SITGES 2015 día 5: Se nos comen los chinos

Strangerland; The Assassin; I Am a Hero; Cop Car

■ CHEMA PAMUNDI

Crisis alucinatorias y mutaciones psíquicas que te induce el festival de Sitges cuando llevas vistas casi treinta películas en cinco días: mezclas títulos, argumentos, repartos y de todo (en mi cabeza The Final Girls se ha convertido incomprensiblemente en “Last Girls”, y cada vez que quiero decir “Patrick Stewart” me sale “ Patrick Wilson”, o viceversa, ya no sé qué Patrick es el de Bone Tomahawk y cuál el de Green Room); no recuerdas las películas que han pasado durante los primeros días de certamen (ahora mismo, Anomalisa y La bruja me parecen tan lejanas como si las hubiera visto en Sitges 2014); eres capaz de detectar de manera infalible esos diez minuticos de toda peli oriental de gángsteres en los que puedes echar una cabezada sin que al despertarte te hayas perdido nada de la trama; tu criterio cambia de un día para otro (en la crónica de ayer me cargué Bone Tomahawk y hoy en la cola de prensa la he estado defendiendo como un fanboy más); acabada la jornada, cuando llegas a casa y te pones a hacer zapping televisivo para relajarte un poco, te parece rarísimo que empiece una peli sin que la preceda la cortinilla promocional del festival con King Kong tumbando aviones, y sin los aplausos y silbidos del público sonando de fondo. Sitges, como no podía ser de otro modo, te va convirtiendo en no muerto con el paso de los días.

Venga, que os explico las cosillas que he visto hoy:

STRANGERLAND (Kim Farrant. Australia-Irlanda, 2015)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Como arranque matinal, Strangerland, australianada dirigida por la debutante Kim Farrant.Strangerland nos presenta a una familia (la madre interpretada por Nicole Kidman y el padre por Joseph Fiennes) que hace poco se ha mudado a una pequeña comunidad del outback australiano. La adaptación a ese lugar de mala muerte en el culo del mundo les está costando lo suyo, y en estas que llega una tormenta de arena y los dos hijos desaparecen. El argumento empieza con tan mala pinta que uno se teme que vaya a ser una especie de exploit de Lo Imposible, cambiando tsunamis por tormentas de arena. Afortunadamente la cosa no va de eso, sino de la búsqueda de los niños por parte de un policía local (Hugo Weaving), y de cómo lo desesperante de dicha situación va minando a los padres. La película suma algunos que otros micro-méritos a tener en cuenta: poderosa fotografía, ajustadas interpretaciones de Nicole Kidman y Hugo Weaving (que despliega su habitual carisma tranquilo, traspasando la pantalla hasta erigirse en la voz del espectador) y una sólida evolución de personajes (el padre de familia empieza pareciendo un histérico y acaba demostrando tener sus razones, mientras que la madre recorre el camino contrario). Aún así, nada de eso alcanza para diferenciar a Strangerland de otras mil películas similares, ni para implicar al espectador en el drama. Si huele, suena y luce como un telefilme…

"Lo raro es que siendo una peli tan australiana te hayan puesto a ti y no a Hugh Jackman"

THE ASSASSIN (Hsiao-Hsien Hou. China, 2015)

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No sé si será el cansancio pero The Assassin, elogiada por buena parte de la crítica y ganadora del premio a mejor director en Cannes, me parece un tostón antológico. En la China del siglo IX, durante un turbulento periodo de guerra civil, una asesina recibe la misión de dar matarile al gobernador de una región en conflicto. El director Hou Hsiao Hsien ha decidido contarnos esta historia mediante una sucesión de escenas de diálogo estáticas hasta lo insufrible, salpimentadas con un par de combatitos de artes marciales y algún que otro plano de montañas chinas. Que una supuesta “dirección magistral” consista en plantar la cámara y poner delante a tres tipos largando durante dos horas, sin inflexiones de voz y soltando frases absolutamente informativas (“Ha llegado un mensajero”, “Tenemos que estar vigilantes”, y así todo), igual que si fueran putos autómatas (del siglo IX, eso sí), es algo que se me escapa. Hay que reconocer que el vestuario y la puesta en escena son despampanantes, pero más que cine The Assassin es teatro filmado; y tan aburrido como mirar crecer una puñetera planta. Se conoce que el público de Sitges no debe de tener muy desarrollado el factor hipster, porque durante la proyección había un goteo constante de gente huyendo hacia la salida; y si yo mismo me quedé hasta el final fue sólo porque estaba atrapado en medio de una fila, con gente planchando la oreja a derecha e izquierda. Si no, de qué…

