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LA LEYENDA DE TARZÁN crítica: Taparrabos de rebajas

Nueva versión de Tarzán con un Alexander Skarsgard en taparrabos primo de Greystoke

ANNA BOU

Una liana sirve para saltar por las verdes copas, para hacerle cosquillas a las hojas, o en el caso de La leyenda de Tarzán, para atársela al cuello y suicidarse. Bienvenida (por decir algo) la nueva e innecesaria versión de este Tarzán que nos regala David Yates, el director de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry Potter y el misterio del príncipe, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte 1 y 2. Yates es también el artífice de la venusvillemente esperada Animales fantásticos y dónde encontrarlos. Temblemos.

Se ha querido darle una vuelta de tuerca a la conocida historia del conde de Greystoke, sin darse cuenta de que, llega un momento en que las tuercas no se dejan voltear y se rompen. En La leyenda de Tarzán se nos presenta al aburguesado conde, olvidada a la velocidad de la luz su época selvática, siendo requerido para volver a su reino verde como ético embajador de comercio. Aparentemente... Es decir, de un plumazo y en aras de una originalidad que produce arcadas cinematográficas, nos quitan la parte más interesante de Tarzán, que es precisamente su "primatización", "monología" o "simiesquidad", como ustedes prefieran.

 

La leyenda de Tarzan: cine de aventuras

"Corramos antes de que me hagan hacer Tarzán y la ciudad perdida 2"

 

Mejor que este Tarzán-Greystoke no se mire en el espejo de la antecesora Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos, título larguísimo pero acorde con una intensidad y una emotividad que no asoma ni por vicio en este último y ridículo Tarzán. La leyenda de Tarzán ofrece un guión anoréxico, escuálido, con más ética (barata) que épica. Inverosímil y absurdo héroe más Conan que Tarzán que, durante la película, interactúa relativamente poco con los monos, en una acción que se reduce básicamente a salvar a la chica y el propio pellejo. Estamos ante un Tarzán pasado por agua y después amasado con el comercial rodillo de la tontería para obtener a Alexander Skarsgard.

"Mejor que este Tarzán no se mire en el espejo de la antecesora Greystoke, título con una intensidad y una emotividad que no asoma ni por vicio en este último y ridículo Tarzán"

Vaya forma despilfarrada de convertir al Adonis sueco en un panoli dando botes elásticos por la selva, en un rol que ni él mismo parece creerse nunca. Tampoco se salva la bella Margot Robbie, en un papel que se está convirtiendo en la bomba fétida de las heroínas en las recientes películas de acción: féminas modernas con carácter de leonas absolutamente anacrónicas para su época. Entre ser las lánguidas y virginales comparsas a convertirse en las Margaret Tatcher de la acción hay un término medio al que todavía no se le ha pillado el punto. Skarsgard y Robbie forman una pareja fría, insulsa y tan poco natural que su historia de amor está en el top ten de los romances tan sumamente bobos que no puedo dejar pasar la ocasión para obsequiarles con una escena.

 

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La pija Robbie-Jane ve por primera vez al salvaje Skarsgard-Tarzán en medio de la selva, él semi oculto y agachado en pose de primate, pero ella, lejos de asustarse, se dirige educadamente a él, como si acabara de encontrarse con un lord por Oxford Street. Skarsgard-Tarzán se levanta y empieza a olerla con su olfato animal (recordemos que no ha tenido contacto alguno con la civilización). Su nariz simiesca le huele pelo, cuello, cintura, y a medida que se va deslizando por el vestido hasta las bajos fondos, Robbie-Jane pone cara de monja estreñida y le dice "uish, aquí abajo no, salvaje". En fin, un diálogo ideal para una peli porno casera, pero no es el caso.

En cuanto a los monos, nuestro último terreno donde depositar la esperanza, inocentes de nosotros, porque estos monos están tan sumamente digitalizados que en ningún momento se muestran creíbles. Son tan de mentira que uno llega a plantearse el por qué de la digitalización, pues no sé qué efecto se quiere conseguir con estas bestias sin alma. Un animal disecado parece más vivo que cualquiera de los monos, leones o elefantes que aparecen por la desgraciada pantalla. Los simios de El origen del planeta de los simios o de El amanecer en el planeta de los simios les dan mil vueltas, un solo gesto de César fulmina de cuajo a toda la troupe tarzanesca del malogrado Skarsgard. Incluso me atrevo a decir que se echan de menos los simios de la primera, original y única El planeta de los simios, cuyos efectos visuales -y estoy hablando del año 68-, son incomparablemente más emocionantes que los que tenemos entre manos. Y más bellos.

Queridas, queridos venusvilleros, les recomiendo que cojan La leyenda de Tarzán y la llenen de plumas a modo de cojín donde apoyar los pies sucios, mientras revisitan y se emocionan con Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos. Esa, esa es la buena, con permiso de Johnny Weissmuller.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: Christopher Lambert. Para que sepa que siempre será nuestro amado Greystoke. El actor con la mirada estrábica más sexy e interesante del universo cinematográfico.

No recomendada por Kuato a: los que tengan un mínimo de respeto por el personaje de Tarzán.

Ego-Tour de luxe por: cierto espíritu pulp como el que le dio el creador, Edgar Rice Burroughs, cuando Tarzán apareció en las revistas por primera vez.

Atmósfera turbínea por: no incluir en el montaje final ese beso que Christoph Waltz le da al protagonista, mientras le dice a Margot Robbie: "Lo salvaje de su marido me perturba más de lo que puedo expresar".

 

LA LEYENDA DE TARZÁN. Estreno en Venusville: 22/07/2016

 

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