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LA CHICA DEL TREN crítica: El tren indiscreto

Emily Blunt imita a James Stewart espiando desde el tren indiscreto de La chica del tren

EL HOMBRE DE BOSTON

En el mundo del cine las medias tintas combinadas  partir de dos géneros acostumbran a no casar bien. Alguna excepción hay, como la combinación de ciencia ficción y terror que significó Alien, el octavo pasajero, la comedia fantástica que supuso Ghostbusters, o el terror y la acción de Abierto hasta el amanecer. Pero otros experimentos como sumar western y ciencia ficción en Cowboys and Aliens, western y terror en The Burrowers, terror y comedia estudiantil en Mordiscos peligrosos, o terror y comedia a secas en mil y un títulos, desde Un vampiro suelto en Brooklyn a Terrorífica luna de miel o La mansión encantada, se han saldado con el más merecido de los fracasos.

La chica del tren presenta otro cocktail con dos ingredientes que acaba revelándose como un brebaje indigesto, laxante y provocador de resacas asesinas: el thriller y el drama. O mejor dicho, el dramón y el thriller, porque hay más de lo primero que de lo segundo. De hecho, si le preguntáramos a Emily Blunt qué le interesó de la película, estamos seguros que respondería sin ninguna duda que la parte dramática, porque es donde tiene oportunidad de desplegar sus dotes interpretativas. Incluso nos pondría cara de boniato al descubrir sorprendida que tiene parte de thriller. Sí, Emily, la tiene, pero está tan mal puesta y de manera tan ridícula, que quedas disculpada si no te habías dado ni cuenta.

 

La chica del tren: thriller

"Pues si esto es un thriller, no me digas que Al filo del mañana era un sci-fi"

 

Porque La chica del tren prioriza el dramón presentándonos el drama personal de una mujer deprimida, alcohólica e inestable emocionalmente, por haber descubierto que su marido se la pegaba con otra (con la que actualmente convive y tiene un bebé, hecho que agrava su disgusto), que se dedica a acosar la familia de su ex-marido y a obsesionarse con una pareja que observa desde el tren cada vez que viaja a la ciudad (Rebecca Ferguson y Luke Evans, un par de guapazos que no nos extraña que se quede mirando, sobre todo cuando follan en la terraza a pleno día), con una visión tan tramposamente clara como la que tenía James Stewart desde su ventana en La ventana indiscreta (sólo le falta distinguir el cómic que leen cuando cagan).

"La parte de thriller de La chica del tren está tan forzada, tan mal llevada, y encima peor resuelta, que no se entiende cómo la han puesto"

Un personaje desquiciado algo así como la Blue Jasmine de Woody Allen pero con Emily Blunt en lugar de Cate Blanchett... Una Emily Blunt, todo hay que decirlo, que borda el papel con su solvencia habitual si no fuera precisamente por la parte de thriller que introduce la peli, que canta tanto como un irlandés negro. Porque la parte de thriller en cuestión está tan forzada, tan mal llevada, y encima peor resuelta, que no se entiende cómo la han puesto. Será porque la película se basa en el bestseller escrito por Paula Hawkins y no se habrán atrevido a obviar el elemento de suspense, aunque mejor le hubiera ido a la peli, a su director Tate Taylor y a sus actores, de haberlo hecho. Y hasta al público, así nos habríamos ahorrado tener que verla y todo eso que hubiéramos salido ganando.

 

La chica del tren: thriller

"Cuidado si no te pones braguitas, que desde el tren se ve todo"

 

La desaparición de uno de los personajes es el detonante de esta subtrama de intriga sosa y desangelada como el bacon sin grasa, acuciada por las lagunas mentales de la protagonista que la convierten en sospechosa. Ojalá hubiera sido culpable y la hubieran detenido enseguida, así no habríamos tenido que presenciar la sarta de tópicos mal desarrollados que presenta la peli. El personaje con trapos sucios que resulta no ser lo que parecía, el (o los) personajes colocados para parecer culpables aunque lleven en la frente un letrero de neón que diga que no lo son, y el personaje que se revela culpable transformándose en un psicópata así que le descubren, como si hubiera estado engañando a todo el mundo todo el tiempo con una interpretación de Oscar. Hasta llegar a un final tan tramposo como poco efectivo.

Y encima todo tan previsible como adivinar en una novela de Agatha Christie que el asesino es el mayordomo. La chica del tren es como disfrazar a un pitufo de Hellboy. Se le pinta el cuerpo de rojo, se le retira el birrete y se le añaden cuernos, pero aún así no se consigue engañar ni a un niño de teta. Porque La chica del tren se vende como una combinación entre thriller y drama, pero en realidad se revela como un drama disfrazado de thriller. Nueva prueba inequívoca de que tal como decíamos al principio, unir dos géneros tan dispares no suele funcionar. Como combinar un perfume francés con un pedo botillero. Emily Blunt sería el perfume y el resto el pedo. La próxima vez que se tiren uno, que coman sorbete de rosas antes.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Condenada a alforfones

INF VNV 1

Recomendada por Kuato a: quien se quedó con ganas de ver un crimen en Blue Jasmine.

No recomendada por Kuato a: quien no le guste que le den gato por liebre, ni siquiera un gato mutante de cinco patas.

Ego-Tour de luxe por: Emily Blunt, quien aún se ríe cuando lee que clasifican a la peli como thriller.

Atmósfera turbínea por: que para ver dramones ya tenemos los telefilmes de Antena 3 as sobremesas de los fines de semana.

 

LA CHICA DEL TREN. Estreno en Venusville: 21/10/2016

 

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