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SECUESTRADOS entrevista a Miguel Ángel Vivas: Secuestrado en Sitges

Puestos a que te secuestren, ¿dónde mejor que en un festival coleccionando gran éxito de crítica?

RAY ZETA

FESTIVAL DE SITGES, 10/10/2010. Los que me conocen saben que cuando escribo sobre directores a menudo me fijo en “si parecen o no un director de cine”. Sí, lo sé, como si no se pudiera ser un buen director sin lucir el look que uno espera ver en un director de cine. Es cierto, pero también lo es que ese look existe, y en múltiples formas, una de ellas la que ostenta Miguel Ángel Vivas. Cabello desaliñado, barba de cuatro días, americana y jeans recordando un progre militante de izquierdas… Y sabiendo además mogollón del tema. Así que no hay duda, estoy ante un director.

-¿Cuál era tu objetivo con Secuestrados? ¿Amargarle al espectador una hora y media de su tiempo?

-(Risas) Hacer una comedia romántica o un musical no era...

No, era hablar de un tema que me interesa mucho que es la profanación del hogar, que es el lugar sagrado de cada uno y el único en teoría donde se debe estar a salvo. Había leído muchos casos sobre asaltos de hogares y me gustaba mucho la idea de trabajar sobre eso para una historia, pero no sabía ni por qué, ni adónde iba a llegar, ni nada, simplemente empecé a escribir, y mientras empecé a escribir empecé a investigar sobre el caso.

-O sea que todo lo que se ve en la peli está basado en casos que han pasado en la vida real...

-Es que leyendo entrevistas y noticias, y viendo vídeos, empecé a encontrarme con casos muy brutales, como el de la “banda de los ojos”, una banda que entraba en las casas, cogía a las víctimas y les sacaba los ojos a golpes.

Conforme leía estas cosas, fui encontrando lo que quería contar aquí. Me di cuenta que no quería artificios ni una historia convencional. Empecé casi como una necesidad, sin saber muy bien por qué, a hablar sobre ese miedo.

Si preguntas a la gente sobre este tema, todos te dirán la misma cosa, que no son capaces de imaginarse lo que tiene que ser que entren en tu casa, y como pienso lo mismo me dije: “de eso voy a hablar, voy a contar lo que es eso”.

 

 

-Pues si lo que querías era hablar de la profanación del hogar, podías haber hecho un remake de Un loco a domicilio, nos habrías ahorrado un buen mal rato...

-(Risas) Sí, The Cable Man, gran película, pero yo me fui a un tono que era más hiper-realista, intentando que los personajes no fueran una estilización típica de películas como Los extraños o La habitación del pánico, e irme más a un tono de Rohmer o Cassavetes donde poder llegar a los personajes.

Mi idea era meter al espectador dentro de la casa con la familia y no dejarle salir. Y la manera que encontré para hacerlo fue el plano secuencia.

-¿Consideras que tu peli entra en el subgénero de los thrillers con torturas tipo Hostel o Wolf Creek?

-Desde mi punto de vista, no. Mi intención no era realizar un “Torture Porn”, al menos conscientemente, pero eso lo tendrá que decidir el público.

-Es que al principio parece que los asaltantes son profesionales que no buscan hacer daño gratuitamente a la familia, pero luego introduces el personaje psicópata, que es todo lo contrario.

-Es que cuando lees casos de asaltos a casas ves que han aparecido los niños muertos, el padre atado acuchillado, la madre con un tiro en la cabeza en el cuarto de baño... Te planteas eso y te preguntas: ¿qué ha pasado esa noche en esa casa para que haya pasado todo eso?

Por eso introduje ese personaje, quería que fueran personajes muy reales, pero tenía que haber uno más psicópata para ayudar a detonar ciertas cosas. Quería que fuera una película de terror pura y dura pero con personajes reales.

Aquí no está Leatherfacer con una sierra mecánica, aquí hay un tío que puede entrar en tu casa de verdad y eso te puede pasar a ti.

-¿Hasta qué punto te inspiraste en Funny Games?

-No sólo en Funny Games, también en Los extraños, La habitación del pánico, 37 horas desesperadas... hasta en una película que vi con quince años en la que Johnny Cash hacía de malo y que no recuerdo el título*. La he buscado, pero como no sé cómo se llama no la he encontrado y aún la sigo buscando.

