PLANET 51 entrevista a los directores: Entre frikis anda el juego

Blanco, Abad y Martínez: "Eso del emblema nacional y la ristra de chorizos no nos va"

■ RAY ZETA

CINES VERDI PARK, BARCELONA, 26/11/2009. ¿Hablando se entiende la gente? Pues si se ha criado uno viendo el mismo tipo de cine y los gustos son afines, como es el caso, sí. Jorge Blanco, Javier Abad y Marcos Martínez son treintañeros que crecieron enganchados a las producciones de Spielberg en los 80, a las de Pixar en los 90, y a las videoconsolas de cada momento. Han diseñado la saga de videojuegos Commandos de Pyro, y acaban de dirigir Planet 51, una película de animación donde las personas normales son marcianitos verdes y los invasores alienígenas humanos, lo que les permite homenajear tanto el cine de ciencia ficción de los años 50 como los títulos que les marcaron en su infancia y juventud. Se nota que dominan el idioma de Venusville a la perfección, así que desde el primer momento intuí que nos entenderíamos.

Y efectivamente así fue. Nos tocó entrevistarles los últimos de la mañana, así que los pobres ya estaban cansados, no de atender a los medios, si no de responder una y otra vez preguntas acerca del multimillonario presupuesto del film (Planet 51 es la película más cara del cine español hasta la fecha con 55 millones de euros), su mastodóntica promoción (acuerdos comerciales con más de cien marcas), y la elefantiásica distribución internacional (estreno en 170 países), cuando ellos no llevan ni la producción, ni la distribución, ni ningún aspecto relacionado con la comercialización. Nuestras preguntas les parecieron pues una brisa de aire fresco. Por fin podían hablar de la parte artística de su película y de lo que de verdad les gusta: el cine fantástico. Así que lo que ellos esperaban iba a ser otra entrevista al uso, acabó convirtiéndose en una animada conversación entre colegas donde solo faltaban las cervezas. Un abrazo a los tres, majos, y que tengáis tanto éxito con Planet 51 que lleguéis hasta “Planet 100”.

Planet 51 y Diario de Venusville: entre marcianos anda el juego

-¿Cómo se pasa de diseñar videojuegos a dirigir películas?

-Pues en nuestro caso ha sido de una forma que no es muy usual, porque por lo general la gente que dirige empieza por una escuela de cine y nosotros sin embargo empezamos por los juegos. Cuando teníamos veinte años era mucho más fácil empezar por allí porque en España había diferentes estudios para eso, pero no había ningún gran estudio de animación 3D.

-Pero cuando quieres empezar a contar historias los juegos se quedan cortos. Cuando veíamos las películas de Disney y las de Pixar teníamos claro que eso era lo que queríamos hacer, así que fue una mezcla de la visión empresarial de Ignacio Pérez Dolset, el productor, y nuestro apetito por contar historias.

-Pues viendo la peli nadie diría que no teníais ninguna experiencia. ¿Acaso entraba en el millonario presupuesto del film un cursillo de dirección a cargo de Spielberg?

-Qué va, de los ocho años que hemos tardado en hacer la película, los primeros cuatro fueron un curso autodidacta acelerado de cinematografía en el que nos empapamos absolutamente de todo: libros de guión, libros de cámara… y sobre todo de las pelis que nos gustaban. Al final de lo que se trata es de tirarse a la piscina y ser muy crítico. Si hay que tirar algo 25.000 veces a la papelera, se tira.

-El estilo de animación de Planet 51 recuerda al de Pixar más que a ningún otro, ¿era el que buscabais desde el principio?

-Mentiríamos si dijéramos que no tenemos influencias de Pixar, ahora mismo es la referencia, pero lo que de verdad buscábamos era hacer una película que pareciera hecha fuera, eso del emblema nacional y la ristra de chorizos no nos va.

"No pudimos homenajear a Desafío total haciendo que alguien se sacara un chip localizador por la nariz, ¡porque nuestros personajes no tienen nariz!"

-Pues con Rover, vuestro robotito, parece que rindáis un homenaje a Pixar y a su Wall-E…

-Pues no es buscado, las semejanzas entre nuestro Rover y Wall-E nos dieron mucha rabia porque Rover fue uno de los personajes que tuvimos primero en la película, sus primeras pruebas de animación son de hace seis años. Cuando nos llegó información de que en Pixar estaban trabajando con un robot, llamamos rápidamente a amigos que tenemos allí y nos tranquilizaron diciéndonos que nuestra película y la suya iban de temas completamente distintos (sin contarnos nada de su argumento, ojo, que tienen cláusula de confidencialidad).

-Las coincidencias son físicas. Wall-E es un robot y Rover es un robot. Cuando vimos la película también nos quedamos más tranquilos porque descubrimos que Wall-E era más ñoño, cuida de su insectito mientras que Rover aplasta a los bichos.

-Nadie va a creer que Rover ya estaba hecho cuando salió Wall-E. Wall-E salió hace un año y medio, y hace un año y medio nosotros estábamos ya en el final de nuestra producción. Cualquiera que sepa el tiempo que se tarda en hacer una película de animación lo entenderá. Pero bueno, igualmente nos dio mucha rabia porque perdimos frescura.

