SITGES 2017 crónica 8: Metamorfosis

The Lodgers; Revenge; Jupiter's Moon; As Boas Maneiras

El último día de festival es, tradicionalmente, el más flojo a nivel peliculil. Apenas quedan ya por proyectar títulos en competición (algunos del viernes, en segundo pase), así que podríamos decir que, salvo por la sesión de clausura, ya todo lo que queda es relleno. Pescado vendido. Sabedores de esto, y de que van a agotar igualmente los tickets para la mayoría de las sesiones (está el pueblo a reventar de gente), los programadores del certamen suelen enchufarnos durante este sábado final algunas mierdas "que pa qué".

Por eso, en los últimos años me he acostumbrado a emplear esta última crónica para reseñar pelis interesantes que a lo largo de los días se me hayan ido quedando en el tintero por falta de espacio, o que había descartado en un principio por parecerme que no iban a dar que hablar y en cambio han acabado volviéndose importantes en el contexto del festival, debido al palmarés de premios (un palmarés que comentaré, junto con mi "Top Ten" particular, en el artículo de cierre de mañana).

Gracias a esto me voy a evitar tener que reseñar un petardo insalvable como The Super (con Val Kilmer caracterizado por el mismo maquillador que debían de tener en "La hora chanante"), o una nadería como The Brink, enésimo rollito oriental sobre polis y cacos que utilizan las luxaciones y las patadas voladoras como herramientas de negociación. Lamentablemente, también he tenido que dejar fuera lo único decente que he visto hoy: Boys in the Trees, una estimable peli de "coming of age" adolescente con ambientación halloweeniana y una genial banda sonora a base de temazos noventeros. Ahí queda la recomendación.

Aclarado lo anterior, vamos con las cuatro reseñas finales de Sitges 2017:

THE LODGERS (Brian O'Malley, Irlanda, 2017)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

No es que esta historia de fantasmas irlandeses decimonónicos me tirase mucho, pero era la película de clausura del festival (eso no ofrece ninguna garantía de que sea buena, claro, pero hay que cubrirla). Además, podía suponer mi última oportunidad de pasar miedo en Sitges 2017, algo que en estos once días sólo experimenté el jueves pasado, cuando me trajeron la cuenta de un menú de mediodía que me comí en un restaurante de paellas del centro de la vila; y he de decir que no, que The Lodgers no ha cumplido mis expectativas. Vamos, quiero decir que sí que las ha cumplido, porque las tenía bajísimas.

Aunque parezca difícil de creer, estamos ante oootra de caserones encantados con protagonistas que si están vivos, que si están muertos, que si están de parranda. Aunque The Lodgers depende mucho menos de una revelación sorpresa que, por ejemplo, Los otros, sí que juguetea con esa duda durante todo el metraje; de verdad, a todos los aprendices de Amenábar: ya basta, por favor. La originalidad brilla por su ausencia (si acaso, lo más novedoso es que, estando ambientada en Irlanda durante a principios de siglo XX, nadie hable de gnomos de jardín ni de la gran hambruna de la patata), la lógica interna del elemento fantástico hace tantas aguas como el propio elemento fantástico en sí (unos ahogados que se les aparecen a los protas, precedidos de humedades ectoplásmicas), los personajes son un sopor, la historia nunca engancha, y la anemia dramática del conjunto es notable. Salen los créditos finales y te das cuenta de que ni siquiera has arqueado una ceja en 92 minutos. Ahora eso sí, bostezar, unas cuantas veces.

"Reconoce que somos los niños de Los otros diez años después"

REVENGE (Coralie Fargeat, Francia, 2017)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Una chica bastante despampanante (lo sabe, y ejerce) está pasando unos días en el casoplón de su novio, en medio del desierto (pero MUY casoplón: nivel supervillano de James Bond). El tal novio, por cierto, es un hombre casado. En estas que aparecen un par de amigos del novio para llevárselo de caza, y uno de ellos se encapricha con la chavala tras captar erróneamente sus supuestas señales de flirteo. Aprovechando un momento en que la pilla a solas, el amigo viola a la chica, la tira por un precipicio y luego se larga, dándola por muerta (normal, porque tras la caída ella ha quedado empalada en un árbol). Pero no, el caso es que no está muerta. Lo que está es cabreada y dispuesta a vengarse. De los tres. Porque el novio, en una demostración extrema de "male bonding", se ha puesto del lado de sus dos amigos.

La directora Coralie Fargeat debuta con esta variante grandguiñolesca de las típicas pelis de violación + venganza estilo Escupiré sobre vuestra tumba. El factor diferencial que aporta es eludir por completo cualquier sombra de realismo, en favor de la lógica y la estética de los tebeos: humor negro por un tubo, una sensacional fotografía saturada de rojos y amarillos (hay planos que realmente parecen viñetas), una exageración absoluta en la violencia (tanta sangre no cabe en un cuerpo humano; así de simple), un dibujo de personajes sencillo pero bien arquetipizado (ella es principalmente una tía de recursos, ellos son odiosos e imbéciles, pero cada uno por motivos distintos), y un giro loco de guion para volver a darle un "turbo-boost" a la acción cada vez que parece que vaya a perder velocidad.

