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LA LLEGADA crítica: No estamos solos

Amy Adams nos enseña en La llegada a hablar el idioma de los aliens en diez cómodas lecciones

CHEMA PAMUNDI

La llegada arranca con cinco minutos de prólogo apasionados, conmovedores, descorazonadores y cinematográficamente redondos (que recuerdan, de otro modo, al prólogo de Up), y durante las siguientes dos horas la cosa no deja de mejorar. Ya sería una película notable aunque hiciera bandera de la opacidad narrativa y no ofreciera respuestas a ninguna de las incógnitas que va planteando su trama. Aunque no tuviera más pretensión artística que encadenar momentos visuales entre lo apabullante y lo minimalista. Aunque se limitara a ofrecer un festival de referencias bien urdidas a títulos seminales como Encuentros en la tercera fase, Contact, Abyss, 2001: una odisea del espacio o Ultimátum a la Tierra.

Aunque usara el tema del primer encuentro con extraterrestres como mero mcguffin a partir del cual explorar las limitaciones del ser humano a la hora de gestionar sus emociones (en muchos aspectos seguimos siendo simios, inestables y territoriales). Si La llegada tocara sólo alguna de esas teclas, digo, ya estaríamos quizás ante el mejor título de ciencia-ficción del año. Pero es que las toca todas a la vez, y las toca con una mezcla de clasicismo y vanguardia, jugando con la linealidad argumental hasta ponerla patas arriba, que la catapulta directamente al Olimpo de las obras maestras del género.

 

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"Yo no diré que eres el Vengador más soso si tú no mencionas Batman v Superman"

 

La protagonista de La llegada es la Dra. Louise Banks (Amy Adams), una politóloga que se ve obligada a gestionar a la vez dos órdenes de magnitud emocional muy distintos: el dolor por la pérdida de un ser querido y el estrés de ser la portavoz/intérprete de los humanos en su primer contacto con una raza de alienígenas que ha venido de visita a la Tierra.

Una docena de gigantescas naves nodriza han aterrizado en diversos puntos del planeta y allí se han quedado, en silencio, esperando a que llamemos a su escotilla y les hagamos la primera pregunta. El filme se centra en ilustrar todo el proceso que implica aprender a comunicarse desde cero, en un lenguaje nuevo, con unas entidades que igual ni siquiera perciben la realidad tal como la entendemos nosotros (cualquier malentendido podría hacer que los aliens se largasen enfadados o, aún peor, que se desatara una guerra interplanetaria). Es una historia fascinante, y está contada de manera fascinante.

La llegada se catapulta directamente al Olimpo de las obras maestras del género”

Denis Villeneuve es un director minucioso y pulcro, al que le gusta filmar desde la contención dramática y el espíritu analítico, como si fuera un científico mirando a los personajes por un microscopio. Esa fórmula, que mal aplicada daría lugar a un cine pedante y hueco, le ha funcionado de maravilla en títulos tan robustos como Prisoners, Enemy o Sicario, que precisamente si algo destilan es una intensidad concentrada, sugerida, que pone los pelos de punta. La llegada es su obra más lograda en este aspecto: el inicial distanciamiento, desapego y estupor de la protagonista se va transformando en un estado superior de consciencia que deja al espectador apabullado.

Habrá quien piense que las hechuras de gran superproducción restan credibilidad o profundidad a la propuesta, que sin duda se sitúa en coordenadas más cercanas a un Spielberg que a un Tarkovsky, pero justo la gracia de La llegada está en saber asumir riesgos desde la accesibilidad de un gran espectáculo dirigido a un público mayoritario. En ese aspecto comparte también cierta sensibilidad con la obra de Kubrick, otro director interesado en transmitir mensajes complejos a una audiencia amplia y generalista.

 

La llegada: ciencia ficción

"Si esto no funciona les pondré el Negro Pollón del whatsapp, que seguro que lo conocen"

 

Para lograr dicho objetivo, Villeneuve tira de un empaque visual que quita el hipo (la fotografía mortecina, la puesta en escena milimétrica, el inquietante diseño lovecraftiano de las criaturas extraterrestres...), pero lo utiliza casi como telón de fondo mientras centra su principal foco de interés en el personaje de la Dra. Banks, el auténtico motor de la película. Estamos ante uno de los personajes más complejos, empáticos y bien construidos que ha dado el cine fantástico en décadas, y Amy Adams lo interpreta (casi se diría que lo vive) de manera soberbia, absorbiendo toda la energía dramática del guión y expulsándola de nuevo centuplicada. Jeremy Renner y Forest Whitaker le dan réplicas ajustadas, pero uno no puede dejar de mirarla a ella.

La última media hora de metraje, la vuelta de tuerca final, es la guinda del pastel que convierte a La llegada en algo distinto a gran parte de lo que hayamos podido ver hasta ahora en el género de la ciencia-ficción dura. Es una sorpresa sin sorpresa (porque en realidad hemos tenido todo el rato ante nuestros ojos la información necesaria para entender lo que ocurre, sólo que desordenada), un “ta-chán” que de repente dota de pleno sentido tanto a la trama como a su discurso post-humanista: los terrícolas tenemos un potencial asombroso pero nos empeñamos en dispararnos en el pie, dejándonos dominar por la estupidez cortoplacista, el egoísmo, la arrogancia y la falta de empatía. “Ellos” han venido con sus naves desde otro mundo y, sin embargo, quizás los que deberíamos dejar de comportarnos como alienígenas somos nosotros. La llegada empieza muy bien, pero es imposible acabarla mejor.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

Recomendada por Kuato a: quien quiera redescubrir la sensación de pasmo que produce la buena ciencia-ficción.

No recomendada por Kuato a: quien espere explicaciones masticadas y satisfacción inmediata. La llegada es un blockbuster, sí, pero lo es de un modo atípico, reflexivo y exigente.

Ego-Tour de luxe por: el formidable suspense que logra armar Villeneuve en escenas de “diálogo” entre humanos y extraterrestres que, básicamente, son los unos diciéndoles a los otros “¿Que qué, de qué?” .

Atmósfera turbínea por: que es una lástima que nadie se vaya a atrever a hacer una secuela donde se explore el alucinante panorama que deja abierto el final de la cinta.

 

LA LLEGADA. Estreno en Venusville: 18/11/2016

 

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