-Y no sólo Wall-E. Cuando empezamos hace ocho años a buscar la idea, el tema de una película de aliens en 3D era completamente nuevo, pero en este tiempo han salido cantidad de películas con la misma idea,Monstruos contra alienígenas, por ejemplo, lo que hace que el tema esté ya super trillado

-¿Barajasteis otras épocas para ambientar la historia además de los años 50?

-Está ambientada en los 50 por muchas razones. Porque a nivel visual es una época con mucho colorido, porque la película trata sobre el miedo a lo desconocido y en esa época se tenía mucho miedo a lo que podía venir de fuera, ya fueran rusos o extraterrestres, y porque fue en esa época que se inventó el fenómeno “alien” y el concepto “platillo volante”. Tenía que ser ésa. ¡Por eso nos hemos tenido que ver toda la filmografía de serie B de esa época de cabo a rabo!

Equipo de Planet 51, en un plano a lo Armageddon

-¿Y las pelis que homenajeáis? ¿Teníais una lista de los títulos que queríais que saliesen, o los chistes ya venían en el guión?

-No, eso es un apetito que tenemos. Cuando planteas las secuencias en el proceso de story board, cada uno aprovecha para meter sus guiños, y si gustan se quedan. Lo que se queda o no se queda no depende de la película que se referencia, depende de que al final el gag funcione. Hicimos una referencia por ejemplo a The Twilight Zone, pero al final la tuvimos que quitar porque no nos convenció.

De Los Goonies hay una porque quiso Marcos (Martínez). Quería una escena de túneles que homenajeara aLos Goonies en el momento que ellos llegan a la base para rescatar al astronauta, así que al final metimos dos planitos de ellos cayendo por unos túneles.

-Muchos otros venían también de Joe (Stillman).

-Os tenemos que dar una colleja porque no habéis sacado ninguno de Desafío total, cuna de nuestro barrio marciano Venusville.

-Es que no podíamos hacer que se sacaran un chip localizador por la nariz porque nuestros personajes no tienen nariz (risas).

-En realidad casi lo hicimos. En el momento que el niño se levanta la camiseta para que le firme un autógrafo, pensamos en ponerle tres pezones, pero nos lo desaconsejaron porque en el tema niños los americanos son muy suyos.

Con Joe Stillman: "En la secuela invertiré los roles haciendo que los verdes sean los humanos"

-Lástima. Bueno, pues queda pendiente si hacéis la secuela… Siguiendo hablando del guión, Joe Stillman repite la fórmula que ya siguió en los Shrek de invertir los roles tradicionales (ogros, héroes de los cuentos de hadas, y hadas madrinas y príncipes encantadores, villanos). Aquí los invadidos son los aliens y los invasores los humanos. ¿No se os ocurrió llevar esta inversión de roles hasta el final y hacer del humano invasor el villano de la función, en vez de pintarlo tan bueno como E.T?

-¡Uf! No os podéis ni imaginar la cantidad de guiones que hemos tenido y barajado. Hubo una versión en las que los humanos aparecían al final con las naves invadiendo el planeta, pero no eran malos del todo, lo que hacían era llevar nuestra sociedad de consumo, así que en el plano final se veía que todo estaba lleno de McDonalds.

-En los tres años que le estuvimos dando vueltas, han aparecido quince humanos al final, luego Chuck ha pasado a ser E.T al revés… Incluso en una no se quitaba nunca el casco y lo llevaban de un lado a otro sin siquiera hablar (risas).

-De todas maneras, el germen de la historia era hacer una especie de Expediente X al revés, que el alien esté en su casa tranquilo y que el que llegue fuera un tío normal, por eso no nos pegaba que el humano fuese malo, más bien todo lo contrario, el inocente que llega allí y no se entera.

"Wall-E es más ñoño que Rover. Wall-E cuida de su insectito, mientras que Rover aplasta a los bichos"

-¿Y los actores dobladores? ¿Los dirigisteis personalmente?

-Sí, claro.

-Entonces decidnos: ¿quién ha sido el más profesional y quién el más pasota a la hora de trabajar?

-Eso es fácil (risas). El que más nos sorprendió fue Justin Long, un profesional de método como la copa de un pino. El más pasotín fue Sean William Scott. Hace tan bien el papel de golfo en American Pie porque él es así (risas).

-¿Le tiró los tejos a Jessica Biel?

-(Risas) En el casting dijo: “¿Trabajar con Jessica? Contratadme, yo os llevo las Coca-colas…” (risas).

-En otro momento pero, comentó: “No sé si podría salir con una chica que es más fuerte que yo”.

-Quien sí se aprovechó de Jessica fue Marcos (Martínez), porque allí en EEUU todo el mundo se da la mano, nadie se da besos, y menos dos. Marcos le enseñó personalmente que en España el protocolo es darse dos besos y funcionó. Siempre que Jessica veía a Marcos le daba los dos besos de rigor.

-La próxima vez Marcos, dile a Jessica de nuestra parte que en Venusville el protocolo exige darse un solo beso… ¡pero de tornillo!