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SAW artículo: Ránking vive o muere: tú decides

Repaso película a película de los jueguecitos más morbosos, truculentos y macabros de Jigsaw

BETO

¿Qué sería la saga Saw sin los sangrientos jueguecitos en forma de trampa de Jigsaw? Pues lo mismo que la de Arma letal sin los tiros del sargento Riggs o la de Harry Potter sin la magia del citado Potter: nada. Por eso ahora que la saga de Jigsaw ha tocado a su fin, es el momento idel para hacer balance de ellos en forma de homenaje. Pasen y lean pues el mejor juego (o el más cafre, que para el caso es lo mismo) de cada una de las siete entregas de Saw.

¿Cuál es el más heavy? "Tú decides".

 

SAW: Este muerto está muy vivo

 

Es aquí donde aparece la más famosa de las trampas de Jigsaw, que repite en Saw VI y Saw VII: la famosa máquina destroza-mandíbulas.

Una yonkie consumada se despierta con una máquina en la cabeza que le hará una cara nueva si no consigue la llave que la libere. Para poner la cosa un poco más difícil, la llave que debe liberarla se encuentra en el estómago de un “cadáver” que se encuentra en la misma sala. Cadáver que encima está bien vivo, aunque con una sobredosis de opiáceos para que nuestra amiga lo pueda descuartizar a su gusto.

¡Que barbaridad! ¡Con qué afición rebusca entre las tripas del pobre infeliz como quien remueve ropa en época de rebajas! Por cierto, la susodicha drogata será posteriormente, ni más ni menos, la primera ayudante conocida de Jigsaw, que repetirá en Saw IISaw III.

 

SAW II: Un perro andaluz

 

En Saw II la trampa inicial consiste en que el infeliz de turno tiene la cabeza aprisionada con una máscara al estilo de las vírgenes de hierro de la Edad Media, y para poder librarse de ella simplemente tiene que utilizar una llave... que se encuentra escondida en una de sus cavidades oculares. La única solución: seccionarse el ojo al estilo del cortometraje de Luis Buñuel Un perro andaluz.

El problema es que a nuestro amigo le da mucha grima cortarse el ojo (¿y a quién no?), y mientras acerca y retira su mano hacia su objetivo en ese dilema fatal, se le acaba el tiempo y su cabeza es triturada.

 

 SAW III: Hellraiser

 

Nos encontramos un hombre apellidado Troy (no, Castor Troy no, no nos confundamos), que está encadenado con diversos ganchos que le agujerean el cuerpo como a un queso de gruyere (ni Pinhead hubiese hecho un trabajo tan soberbio…). Las cadenas son  gruesas de cojones y tiene que liberarse de los ganchos antes de que explote una bomba que está en la habitación. A pesar del daño que le hace se ve en primer plano cómo se arranca todos los ganchos hasta que sólo le queda el que le agujerea los morros.

Y que conste que el muchacho lo intenta, pero mientras realiza el último esfuerzo entre borbotones de sangre, la cuenta atrás llega a su fin y sus pedacitos estucan toda la habitación. No se alarmen, de todas formas no se hubiese librado porque la cerdilla de Amanda había soldado la puerta por donde tenía que huir...

 

SAW IV: No me chilles que no te veo

 

De las trampas que más me gustan. Dos tíos se encuentran atrapados en un mausoleo atados con cadenas a una polea que los ahogará si se acorta del todo. Uno tiene los ojos cosidos y no puede ver, y el otro tiene la boca cosida y no puede hablar (ya se sabe, en boca cerrada no entran moscas). El ciego nota que hay una presencia en la sala, y el mudo no puede explicarle que lleva la llave que libera las cadenas colgada del cuello. Para acabar de arreglar la situación, los engranajes de la máquina que los mantienen atados se ponen en marcha.

El ciego intenta matar a su posible amenaza y el mudo se defiende, enzarzándose en una gran pelea donde se dan una somanta de hostias considerable hasta que el mudo le consigue arrancar la llave al ciego clavándole repetidas veces un garfio. Una vez liberado, lanza un grito desgarrador que se carga los puntos de la boca. Lo que me lleva a la siguiente reflexión: ¿no podía haber gritado antes y haberse ahorrado tener que liquidar a su compañero cegato?

 

 SAW V: El pozo y el péndulo

 

En esta ocasión Jigsaw se inspira en una de las novelas del maestro Edgar Allan Poe y nos muestra a la víctima inicial de Saw V tumbado en una plataforma. Por encima de él se encuentra un péndulo con una cuchilla enorme que cada vez se encuentra más cerca de su estómago. Para salvarse deberá introducir las manos en unas planchas laterales que le destrozaran las mismas pero que harán que el péndulo se detenga.

Tras pasar un mal rato de cojones y con las manos totalmente destrozadas, el hombre ve desesperado que el péndulo no se detiene y acaba rebanándole las tripas.

 

 SAW VI: Carne de neón... quiero decir Simone

 

Seguro que esta trampa le gustaría aplicarla a más de uno, porque en el inicio de Saw VI nos encontramos con dos prestamistas que llevan en la cabeza un arnés con tornillos que perforará la cabeza en sesenta segundos al que deposite menos carne de su cuerpo en una balanza. El hombre es un tío gordo que rebosa chichas por todos los lados, mientras que la chica, de nombre Simone, es una joven más bien delgadita. Él empieza a cortarse carne de sus michelines viéndose ganador, pero Simone, que sabe que le agujerearán el tarro si pierde, decide actuar como Leatherface, así que coge un cuchillo de carnicero descomunal y se corta el brazo, depositándolo en la báscula al límite del tiempo.

A grandes males, grandes remedios.

 

SAW VII: Elegir un amor

 

Me despido con la única trampa de Jigsaw expuesta para disfrute de la gente de la calle. Las cortinas de un escaparate se levantan y se ven dos hombres atados a una mesa de trabajo, uno en cada extremo. Delante de cada uno de ellos hay una sierra que pueden empujar contra el otro, y por encima de ellos se encuentra colgada una chica que jugaba a dos bandas con los dos muchachotes (vamos, que se lo montaba con los dos).

La cuerda va descendiendo, y para que la chica se salve uno de los dos jóvenes ha de morir rebanado por la sierra. Empiezan a empujar la hoja dentada el uno contra el otro mientras la zorrilla va diciéndoles a quién quiere de los dos en función de cómo está la sierra cerca del pescuezo del otro, al mismo tiempo que los jalea para que rematen la faena.

Cuando se dan cuenta de que está jugando con ambos, los chavalotes dejan de empujar, la cuchilla queda en el centro y, consecuentemente se produce el desparrame de vísceras de la promiscua muchacha ante los atónitos ojos de los transeúntes.

 

SAW

 

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