En El francotirador, Clint Eastwood pone el rifle Tac-50, y Bradley Cooper el ojo y los kilos
■ ROBERT THORNHILL
Parece ser que Clint Eastwood no se quedó a gusto con su especial de la Segunda Guerra Mundial con aquellas largas y espesas Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima, porque ahora vuelve a la carga con otra historia que aúna toda su gama de filias y fobias presentes en su filmografía: un biópic dramático de un soldado de vocación que gracias a que donde ponía el ojo ponía la bala, se forjó una leyenda cepillándose a un montón de árabes en la guerra de Irak con los consiguientes traumas personales que presentan este tipo de letales asesinos cuando vuelven a la cruda realidad (el ejemplo por antonomasia es el mítico aniquilador de charlies John Rambo).
El francotirador es una película ambiciosa que funciona a dos velocidades marcadas por las batallitas de guerrilla por las calles de Irak en el periodo post 11-S y por ese relato biográfico a modo de píldoras intercaladas de cómo un chavalín de Texas se convierte en el mejor francotirador de la historia de los Estados Unidos (ahí es nada), recreándose en sus relaciones familiares difíciles y en esos traumas psíquicos que provoca toda guerra. Aunque las comparaciones son odiosas y entendemos que cada director siente la necesidad de impregnar su estilo, el año pasado tuvimos el placer de disfrutar de El único superviviente, un ejemplo modélico de lo que es contar una historia real obviando aspectos colaterales y convirtiendo la guerra de Afganistán en un marco ideal para que el espectador sufra y disfrute con sus bravos soldados que se dejan la piel por la patria.
"Esta noche te enseñaré que sin el rifle también tengo puntería"
Aquella tensión continuada que se conseguía en aquella gran película de Mark Whalberg, no llega a sentirse en El francotirador, donde los picos de intensidad bélica se ven interrumpidos por esas viejas historias mil veces vistas del sufrido soldadito que ama a su patria y que se siente incómodo en el sofá de su casa tomándose una Bud, ardiendo en deseos de volver a la greña para cargarse todos los musulmanes que pueda.
Y mira que si nos centramos sólo en la parte estrictamente bélica de la película es de una factura impecable: siguiendo el estilo marcado por Homeland se van creando sucesivos mcguffins en forma de asesinos talibanes con los que hay que acabar con arriesgadas maniobras por las callejuelas de Irak que recuerdan por momentos a La noche más oscura, siempre con Bradley Cooper como pieza clave y orgullo de toda la tropa por su habilidad como francotirador. Un Cooper pasado de kilos que en su papel de héroe nacional empieza a dar síntomas de buen actor aunque su voz entrecortada de recién levantado resulte repulsiva cuando ya se lleva escuchando una hora seguida.
"Lástima que en un segundo plano de las adrenalíticas escenas de guerra se cuece esa vieja historia del soldado que vuelve a casa después de haber arriesgado su vida"
Hay momentos de gozo, como esos despiadados entrenamientos para convertirse en SEAL en los que como en La teniente O’Neal o El sargento de hierro también encontramos la necesaria figura del instructor cabrón vomitando esas frases lapidarias vejatorias de rigor que tanto nos gustan. Pero la parte más interesante es ese duelo de francotiradores al estilo de Enemigo a las puertas, con Cooper intentando acabar con su guapetón homónimo árabe que con su pañuelo a la cabeza y esa barba de tres días, lo hacen un digno rival para nuestro héroe.
Lástima que en un segundo plano de las adrenalíticas escenas de guerra se cuece esa vieja historia del soldado que vuelve a casa después de haber arriesgado su vida, que se siente realizado defendiendo a su patria aniquilando árabes y que no es capaz de llevar una vida normal en sociedad. El tema suena a viejo, y aunque esta subtrama está justificada por ese origen literario de la película que relata la autobiografía del francotirador Chris Kyle, esa parte presenta un sinfín de dejà vús, además de que esa dualidad de personalidad del personaje interpretado por Cooper no queda suficientemente justificada. No se percibe que la guerra en Irak sea tan traumática para él y por eso el comportamiento del personaje en la vida familiar no parece una continuación lógica de su tránsito por Oriente Medio.
"Que venga el Jude Law de Enemigo a las puertas y veremos quién tiene la escopeta más larga"
Con esa frialdad con la que Clint Eastwood dibujaba los personajes en Mystic River o en Gran Torino, simplemente Bradley Cooper parece otra persona diferente de la que nos quieren mostrar, ya que no vemos que se sienta traumatizado por haber matado a 300 árabes, ni tampoco por haber perdido a grandes compañeros en batalla. Y la culpa la tiene Clint Eastwood, quien como siempre se mueve entre dos aguas, sin mojarse sobre los temas que presenta y sin cuestionar las acciones que presenta en pantalla por muy punibles que sean: es políticamente correcto y un pelín benévolo con el protagonista, con escenas donde no se le pueda cuestionar.
Una película pues que en conjunto resulta desaprovechada no incidiendo en los aspectos más interesantes para el público, como hubiera sido recrearse más y dedicarle más tiempo al equivalente de Abu Nazir en Homeland o a ese duelo de francotiradores tan goloso de ver quién tiene mejor puntería; todo el resto que se explica es paja y nos lo han explicado cientos de veces.
INFORME VENUSVILLE
Venusentencia: Dos Caras Harvey
Recomendada por Kuato a: los que tienen un poster de Bruce Springsteen y de Michael Jordan en su habitación. Esta peli es para yanquinófilos.
No recomendada por Kuato a: los que tengan algún familiar que sea musulmán o de origen árabe. En esta peli, el 90 % de ellos son malos.
Ego-Tour de luxe por: ese guiño a Algunos hombres buenos, cuando Cooper suelta un ”Si tengo que ordenar mis prioridades serían Dios, mi país y mi familia”. Los soldados americanos parecen que estén en una secta.
Atmósfera turbínea por: no entender por qué no aparece una escena como el asesinato de Chris Kyle y se recrean más en el entierro con honores del héroe nacional. Ya se ven las prioridades.
■ EL FRANCOTIRADOR. Estreno en Venusville: 20/02/2015
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