PIRATAS DEL CARIBE artículo: Una trilogía que hace aguas

SI HAY QUE IR SE VA

Esto en cuanto a los cabos sueltos y las incoherencias. Por lo que se refiere a la narración, ésta avanza continuamente a trompicones como si entre dos puntos no existiera la línea recta. Elliott y Rossio nos marean la perdiz provocándonos la sensación que los personajes no hacen más que protagonizar idas y venidas a lo tonto que podrían evitarse fácilmente ganándose tiempo.

A modo de ejemplo, lean y juzguen si esto no es dar más vueltas que el 64. En La maldición de la Perla Negra Barbosa lleva a Elisabeth a la Isla de Muerta, Jack lleva a Will a la Isla de Muerta, y tras ser Jack y Elisabeth abandonados y rescatados de la isla desierta, Barbosa lleva a Will a la Isla de Muerta y Jack lleva a Norrington a la Isla de Muerta. Y pregunto yo, ¿no podían haberse ahorrado alguna ida y venida de la Isla de Muerta? ¿Por qué no va todos una única vez allí y se encuentran en el clímax final? Bastaba con hacer que Barbosa descubriera a medio camino que Elisabeth no era quien decía ser, atacara el barco de Jack y Will, apresara a Will, abandonara a Jack y Elisabeth, y siguiera su camino. Jack y Elisabeth serían salvados por el comodoro, y juntos irían también a la Isla de Muerta, donde tendría lugar el duelo y el combate final. Tendríamos exactamente todas las escenas de acción, nos hubiéramos ahorrado más de media hora de paja, y la peli habría durado dos horitas pasando muchísimo mejor.

"No es por no ir... ¿Pero alguien puede decirnos adónde vamos?"

En El cofre del hombre muerto y En el fin del mundo los personajes sólo van a su objetivo geográfico, la isla donde está enterrado el corazón de Davy Jones y la Cala de los Naufragios respectivamente, una sola vez, pero en ambos casos se encuentran tantas veces entre ellos por el camino que parece que no acaben de llegar nunca provocando la misma sensación que nos causaban las idas y venidas de PdC1. Tanto encuentro no hace más que entorpecer la narración hasta niveles que sólo sirven para alargar innecesariamente el metraje. Si tienen que ir a algún sitio pues que vayan, pero que no nos interrumpan el viaje a cada momento innecesariamente, porque todos y cada uno de estos encuentros se podrían haber evitado en pos de una narración más lineal y una mejora del ritmo narrativo.

"La narración avanza continuamente a trompicones como si entre dos puntos no existiera la línea recta"

Recuerden los de En el fin del mundo: la Perla Negra es interceptada por Sao Feng, Jack es llevado a bordo del navío de lord Beckett, y regresa a la Perla Negra;  Elisabeth viaja en la nave de Sao Feng, es llevada a bordo del Holandés Errante, y regresa al barco de Sao Feng. ¿Lo ven? Ambos personajes se desplazan de donde están para volver minutos después al mismo punto de partida sin que sirva en ambos casos absolutamente de nada. Si el objetivo de apresar a Elisabeth era que el comodoro Norrington muriera por liberarla, hubieran podido matarlo en cualquier otro momento, en el combate naval final por ejemplo; y si el objetivo de llevar a Jack en presencia de lord Beckett era que pactara con él, sirve aún de menos porque tal pacto no tiene en ningún momento ninguna relevancia en la trama. Ambas idas y vueltas sólo sirven pues para añadir minutos de diálogo que no hacen más que alargar el metraje, aburrir al espectador y, en muchos casos, confundirlo.

Jack Sparrow: vuelve el hombre

Porque ese es otro de los muchos errores de En el fin del mundo: tanto pacto entre los diferentes personajes (todos gratuitos porque al final no tienen trascendencia alguna) no sirve más que para no saber de qué bando está cada personaje en tningún momento, además de para romper el ritmo de la narración, alargar el metraje y restarle minutos a la acción. Will pacta con Sao Feng traicionar a sus amigos para recuperar la Perla Negra y poder así liberar a su padre del navío de Davy Jones, pero como Sao Feng no respeta el trato, no sirve de nada; también pacta con Beckett llevarlo hasta la Cala de los Naufragios y entregar a Jack, pero tampoco sirve de nada porque es intercambiado por Jack.

Si el objetivo de los guionistas era que Beckett llegara hasta la Cala de los Naufragios guiado por Will al tener la brújula mágica, esto hubiera podido solucionarse haciendo que Jack le diera la brújula a Beckett durante su entrevista, o que Beckett siguiera simplemente a la Perla Negra sin necesidad de brújula; porque Jack también pacta con Beckett, pacta poder saldar su deuda con Davy Jones a cambio de darle información acerca de la Asamblea de Hermanos y hacer salir a los piratas de la Cala de los Naufragios. Pero una vez más, el pacto tiene la misma validez que un contrato leído por los hermanos Marx, ya que como en los casos anteriores no se pone en práctica nada de lo acordado. Si de lo que se trataba era de situar a Will nuevamente en la Perla Negra y a Jack en el Holandés Errante antes del combate naval, esto hubiera podido resolverse perfectamente en la escena que homenajea los spagheti westerns de Sergio Leone sin necesidad de pactar absolutamente nada con nadie.