"Así me quito la espina de no haber salido en Tigre y dragón"

I AM A HERO (Shinsuke Sato. Japón, 2015)

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Cuando el día estaba claramente entrando en barrena, una película que he ido a ver como mero relleno acaba salvando los muebles y erigiéndose incluso en uno de los títulos destacados de todo el certamen. Se trata de la adaptación del manga japonés I Am a Hero, que narra un apocalipsis zombie clásico, pero lo hace por la vía del humor (más blanco que el deZombies Party y menos payaso que el de Bienvenidos a Zombieland), y aportando por el camino algunos toques de originalidad que le vienen de perlas a una temática ya tan descolorida por el uso (justo lo que yo reclamaba algunas crónicas atrás al reseñar películas comoWhat We Become o Maggie). El prota es Hideo, un dibujante de manga y un tipo normal, incluso podríamos decir que es un inútil en el tipo de situaciones de supervivencia extrema que pueden presentarse durante una pandemia zombie. O sea, resulta muy fácil identificarse con él (incluso miras la peli apretando los puños para que se decida de una vez a disparar con la escopeta de tiro que lleva siempre a cuestas, convirtiéndose por fin en el “héroe” que reza el título).

Hideo se ha juramentado para proteger a Hiromi, una estudiante adolescente medio-zombificada, que no acaba de transformarse y bascula entre cortos raptos de lucidez en los que recuerda quién es, períodos de autismo extremo y demostraciones de fuerza sobrehumana debido al virus. De la relación entre ambos nacen los momentos más tiernos de I Am a Hero. Además, la cinta renueva a los zombis en sí como monstruo fílmico aportando una idea genial que los hace más creíbles que a los de muchas otras películas similares: aparte de usar indistintamente zombis lentos, rápidos y algunos que se mueven a cuatro patas como si fueran arañas, la mayoría de ellos permanecen enganchados a algún tipo de tic referente a lo que fueron en vida. Así, por ejemplo, un zombi atleta se mueve todo el rato llevando a cabo la rutina completa de un salto de longitud (incluyendo pedir aplausos al público), y un zombi dependiente camina repitiendo en bucle la frase “bienvenidos a nuestro establecimiento”. Fácil, fácil, la mejor película “clásica” de zombies de la última década.

"Que se vaya preparando Woody Harrelson para hacer mi papel en el remake americano"

COP CAR (John Watts. E.U.A., 2015)

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Mucho menos satisfactoria resulta Cop Car, que me devuelve a la realidad de un día cinematográficamente mediocre. Dos niños de unos diez años vagabundean por el campo tras haberse escapado de casa, y van a dar con un coche de policía que parece abandonado. Se ponen a jugar con él y lo acaban arrancando para darse un paseo, sin sospechar que el policía al que pertenece el auto (interpretado por Kevin Bacon) es un cabronazo que acaba de cometer un crimen cuya evidencia está en el maletero. Cuando el poli vuelva a por el coche, vea que no está donde lo dejó y se entere por fin de lo que ha ocurrido, se lanzará en persecución de los dos chavales para asegurarse de que no le delaten. Cop Car se deja ver principalmente por los actores: los dos zagales están creíbles y carismáticos, y Kevin Bacon llena pantalla componiendo uno de esos tipos chunguísimos que tan bien se le dan. Sin embargo, la película no consigue juntar material para justificar 85 minutos de metraje (un mal del que están adoleciendo quizás demasiadas películas de Sitges 2015), y los guionistas se equivocan desarrollando la historia en una dirección un tanto tópica y poco interesante. Entretiene y punto.