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SITGES 2011: INTRUDERS post-screening: Un intruso en Sitges

   

Un intruso en Sitges

Juan Carlos Fresnadillo nos explica como Coco
en Barrio Sésamo la diferencia entre miedo y terror

Por Ray Zeta

 

<Por si no lo sabían, un post-creening es mantener un coloquio entre el público y los responsables de la película en la misma sala donde se ha proyectado (sí ya, podrían llamarlo “coloquio”, pero háganse cargo, entonces no quedaría tan pijo). Los motivos por los cuales la Organización del Festival convoca un post-screening en vez de una rueda de prensa (que es lo habitual) son, aún a día de hoy, tan inescrutables como la factura de la luz (quiero pensar que alguna razón habrá más profunda que la que la sala de prensa esté ocupada…). Por ello cada vez que hay uno, como es el caso de Intruders, se me antoja un misterio fascinante.

   Así que al finalizar el pase se han personado en el escenario Juan Carlos Fresnadillo (el director por supuesto, sobran las presentaciones) y Nicolás Casariego (a éste sí que lo presento: uno de los guionistas), y con un público entregado de antemano (no ha habido nadie que no formulara su pregunta o expusiera su comentario sin felicitarles antes por la película y frotarles la espalda con jabón perfumado, bueno sí, ha habido alguien: nuestro co-ciudadano de Venusville y corresponsal en Sitges Chema Pamundi, que como pueden leer en su crónica del segundo día pone Intruders a caer de un burro), han empezado contándonos cuáles fueron sus intenciones a la hora de abordar el proyecto.

 

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Nicolás Casariego y Juan Carlos Fresnadillo, dos "intrusos" en Sitges

 

   Juan Carlos Fresnadillo nos ha revelado así con ese hablar tan dulzón que tienen los canarios, y con una charla tan pausada y educada como si estuviera impartiendo una conferencia, que lo que buscó desde el principio fue “viajar del reino de la fantasía a algo más humano, a ir de lo más fantástico a algo profundamente real, estando la realidad representada por la familia” (o sea, que en vez de facturar una peli de terror convencional y divertida para el gran público como hizo con 28 semanas después, buscó el terror psicológico y la introspección de los personajes convirtiendo Intruders para nuestra desgracia en un rollete de autor).

   Que considera a la familia (entendida como núcleo general) el origen de todos los traumas infantiles que arrastran los adultos (“detrás de cada monstruo está la familia”, afirma), empezando por los cuentos clásicos infantiles que se les cuentan a los niños (“son brutales y violentos, ahora no dejarían que se publicaran o estarían considerados políticamente incorrectos”), y que incluso él mismo sufrió un trauma infantil a partir de una oscura historia que le contó su madre acerca de su familia (parecía que estuviera en “La Caja” de Tele 5 interrogado por Jorge Javier Vázquez, el pobre hombre), que no reveló (¡oooooh!) pero que confesó que le dejó profundamente marcado.

 

  "En vez de hablar de una manera informal sobre pelis de terror, sustos y monstruitos, se han debatido temas sesudos como los traumas y los miedos infantiles"  

 

   ¿Significa eso que Intruders es en cierta manera autobiográfica? Parte de ella sí, porque Fresnadillo diferencia proyectos comerciales de proyectos personales, y éste lo considera 100 % personal, pero en todo caso todo lo que tiene de autobiográfico (como la relación entre Pilar López de Ayala y su hijo en la ficción), es inconsciente y se dio cuenta de que estaba allí cuando ya estaba terminada la película.

   Ya ven que el coloquio (perdón, el post-screening), ha seguido la línea pausada y tranquilita que marca la misma película, y en vez de hablar de una manera informal y divertida sobre pelis de terror, sustos y monstruitos, se han debatido temas sesudos y profundos como los traumas infantiles y los miedos que se derivan de estos, sin apartarse siquiera de dicho tono para hablar del monstruo de la peli: “Cara Hueca”, un ser encapuchado cuyo rasgo principal es no tener cara, que por lo que a mí respecta es el gran acierto de la película (desde aquí pido que se convierta en el sucesor de Freddy Krueger ya mismo). “Quisimos darle ese aspecto para crear un misterio que está implícito en su propia apariencia por no tener rostro, no tener identidad, lo que ya es en sí una declaración de intenciones. El no tener cara es precisamente para que pueda ser rellenado por tus propios miedos. Podría haber sido una bruja, el hombre del saco o cualquier otra cosa, porque vamos al origen del miedo, que tiene su base en algo real”.

 

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"Lo confesamos: el origen de nuestro principal trauma infantil es Leticia Sabater"

 

  Nada, que no hay manera, ni hablando del monstruito podemos desengancharnos de este tono divulgativo que se está imprimiendo a la charla, pues Fresnadillo insiste una y otra vez en que su película habla de miedos, no del terror, marcando una contundente diferencia entre ambos conceptos. “Voy a poner un ejemplo que todo el mundo podrá entender inmediatamente”, nos explica ejerciendo de “profesor Coco” a lo Barrio Sésamo, “imaginaos que estáis solos en casa durmiendo en la habitación y oís ruidos extraños en el salón. Os levantáis y vais hacia allí. Si durante el recorrido que va del dormitorio al salón pensáis en fantasmas y os asustáis, eso es miedo, si cuando llegáis descubrís que ha entrado un ladrón en vuestra casa y os encontráis cara a cara con él, eso es terror”.

   Ok pues, tomo nota, yo lo tenía entendido justamente al revés: que el miedo es lo que se puede sentir en situaciones cotidianas (a cagarla, a hacer el ridículo, a un gatillazo), y terror lo que se experimenta en situaciones extremas (por un fantasma, un zombie o un psycho enmascarado con una sierra eléctrica), pero si lo dice Fresnadillo, cambio el chip y listos, que él es el experto en el tema y precisamente por ello ha elegido un reparto internacional, una española (Pilar López de Ayala), un inglés (Clive Owen), una holandesa (Carice van Houten), y un alemán (Daniel Brühl), para “contar esta historia de miedo desde diferentes puntos de vista para comprobar que hay un único punto de vista, porque a pesar de que estemos separados por idiomas y por nacionalidades, los fantasmas, las pesadillas, los monstruos que te han acompañado desde que eras pequeño traspasan todo eso y siguen contigo hasta el final. No importa el idioma, no importa la cultura, no importa el lugar donde estés… Ellos siempre van contigo, y o te enfrentas a ellos de verdad o seguirán ahí para siempre”./>

 

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