"Aquí no está Leatherfacer con una sierra mecánica, aquí hay un tío que puede entrar en tu casa de verdad y eso te puede pasar a ti"

Los extraños la vi en cine cuando ya tenía escrito este guión. Fui a verla y me relajé porque vi que no era mi película. Cuando ves una película pensando en la tuya no eres capaz de disfrutarla, la vi sólo para ver si se parecía a la mía.

-¿Te gusta más Funny Games, entonces?

-Es que a mí Haneke me encanta.

-¿Y qué opinas del remake americano?

-Es que siendo la misma película no me creó ninguna ansiedad ni nada...

-Volviendo a Secuestrados, ¿te costó encontrar el tono para ser creíble en todo momento?

-El tono de la película tenía claro por donde tenía que llevarlo, y lo sacamos en tres semanas de ensayos en las que encontramos las motivaciones de los personajes, por qué gritan cuando tienen que gritar, por qué corren cuando tienen  que correr, y buscar que todo sea orgánico y no premeditado, sino que salga de dentro.

-Para eso es muy importante la interpretación...

-Exactamente, yo sabía que esta película podía salir muy bien o muy mal, y si los actores estaban bien, por muy malo que yo fuera y me iban a salvar mucho, y si los actores estaban mal, por muy bueno que yo fuera no habría por donde cogerla.

-Los tres actores que interpretan la familia xapó, pero el chaval que hace de noviete de la hija está bastante más flojito. ¿De dónde lo sacaste?

-De un cásting a menos de una semana de empezar el rodaje. Él se metió en la película dos días antes de decirle “acción”, el pobre. Ensayamos su escena con él durante un día.

Llegó tarde, llegó el último y lo tuvo complicado, porque así como a los demás personajes los conoces, a él no, a él abren la puerta y ya le están pegando, además literalmente. Entonces es muy difícil identificarse con él.

 

 

-Sin desvelar el final para no cometer spolilers, ¿por qué eliges este final entre todos los posibles?

-Es una cuestión moral mía, es decir, lo que yo no puedo hacer es contar al espectador que si te pasa esto así y te relevas contra ello triunfarás. No somos Tom Cruise ni Harrison Ford...

-La peli acaba además de manera muy repentina, ¿no? Última acción, fundido en negro, y se acabó.

-Sí, eso es una tesis personal mía de cómo vemos hoy la violencia. Es lo que yo llamo el coitus interruptus, no te dejo teorizar sobre ello ni pensar sobre lo que acabas de ver.

Si tú pones la televisión, te cuentan que ha habido no sé cuantos muertos no sé donde, y cambias a corte y te salen Los Simpson. La violencia es muy dura pero siempre la vemos desde fuera y cuando queremos nos vamos a otra cosa.

Pues aquí no, esta violencia es muy dura pero no le dejo al público un momento de reflexión para que piense lo qué ha pasado, aquí cuando se acaba se acabó, ya no hay nada más que contar, y si quieres reflexionar sobre ello hazlo mañana, hoy súfrelo. Es una manera de ser más duro con el espectador y ser más tajante de cómo cambiamos de tema con la violencia.

-¿El programa que sale en la tele cuando un asaltante se sienta en el sofá a verla entre la madre y la hija es “Sálvame”?

-Exacto. Es la familia feliz viendo la tele. Hay mucha ironía ahí.

-Y la última, ¿crees que a José Luís Moreno le gustará tu película?

-(Risas) Yo no haría muchas bromas sobre ese tema, desgraciadamente, que es muy serio. Lo que le pasó a José Luís Moreno fue brutal, llegaron a agredirle con un hacha al pobre hombre, pero no sé si le gustaría, a mí también me gustaría saberlo.

* La película mencionada se trata de Five Minutes to Live (Bill Karn, 1961). Al día siguiente así se lo hice saber a Miguel Ángel y éste, con lágrimas en los ojos, juró estarme eternamente agradecido.

 

 

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Miguel Ángel Vivas secuestrado por el Diario de Venusville

 

SECUESTRADOS. Estreno en Venusville: 25/02/2011

 

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