GRUPO 7 entrevista a Antonio de la Torre: Apatrullando la ciudad

“Patrullando con policías de la Policía Nacional de Sevilla agarré a mi personaje por los huevos”

■ RAY ZETA

HOTEL BARCELONA CENTER, BARCELONA, 20/03/2012. Antonio de la Torre siempre me ha impresionado cuando lo he visto en pantalla. Sólo hay que recordar su reciente papel de payaso fantasmón de ópera en Balada triste de trompeta o ver sin ir más lejos el personaje que compone en este Grupo 7 de poli pulgoso ahostiador de yonkis, para constatar que es un actor de carácter (y qué carácter) como los que hay pocos en este país. De los que es capaz de provocar una estampida en un ascensor en marcha con solo poner una mirada de mala leche como las que sólo él sabe poner. Por eso me sorprende tenerlo delante de mí, tan afable él y tan buen tío, interesándose amablemente por nuestra web con ojitos de corderito Norit, mientras estamos los dos apoltronados en las butacas de una sala privada del hotel Barcelona Center.

Un tío verdaderamente majo, este Antonio de la Torre, y la mar de campechano. Demasiado incluso, pues se muestra tan amistoso que larga y larga sin parar hasta contarme toda su vida. Tal como lo leen. Disponemos de tan solo diez minutos, y él reflexionando y rememorando su vida con toda la parsimonia del mundo sin venir a cuento de nada, igualito como si fuéramos dos jubilados sentados en un banco alimentando palomas con miguitas de pan.

Me cuenta sin que le haya preguntado que le ha costado casi cuarenta años llegar a ser actor (tiene 44), que es licenciado en periodismo, y que empezó en Canal Sur mientras intentaba dedicarse a la interpretación en una época muy dura en la que no le salía nada. Que a los 30 años tuvo una crisis existencial al ver que lo de ser actor no tiraba adelante, y que por ello se metió a periodista deportivo mientras iba haciendo papeles pequeños con anécdotas de todos los colores (como acabar un programa en Sevilla a la una de la madrugada, conducir hasta Valencia, llegar a las diez para rodar una escena de Flores de otro mundo, y resultar que esa escena nunca llegó a montarse).

Hasta que llegó Poniente de Chus Gutiérrez, donde al verlo Daniel Sánchez Arévalo le propuso hacer un corto con él, Profilaxis. Un corto donde se tenía que meter un dedo en el culo y al hacerlo descubrir que tenía cáncer, pero que igualmente lo hizo y eso le cambió la vida, porque a raíz de ese corto se hicieron íntimos con Daniel Sánchez Areválo, y por ello le escribió un papel a su medida en Azuloscurocasinegro, la película que le cambió la vida.

Y así, patatim-patatera, habla que te habla, los minutos van corriendo mientras yo oigo un estruendoso tic-tac en mi cabeza, y él sigue disertando acerca de la vida y reflexionando sobre que a veces las cosas son así, y que se tiene mucha suerte cuando en unos tiempos como los que corren ahora uno puede hacer lo que le gusta. Porque son unos tiempos en los que la gente está con miedo debido a la gran crisis que estamos sufriendo, lo que le recuerda la que se vivió también después del 92, un año en el que se le dio un gran baño a España, pero que luego nos sumió en una gran crisis… y más bla, bla, bla.

A todo esto, cuando ya no sé si enviar a tomar viento la entrevista, relajarme, pedir unas cañas para los dos, y sacar el tema del fútbol para consumir sin la presión del reloj los pocos minutos que me quedan, una señorita de prensa muy amable nos interrumpe oportunamente para pedirnos que vayamos acabando (sin haber formulado aún ni una sola pregunta), y yo aprovecho para tomar la palabra y redirigir la conversación hacia la peli para preguntarle algo de ella ni que sea a modo simbólico.

"Yo tengo una máxima que es intentar hacer personas, no personajes, que tú lo veas y digas `Hostia, podría ser alguien de mi entorno"

-¿Es cierto que te preparaste el papel con polis de verdad?

-Sí, es verdad, estuve con la Policía Nacional de Sevilla, que se portaron de puta madre. Estuve esperando un mes que me dieran el permiso, pero una vez que me lo dieron, tío, fue totalmente perfecto, todo el mundo se portó de la hostia. Me llevaron a patrullar, estuve en la unidad de tiro, con instructores… Puertas abiertas. Una experiencia riquísima. Si no hablé con quince o veinte policías no hablé con ninguno. Me refiero a estar con ellos un buen rato e intimar, lo que me cambió el concepto de la policía completamente. Allí agarré a mi personaje por los huevos, y después de hacer este personaje, hay un antes y un después.

-¿Cómo se consigue crear el personaje de poli sin caer en el modelo norteamericano? Debe ser muy difícil no tener en mente a iconos del género como Harry Callahan, John McClane o Martin Riggs.

-Yo tengo una máxima, que es intentar hacer personas no personajes. Gente reconocible, que tú lo veas y digas “Hostia, éste podría ser alguien de mi entorno”. Yo, el mejor piropo que me he llevao en mi vida, tío, me lo dijo una actriz que fue a ver Azuloscurocasinegro con un juez de vigilancia penitenciaria, y me dijo que parecía uno de los que les tomaba declaración todos los días. Esta es la historia, por eso si viendo Grupo 7 hubiera un policía que dijera “Hostia, parece un compañero”, es lo que me gustaría, hacer alguien que parezca de la realidad, de la vida.

En ese momento vuelve la señorita de prensa y nos comunica que hemos agotado el tiempo, así que con la excusa de hacerle un par de fotos para la web, aún rapiño alguna preguntita más mientras enfoco y disparo.

-Supongo que habrás visto No habrá paz para los malvados…

-Sí, sí, sí…

-¿Crees que Santos Trinidad, el personaje que interpreta de poli chungo José Coronado, encajaría como miembro de vuestro Grupo 7?

-¡Joder! Qué pregunta, tío… Pues no lo sé. No tengo ni idea, no me lo he planteao, la verdad, tendría que ser el jefe de todos nosotros… Hombre, quizás Santos hubiera pasado de todos nosotros, yo creo (risas).

-Y como curiosidad, ¿cuántos kilos engordaste para hacer Gordos?

-33.

-¿Te atreverías a hacer el proceso inverso, o sea perderlos para una película como podría ser El maquinista 2 si Christian Bale no estuviera disponible?

-Bueno, en cierto modo lo hice, porque los gané y los perdí.

Entra por tercera vez la señorita de prensa en la sala privada del hotel Barcelona Center, y se lleva a Antonio de la Torre literalmente del brazo, y mientras nos despedimos en la puerta, es él, para mi sorpresa, quien me hace una pregunta a mí.

-¿Tú crees que el personaje de José Coronado hubiera encajado en nuestra película?

-De ninguna manera -le respondo yo-, hubiera cantado como Johnny English en Los intocables de Eliot Ness.

Y mientras me estrecha la mano, Antonio de la Torre me confiesa que le tranquiliza oírlo.