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¡PIRATAS! crítica: Buques de Play-Doh

   

Buques de Play-Doh

El Capitán Pirata aprovecha que Jack Sparrow
no estrena peli y se presenta a Pirata del Año

Por Víctor Parkas

 

<Al enterarnos de que los estudios Aardman Animations volverían a utilizar el sistema claymation (cine de animación con plastilina) en su nueva película, las babas consiguieron lustrarnos los mocasines a la vieja usanza. Y es que, aunque pásase inadvertido, la que fue casa de los carismáticos Wallace & Gromit en sus primeros años también acabó siendo la de Arthur Christmas & Ratónpolis. Estos últimos, a parte de tener menos plastilina que un aula de universidad, no consiguieron levantar las pasiones obtenidas con creaciones artesanales de la compañía responsable de Chicken Run (Evasión en la granja), el homenaje del director de ¡Piratas! a La gran evasión. El hecho de volver al estilo visual que les hizo famosos ya supone un punto a favor para Peter Lord y sus grumetes, y la premisa de la película no podía ser más atractiva: el Capitán Pirata, hazmerreír del gremio junto con su tripulación, ansía hacerse con el trofeo al Pirata del Año, una suerte de Óscar en el mundo de la piratería para aquel que se haga con el botín más jugoso.

   Si bien ya cuenta con una sinopsis inusual, a medida que la trama avanza se va volviendo más pasada de vueltas: la presentación de los competidores por el trofeo, con sus entradas deudoras del mundo del cómic (paredes destrozadas al ritmo de mil violines con la teatralidad de un Magneto o un Doctor Muerte en sus primeros años); la incursión en la trama de alguien tan respetado en UK como Charles Darwin, mostrándolo como un hipocondríaco arribista muy falto de cariño; las elucubraciones sobre los placeres gastronómicos más oscuros de una exasperantemente chillona Reina Victoria, en guerra permanente con el mundo de la piratería y enemiga, por ende, de la tripulación del Capitán Pirata… Lo que podría haber acabado como un no sense y una pasarela de personajes cuyos contrastes provocan cortocircuitos en la historia, consigue funcionar gracias a un guión que, pese a sus licencias cuanto menos desquiciadas, tiene una estructura más diáfana que Invisible Jim.

 

"Sólo tendremos una `Isla de cabezas cortadas` si Geena Davis se atreve a asomar la suya"

 

   Es concretamente el guión lo que hace que la película sea redonda pero no magistral. Encomendado a San Robert McKee, el guionista opta por una historia tan funcional como previsible. La evolución del escrito no sorprende en ningún punto del metraje, haciendo que el interés del espectador se mantenga únicamente por unos gags bien resueltos y unos personajes que caen en gracia desde la primera escena. Pero, como ya he dicho en otras ocasiones, pasar por alto la exigencia del espectador, presuponiendo que la única audiencia a la que estos productos les resultarán interesantes estará formada exclusivamente por infantes, no tiene lugar en un mundo en el que se ha estrenado Wall·E. Se agradecen los chistes pensados para los adultos que acompañarán a sus hijos a verla (como los guiños a la comedia británica contemporánea enarbolada por Monty Python y La Vida de Brian), pero da la sensación de que la película podría haber llegado mucho más lejos.

 

  "Peter Lord ha conseguido marcarse con ¡Piratas! el mayor tanto de la Aardman Animations desde Chicken Run"  

 

   Si la solvencia absolutamente incontestable de estos estudios de animación a la hora de animar personajes de plastilina ha sido más que demostrada, en esta película se confirma y multiplica. El diseño de producción está cuidado hasta el último detalle, y a veces ocurren más cosas en segundo que en primer término (dos veces viva por los parquímetros en el Londres del XIX). Por desgracia, el empecinarse en hacer ¡Piratas! en 3D arruina buena parte del disfrute que la película podría proporcionar. Y no tiene nada que ver con tomar partido o no por este sistema de producción y exhibición, si no por una cuestión puramente técnica: los planos en 3D necesitan más tiempo de lectura por parte del espectador, sobretodo cuando contienen gran cantidad de información. Este tiempo nos es negado en muchos momentos de la película, echando a perder parte de las horas invertidas por el equipo en vestirla tan bien. Una pena de la que permaneceremos inconsolables hasta que la editen en DVD.

 

"El único trofeo que ganaría Jack Sparrow sería uno patrocinado por Margaret Astor"

 

   Con respecto al reparto, que Hugh Grant fuese elegido para poner voz al protagonista de la historia es un chiste de mal gusto del que, contra todo pronóstico, todo el mundo se ríe a mandíbula batiente. El eterno chico bueno de la comedia romántica anglófona sale airoso del aprieto que supone interpretar a un personaje abiertamente patán, mezquino y más limitado que el aforo del cuarto de las escobas. Maravillosa también la interpretación de Darwin a manos del penúltimo Doctor Who David Tennant, sin olvidarnos de otros aciertos de casting como el de Salma Hayek, que encarna a una sensual corsaria competidora directa del protagonista por el premio de Pirata del Año. Y los que la vean en versión doblada, no teman: los parlamentos del personaje que ha de destrozar Andrés Iniesta son mínimos.

   Peter Lord ha conseguido marcarse con ¡Piratas! el mayor tanto de la Aardman Animations desde Chicken Run (Evasión en la granja), consiguiendo incluso despojarla de su trono. Alejándose de los clichés y lugares comunes del género, ha optado por utilizar un contexto como el de la piratería en la época victoriana para crear su propio mundo, un universo mucho más loco y divertido de lo que se puede esperar antes de que se encienda el proyector. Erigiéndose como el proyecto más ambicioso y con mejor acabado de la compañía británica, logra sobreponerse a todas sus carencias a base de potenciar los aciertos que sí ostenta, consiguiendo salir a flote como si del destartalado barco comandado por el Capitán Pirata se tratase. Solo queda rezar para que estos estudios sigan produciendo obras maestras de lo artesanal como ¡Piratas! Y si no, a los tiburones./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Copas de yate
     
     
 

Recomendada por Kuato a: creacionistas. Les gustará ver a Darwin sufrir, aunque sea por mal de amores.

     
 
No recomendada por Kuato a:
británicos susceptibles
     
  Ego-Tour de luxe por: la entrada del barco pirata en Londres al ritmo del “London Calling” de los Clash. De hecho, toda la selección musical de la banda sonora es espectacular: The Pogues, The English Beat, Jimmy Cliff, Supergrass, Tenpole Tudor….
     
 

Atmósfera turbínea por: que James Cameron pusiese de moda el 3D con Avatar. Dejadnos ver las películas tranquilos, demonios.

 

 

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