¿Es Revenge una buena película? Depende. Es trash y gore en estado puro, es más astuta que la mayoría de muestras de este subgénero y, lo más importante, es divertida a rabiar. Hay que estar dispuesto a entrar en la premisa y en el mundo que nos plantea, claro (un mundo en el que, cuando le pegas a alguien un tiro que le revienta las tripas, se hace un vendaje con film de cocina y sigue dando guerra); pero sí, para la mayoría de fans eso significa que es una buena película.

"Esto por no haberme invitado si quiera a cenar"

JUPITER'S MOON (Kornél Mundruczó, Hungría, 2017)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Jupiter's Moon narra la odisea de un joven refugiado sirio que, intentando entrar ilegalmente en Europa, es abatido a tiros por un policía. Sin embargo, en vez de permanecer muerto, el chiquín resucita y encima desarrolla el poder de levitar. O sea, que se convierte en una especie de ángel o de superhéroe (la película hace mucho más hincapié en la primera opción, que es más como de cine serio e importante). Un médico caído en desgracia verá que ahí hay panoja e intentará ayudarle a huir, mientras que las fuerzas de la ley se lanzarán tras él para retirarlo de circulación, porque... bueno, porque se ve que en la UE está prohibido flotar, o algo.

Jupiter's Moon es una obra que bordea constantemente el ridículo pero que, de puro milagro, no llega a caer nunca en él. Su arranque busca (y consigue) el mismo efecto de puñetazo en la cara que Salvar al soldado Ryan, pero cambiando a las tropas yanquis que corrían para salir vivas de playa Omaha, por refugiados que corren para intentar colarse vivos en suelo europeo. Tras ese inicio de vértigo la cinta se entrega a un mix de conceptos atrevido, si bien un tanto gaseoso. No todos los géneros que intenta tocar acaban de encajar: el drama sociopolítico para todos los públicos y la fantasía de tintes oníricos calan, pero el thriller de acción queda un poco postizo y el subtexto religioso en plan "segunda venida de Cristo" es directamente mosqueante.

Jupiter's Moon es una película de grandes ambiciones, que sólo de manera intermitente logra grandes resultados. Casi todos ellos parten de ciertos recursos visuales imaginativos, como esos maratonianos planos secuencia que siguen a los personajes y que refuerzan la sensación de que un inmigrante ilegal siempre está de paso (de que Europa no le permite desarrollar sentido de pertenencia sino simple instinto de supervivencia). En cambio, lo peor viene por unos diálogos empeñados en subrayar las metáforas del guion para que no se pierda nadie. Ya sabemos ver solitos el simbolismo de que al principio nadie se entere de que el prota puede volar (vivimos en un mundo de gente ensimismada y egoísta, que ya nunca levanta la cabeza para mirar al cielo), no hacía falta que un personaje lo verbalizase de forma explícita al cabo de una hora de metraje. El universo que plasma Jupiter's Moon y la paleta de colores que utiliza para ello recuerdan bastante a Hijos de los hombres, lo cual mola. Eso sí, Hijos de los hombres le daba unas cuantas vueltas a esta.

"Corro a matricularme en la escuela de Charles Xavier para jóvenes talentos"

AS BOAS MANEIRAS (Juliana Rojas y Marco Dutra, Brasil, 2017)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Estoy bastante seguro de que As boas maneiras se concibió asumiendo que el espectador no sabría de antemano lo que iba a ver (o que lo sabría lo menos posible). Sí, es un planteamiento un tanto cándido en los tiempos que corren, pero no seré yo quien le eche agua al vino, así que voy a intentar completar esta reseña sin dejar al descubierto ninguna de las vigas maestras de una obra tan atípica como apañada.

¿Qué me ha gustado de As boas maneiras? Que consigue ser original y satisfactoria explorando un territorio mítico en el que muchas obras similares se han estrellado. Que su factura es modesta pero no cutre, incluyendo unos efectos especiales escasos pero muy bien puestos. Que Clara, la protagonista, es un personaje de una complejidad y una riqueza de matices acojonante. Que, de repente, cuando yo ya daba la película por finiquitada (y me parecía un final más que bueno), ha mutado en otra cosa distinta pero tan astuta como la anterior, y ha seguido rulando durante una hora más, para mi deleite. Que funciona igual de bien como drama sobre la maternidad y como cuentecillo de terror, sin pasarse de ambiciosa ni conformarse con ser un ejercicio estándar de género fantástico.

Pero sobre todo me ha gustado que, en una edición del festival en la que han llamado la atención unos cuantos largometrajes que trataban relaciones de pareja "complicadas" (La forma del agua, The Bad Batch, Hounds of Love...), As boas maneiras sea, desde la modestia y la cotidianidad, el más valiente de todos ellos. El que dice cosas más nuevas y menos obvias. Un buen cierre a mi paso por Sitges 2017.