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MINE crítica: Pisando fuerte

Armie Hammer es un soldado que juega en Mine a las estatuas mudas e inmóviles en el desierto

EL HOMBRE DE BOSTON

De un tiempo aquí se han puesto de moda las películas rodadas en un espacio único, o casi único, con pocos personajes para abaratar costes, como fueron en su momento La habitación del pánico, Saw, Última llamada, Enterrado o 127 horas. Y para muestra un botón: recientemente hemos tenido acciones transcurriendo en depósitos de cadáveres, habitaciones y casas como únicos escenarios en El cadáver de Anna Fritz, La autopsia de Jane Doe, Green Room y Safe Neighbourhood... Mine sigue la misma tónica, pero con la particularidad de que ocurre en un espacio abierto: el desierto. Un soldado norteamericano pisa el detonador de una mina en el desierto de Afganistán y deberá mantenerse inmóvil para que no explote. Esa es su propuesta,

Primer problema de Mine: la historia no da para llenar toda la película, y sus guionistas y directores Fabio Guaglione y Fabio Resinaro, que no tienen el talento de Danny Boyle, quien sí supo llenar 127 horas sin que la peli se resintiera a pesar de su similar estática premisa (en ese caso era un excursionista con el brazo atrapado bajo una roca), llenan los vacíos argumentales a base de episodios a cual menos creíble. Por 25 pesetas, dígannos cosas que pueden sucederle a un soldado que ha de permanecer inmóvil en el desierto durante horas. Un, dos, tres, responda otra vez: la visita de personajes secundarios, una tormenta de arena, un ataque de lobos... ¡Campana y se acabó!

 

Mine: cine bélico

"El error de El Llanero Solitario fue del director de casting, no mío"

 

Y eso es lo que hacen los Fabios, llenar el metraje añadiendo episodios que más que peligros del desierto, parecen pruebas de una gincana (sólo falta el sostener un huevo con una cuchara en la boca y la carrera de sacos). Así, y con recuerdos del protagonista a modo de flashbacks de su vida personal, que acaban convirtiendo la peli en un recargado ejercicio de redención personal de lo más ñoño, al introducir de manera repetitiva escenas familiares ramplonas que quieren llevar a la película más allá del mero (y suficiente) thriller bélico, permitiéndose incluso toques alegóricos casi fantásticos demasiado ambiciosos.

"James Franco en 127 horas salió dignamente del desafío, en cambio Hammer fracasa en Mine limitándose a poner cara de niño atascado en el tobogán de un parque"

Segundo problema de Mine: Armie Hammer. Y es que ya me perdonarán, pero yo le tengo especial manía a este actor por malograr películas tan esperadas como El Llanero Solitario u Operación U.N.C.L.E. (el director de casting de ambas pelis merecería ser enviado a Marte de una patada en el culo). Hammer es un guapito de cara con el talento interpretativo de una acelga, por eso sorprende que le hayan confiado el protagonismo de una película que se sustenta en la interpretación de un casi único personaje. Ryan Reynolds en Enterrado y James Franco en 127 horas, salieron dignamente del desafío, en cambio Hammer, como no podía ser de otra manera, fracasa de nuevo limitándose a poner cara de niño atascado en el tobogán de un parque.

 

Mine: cine bélico

"Consuélate con que desde El Llanero Solitario Johnny Depp tampoco ha levantado cabeza"

 

Hammer debe pasarse la peli en la misma postura sin poder levantar el pie para evitar que la mina pisada detone, teniendo su expresión facial como único vehículo para mostrar su deterioro físico y mental, consiguiéndolo tan solo a medias. El chico lo intenta, pero aún está verde para tours de force interpretativos de esta envergadura. Él solito con sus recuerdos y con las intermitentes visitas de un bereber que simboliza el contraste entre oriente y occidente, que le va soltando slogans de autoayuda, y le va intentando vender ahora una alfombra, ahora un bolso imitación de Louis Vuitton, ahora devedés de pelis pirateadas (un detalle morboso hubiera sido encontrar entre ellas el videojuego interactivo "Just Dance").

Y es una lástima, porque a pesar de sus carencias de guión con síndrome de cortometraje alargado, de sus episodios gincaneros poco creíbles, de las ridículas visitas del bereber vendedor de alfombras, de la ramplonería de los flashbacks familiares, y de la pobre y acelgosa interpretación de Armie Hammer, Mine está muy bien filmada. Los Fabios imprimen buen ritmo al prólogo de acción bélica (a medio camino entre Invasor y El francotirador), y fotografían la inmensidad del desierto de Afganistán (en realidad Canarias) con espectaculares panorámicas a lo Lawrence de Arabia. Lástima que en vez de Peter O'Toole montando un camello, salga Armie Hammer pisando una mina.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia:  Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: estudiantes de cine que busquen ideas baratas para dirigir su ópera prima.

No recomendada por Kuato a: estudiantes de cine que busquen ideas baratas para dirigir una ópera prima de calidad. Entonces que se miren 127 horas.

Ego-Tour de luxe por: la manera en que el bereber camina por el campo de minas. Esperen a verlo y flipen.

Atmósfera turbínea por: Armie Hammer. Al menos en El Llanero Solitario llevaba un antifaz que le tapaba la cara y disimulaba que era él, pero aquí ni eso.

 

MINE. Estreno en Venusville: 30/12/2016

 

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