que le imprimen los guionistas a la movida. Incluso se podría decir que han entendido y resumido demasiado bien la esencia de las obras seminales de Batman, como la apocalíptica “El regreso del señor de la noche” o el viaje a la locura de Arkham Asylum: Gotham y sus fuerzas vivas son una puta corrupta indomable que devora incluso a sus hijos pródigos, y Batman se revela muy a su pesar como un paradójico imán y catalizador para los criminales más desquiciados del planeta (la temible “escalada” de la que advertía Gordon al final de Batman Begins, como perfecto nexo de unión entre ambos films). Un visionario Nolan nos escupe así una verdad desgarradora, y es que ser un héroe y seguir el camino correcto no basta en una sociedad tan abismal, llevando finalmente a Batman a ser un proscrito, el auténtico caballero oscuro que reza el impecable título. El único rayo de esperanza destellaría en la reacción de la ciudadanía ante el mensaje nihilista del Joker, menos efectista pero más profundo y contundente que el de El club de la lucha.

 

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"Repite que a Jack Nicholson le quedaba mejor el pelo verde y te rajo aquí mismo"

 

   Una película pues tan abrumadoramente densa e intensa que cuando termina, uno está tan exhausto, tan patidifuso al haber visto pasar absolutamente de todo, que no puede ni levantarse para darle el merecido aplauso. Sobre todo por su mencionada infinidad de subtramas, entrando y saliendo del curso de la historia con suma facilidad, algunas de proporciones masivas (la histeria colectiva, el poder de la mafia y la corrupción), otras medianas (la investigación de las salvajadas del Joker, la identidad secreta de Batman amenazada por varios frentes) y otras simplemente de cariz personal (la carta que Rachel entrega a Alfred, o la caña de Lucius Fox a Batman por montarse un Gran Hermano Gotham). Cierto es que la película dura lo suyo (ojo, por nosotros como si durara cuatro horas) y que hay levísimos fallos de montaje (por ejemplo no mostrar cómo el Joker abandona la fiesta en el ático Wayne), pero señores, pídanle a Shakespeare que comprima tanta enjundia en dos horas y media y les responderá con una educada peineta.

   El caballero oscuro es sencillamente, y junto al Superman de Richard Donner, la mejor película de superhéroes de todos los tiempos. Justicia divina, pues ambos personajes de DC Comics fueron los primeros de la mitología superheroica y su ying y yang fundacional (el poder supremo y la luz de Superman, el cénit de la ambición humana y la oscuridad de Batman). Dioses de ficción imperecederos y leyendas vivas que enseñan los sacrificios que conlleva impartir justicia, no sólo a nosotros los mortales, sino también al resto del panteón de superhéroes, meras derivaciones de sus atributos y valores pero sin su irreproducible carga icónica. Gracias, Batman, gracias mito definitivo, por darnos la enésima lección de altruismo y heroicidad./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     
     
 

Recomendada por Kuato a: si para el público en general es ya un clásico inmediato, para los fans de Batman es tan importante como la llegada del hombre a la Luna.

     
  No recomendada por Kuato a: la vieja chocha gótica de Tim Burton, con una filmografía homogénea y cada vez más decadente al repetirse más que el ajo. Que aprendade Nolan, un autor menos cacareado y afectado pero innovador en cada nueva propuesta.
     
 

Ego-Tour de luxe por: Heath Ledger como el Joker supremo. Una herejía decirlo, pero supera incluso al mejor Joker de los cómics. Una interpretación realmente espectacular.

     
  Atmósfera turbínea por: el bendito problemón en que se ha metido Nolan, pues una posible y esperada tercera entrega no podrá superar esta segunda. Ahora, que un generoso escote de Catwoman nos podría hacer cambiar nuestra firme opinión.

 

 

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