LA PARTE SOBRANTE DE LA PRIMERA PARTE

Lo llevo diciendo desde el principio: la duración global de Piratas del Caribe es desorbitada; demasiados personajes, subtramas y segmentos innecesarios que no hacen más que alargar el metraje gratuitamente, y enlentecer y hacer confuso el producto final. Con media horita menos en cada episodio habrían quedado tres películas mejor cuadradas, más fluidas y más entendibles. En una palabra: mejores.

Sobran todas las idas y venidas innecesarias de la Isla de Muerta en PdC1 y todos los pactos innecesarios entre personajes de PdC3.

Sobra el personaje de Bill el botas y toda la subtrama que lo relaciona con su hijo Will. Todas las escenas que comparten en PdC2 en el Holandés Errante (que si juro que liberaré tu alma, que si la partida de dados, que si volveré a buscarte…) arranca bostezos hasta a los espectadores incondicionales más entregados.

Sobra todo el segmento de la isla de los caníbales de PdC2. Son 30 minutos cuya única misión es satisfacer a la audiencia poco exigente con un recital de gags visuales más propios de un cartoon que de una película supuestamente seria aunque sea seria a medias. 30 minutos que no aportan absolutamente nada a la historia. Si los guionistas quieren convertir a Jack Sparrow en estrella de un show cómico, que le consigan un contrato para actuar cada semana en el “Saturday Night Live”, pero que no nos hagan perder el tiempo. Will podía encontrar perfectamenete a Jack en Tortuga.

"¡Esto por no decirme que eras gay!"

Sobra el prólogo de PdC3 en Singapur. Nueva muestra de metraje innecesario metido por los guionistas con calzador con fines comerciales. Tan forzado está que ni siquiera saben cómo justificarlo: se supone que van allí a buscar las cartas de navegación que les marcará el rumbo hacia el reino de Davy Jones, ¿pero para eso no tienen a Tia Dalma? ¿Para que les acompaña entonces? Le piden a Sao Feng además que les proporcione barco y tripulación porque no tienen. ¿Cómo han llegado hasta allí entonces? PdC3 tenía que haber empezado directamente en alta mar rumbo al reino de Davy Jones.

Sobra el personaje de Sao Feng. Si su cometido es morir y nombrar a Elisabeth capitana y su sucesora como Señor de la Piratería para que pueda ser nombrada a su vez reina de los piratas, aún sobra más, pues su ausencia le habría hecho un favor al personaje de Elisabeth y a Piratas del Caribe por extensión.

"Con media horita menos en cada episodio habrían quedado tres películas mejor cuadradas, más fluidas y más entendibles"

Sobra el personaje de Calipso. Si hubieran dejado a Tia Dalma como simple hechicera que sabe cómo resucitar a los muertos, hubiera sido más creíble que resucitara al capitán Barbossa para que guiara al grupo al reino de Davy Jones a rescatar a Jack. Mucho más que porque lo necesita porque es uno de los nueve Señores de la Piratería y desea recuperar su condición de diosa del mar (recuerden que a Sao Feng no lo resucita). Que sea la mujer por la que Davy Jones se arrancó el corazón tampoco ayuda. Sólo sirve para complicar la subtrama y para hacer que todos los personajes estén relacionados por una improbable casualidad poniendo a prueba nuestra paciencia.

Lo que nos lleva a que sobran las casualidades. PdC2 se sostiene sobre una enorme y coral casualidad: Jack encuentra en la prisión turca el plano de una valiosa desconocida llave y resulta que es la llave que abre el cofre que alberga el corazón de Davy Jones. Simultáneamente, lord Beckett envía a Will en busca de Jack porque lo que ansía es, precisamente, el mismo cofre. Y para acabarlo de rematar, aparece Davy Jones en ese jsuto momento y reclama a Jack el pago de la deuda que tiene con él.

"Tú tranquilo, que si con Rob Marshall no triunfamos fichamos a Tim Burton"

Si a esto le suman que tan grande como es el Caribe, los personajes se encuentran constantemente por arte de magia cada vez que el guión lo requiere, como cuando Elisabeth, Jack y el comodoro Norrington coinciden en Tortuga en PdC2, o que Will es rescatado tras su huída del Holandés Errante por el barco en el que viajaba Elisabeth de polizón también en PdC2, o que la tripulación de la Perla Negra desembarca para obtener agua justo en la isla en cuya orilla está muerto el Kraken y justo en el momento en el que Sao Feng los encuentra en PdC3, el acto de fe está servido.

En fin, que arrasa con lo que puedas y generoso no seas, como dicen Jack y el Sr. Gibbs mientras chocan los puños. Ya ven que el guión de Piratas del Caribe no es precisamente un prodigio y que hace aguas por todas partes…. Aún así nos llega ahora el cuarto episodio de la franquicia con Jerry Bruckheimer amenazando con producir dos más hasta completar como mínimo una segunda trilogía. Ay Dios, tres películas más de Piratas del Caribe con sus pasajes, personajes y subtramas confusos, gratuitos e innecesarios… ¿Cómo vamos a conseguir escapar de ellas? Ah sí, no me lo digan: tortugas marinas.