LOS MERCENARIOS 2 crítica: ¡Estoy hecho un chaval!

¡Estoy hecho un chaval! Sylvester Stallone y sus compis siguen retrasando su ingreso en el geriátrico Por Beto

<Sylvester Stallone y sus muchachos vuelven a la carga. ¡Y de qué manera! Que quede claro de entrada que no estamos delante de ninguna película que destaque por una compleja trama o un guión estelar, pero los primeros minutos de Los mercenarios 2 son sin duda alguna toda una declaración de intenciones. Simon West (Con Air, La hija del general, Tomb Raider), que suple en la dirección de esta secuela a Sly, quien sigue como guionista además de productor, nos deleita con una ensalada de tiros de las que uno no se olvida fácilmente. En esta escena inicial la acción es tan trepidante como sanguinolenta, pues cada disparo provoca que la sangre salga a borbotones, recordando mucho a los tiroteos de John Rambo que dirigió precisamente Stallone. Él mismo ya lo deja bien claro en la primera frase que pronuncia en la película: “Morid, cabrones”. No hace falta decir nada más.

  Y es que lo que no se puede poner en duda es que todas las escenas de acción de la película son intensas, y no sólo los tiroteos, sino los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, como el que tiene al inicio Jet Li, que en la lucha que mantiene con un montón de guerrilleros acaba utilizando sartenes a una velocidad endiablada, al estilo del Jackie Chan de los buenos tiempos, o como el que mantiene Jason Statham (el auténtico heredero de todas estas estrellas del cine de acción) disfrazado de cura. Y cómo no, la escena de la lucha final entre Stallone y Van Damme, al cual el papel de villano vacilón le queda mucho mejor que no el de héroe con cierta cara de bobalicón que nos lucía en títulos como En el ojo del huracán o Van Damme’s Inferno, por poner dos ejemplos. Eso sí, casi toda la película se calza unas gafas de sol que parecen prestadas por Stevie Wonder. No sé si por aparentar más frialdad al personaje o para disimular las bolsas que le han salido debajo de los ojos…

"¡Esto por no haber ido a comer nunca a uno de nuestros Planets Hollywood!"

   Sea como fuere, no alegramos de la vuelta de Van Damme (olvidémonos de los subproductos perpetrados en los últimos años con excepción de JCVD), que todavía es un actor muy aprovechable para el cine de acción, lo mismo que Sly, que a pesar de no poder gesticular mucho tras tanta cirugía facial, sigue estando en forma a sus 66 tacos. Desgraciadamente no podemos decir lo mismo de todos los mercenarios, ya que Arnie todavía da el pego disparando sin ton ni son y diciendo frasecillas como “Este coche es más pequeño que mi zapato” y tonterías similares, pero su paso como gobernador de California, unido a sus edad, hacen intuir que su época de dar mamporros ha pasado a mejor vida. Avisados estamos de cara sus próximos estrenos.  Lo mismo le sucede a Chuck Norris, que a sus 72 años ya no está para muchas alegrías y al que recomendaría que cambiase de cirujano plástico, porque el botox ha hecho estragos en su cara inflada y carente de expresividad. Si en la serie Walker ya aparecía bastante retocado, lo de ahora no tiene nombre. Si sigue así me lo veo haciendo de primo de Chucky en una nueva entrega de Muñeco diabólico…

   Lamentablemente la película pierde mucho cuando la acción da paso a escenas con un cierto intercambio de frases. No califico como diálogo las bravatas que se lanzan unos a otros con frases autoparódicas al estilo “He vuelto”, que lanza Arnie, o “Soy un lobo soliario”, que proclama Chuck Norris evocando su película McQuade, el Lobo solitario. La conversación que mantienen los mercenarios cuando pasan noche en el campo de entrenamiento soviético, hablando de cuál sería su última cena, es de retrasados.

"A la de tres desplegamos la pancarta de `Steven Seagal nenaza`"

   Por cierto, ¿cómo accedió Dolph Lundgren a que le diesen el papel de un mercenario tan tonto y poco gracioso? Precisamente por su aspecto le iría mejor otro registro que no el de un gigantón que sólo sabe poner cara de bobo, ir más caliente que el palo de un churrero y decir cuatro sandeces (¡ay, Iván Drago, qué bajo hemos caído!).No es que esperásemos un gran guión, pero es una pena que una película llevada de forma tan correcta por lo que respecta a la acción tenga un acompañamiento tan pobre a nivel conversacional.

   Del argumento ya no nos esperábamos nada destacable, así que su mediocridad no nos ha sorprendido. De hecho, la mayoría de películas interpretadas por los mercenarios a lo largo de su carrera no se han caracterizado por tener unos guiones de Oscar: el héroe de turno es encargado de una misión que se complica sobre la marcha y que acaba resolviendo atacando la guarida del malo de turno. Punto y final. Y esto es lo que sucede exactamente en Los mercenarios 2. A pesar de todo, está claro que si el colesterol y la tensión arterial permite a nuestros héroes afrontar una tercera entrega, intuyo que estamos ante una saga que tendrá gran continuidad. El romanticismo que emana todo lo que provenga del cine de los 80 y parte de los 90 tira mucho, así que… ¡larga vida a los mercenarios!/>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey
		Recomendada por Kuato a: responsables de centrales nucleares. Tanta seguridad con el plutonio y aquí lo manejan como si se tratase de llevar unos quesos al mercado.
		No recomendada por Kuato a: seguidores de Jet Li. Uno de los mercenarios más en forma y con buen cartel en la industria pasa desapercibido (y no lo digo por su altura).
		Ego-Tour de luxe por: el personaje de Billy el Niño (Liam Hemsworth). Aire fresco para los mercenarios, aunque desde el inicio se huele lo que le pasará…
		Atmósfera turbínea por: seguimos sin saber qué pintan el ex-luchador Randy Couture y el secundario Terry Crews. “PRM” (Puro Relleno Mercenarial).