EL LOBO DE WALL STREET crítica: El presente es brillante

El presente es brillante

Martin Scorsese le da a Leonardo DiCaprio
un baño de dinero, drogas y Rock and Roll

Por Víctor Parkas

<El lobo de Wall Street es una película que invita al mantra: es el Trainspotting del 1%, el Spring Breakers de la generación Lehman Brothers y una alegoría no intencionada al imperio Ruíz-Mateos. Cine vivo, como El club de la lucha, como Kill Bill, carne de cañón para acabar siendo ahorcada en una percha de la tienda de ropa PIMP. El lobo de Wall Street es iniciación, auge y caída, como Toro salvaje, Uno de los nuestros y Casino, que ahora tienen un hermano pequeño arrullado por Scorsese durante tres horas de metraje a las que no les sobra absolutamente nada. Maldita sea, amigos: El lobo de Wall Street es una completa maravilla.

Si Martin Scorsese siempre ha tenido algo más que nuestras simpatías, sus títulos filmados en la década pasada no podían ser comparados en maestría con los de la anterior; pero al parecer, la colaboración de Marty iniciada con Leonardo DiCaprio en Gangs of New York -que ya suma cinco películas- no era más que un warmp up tanto para uno como para otro: El lobo de Wall Street nos devuelve al Scorsese que tanto nos entusiasmaba y confirma –Globo de Oro ya en mano- a DiCaprio, siempe prejuzgado por sus tiempos de teen-star, como uno de los mejores actores de su generación.

"¿Cinco películas con Martin Scorsese y te quejas? ¡Robert De Niro lleva ocho!"

Además de seguir la estructura propia de las dos grandes películas de los años noventa dirigidas por Scorsese, El lobo de Wall Street también coincide con éstas en narrar una historia real: la del evasor fiscal Jordan Belfort. Si bien una historia de fraudes fiscales no puede parecer, a priori, tan estimulante como los intríngulis de la mafia italo-americana, el guión que Terence Winter -señor que, ojo, ha puesto palabras en boca de Tony Soprano- adaptó directamente de las memorias de Belfort deja en paños menores a la disolución extrema descrita por Frederic Beigbeder en 13,99: putas, orangutanes, cocaína y lanzamiento de enanos son/eran el día a día de las oficinas de Belfort en horario laborable.

"Sus títulos filmados en la década pasada no podían ser comparados en maestría con los de la anterior, pero El lobo de Wall Street nos devuelve al Scorsese que tanto nos entusiasmaba"

Si ya hemos dado buena fe de nuestro alborozo por la performance de Leonardo DiCaprio en la película, sus compañeros de viaje no se quedan atrás: Jonah Hill también rompe tabúes y demuestra que, sin moverse del género humorístico, su talento excede del registro impuesto por el cine de Apatow; Jean Dujardin convierte su entrada de The Artist en IMDb en adjetivo únicamente con el papel de director de banco suizo que interpreta aquí; incluso el walking dead Jon Bernthal brilla con un papel testimonial que es como una dosis en píldora del Robert De Niro que vimos en Jackie Brown. Y lo mismo podemos decir de Margot Robbie, Kyle Chandler o Rob Reiner (sí, ESE Rob Reiner).

"Si tú eres el nuevo Robert De Niro de Scorsese, déjame ser tu Joe Pesci"

Mención aparte merece la banda sonora seleccionada por Scorsese para la ocasión: si cerraba Uno de los nuestros con la bizarra versión de “My Way” interpretada por Sid Vicious y Casino con “The House of Rising Sun” de The Animals, en su estéreo ahora no se corta en hacer girar del “One Step Beyond” de Madness al “Ça Plane Pour Moi” de Plastic Bertrand, pasando por temas de Devo, Umberto Tozzi o Cypress Hill, como si estuviese retando a Tarantino a una batalla de gallos para ver quién consigue un soundtrack más ecléctico y que, aún así, funcione como un tiro en la rodilla. O, ya que hablamos de El lobo de Wall Street, una ingesta masiva de metacualona.

Estamos de celebración, de modo paradójico, ya que Scorsese ha sido tremendamente desobediente: El lobo de Wall Street podría haber sido fácilmente una película de género, una puesta al día del papel que DiCaprio interpretó en Atrápame si puedes, con Belfort jugando al gato y al ratón con el FBI, pero esto es sólo una de las muchas caras de un poliedro que dedica sus más grandes escupitajos a la clase alta y -sin moralismos- a las drogas que ésta deglutía en los noventa. Llevábamos años rogándole al director de Taxi Driver que volviese al criminalesco con De Niro/Pesci, pero ha hecho oídos sordos y nos ha puesto debajo del árbol de Navidad lo que le ha venido en gana. Y a nosotros, insistimos, nos avergüenza no haber ido a verla con trajes regalados./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Venus Hall of Fame



		Recomendada por Kuato a: los que vieron *Dolor y dinero* bebiendo Don Pérignon y notaron que algo fallaba.

		No recomendada por Kuato a: los que esperen una cinta de cine negro/thriller en el sentido estricto del término. Los criminales de esta película lo son a tal escala que el olor a pólvora es absolutamente innecesario.

		Ego-Tour de luxe por: la escena que salva Popeye. Hasta aquí podemos leer.

		Atmósfera turbínea por: la espera de 20 años a la que nos ha sometido Scorsese para volver por la puerta grande.