Categorías

SILENCIO crítica: El silencio del cordero (de Dios)

Scorsese nos propone en Silencio una combinación de Shogun, La misión y Apocalypse Now

ANNA BOU

Me gustan las negaciones que afirman, como cuando se dice "no sé lo que quiero, pero sé lo que no quiero". Para escribir sobre lo que es Silencio empezaré diciendo lo que la película no es: aunque la premisa inicial sea muy parecida a la que le proponen a Martin Sheen, Silencio no es Apocalipsy Now. Aunque el tema verse sobre el cristianismo y compartan director, Silencio no es La última tentación de Cristo, como tampoco es La misión, aunque el tráiler pueda dar esa ligera sensación. Si quitamos todo lo que no es, lo que nos queda es Silencio, y con esta frase que huele a verso, continuamos.

Martin Scorsese es uno de los grandes, y una de las grandes obsesiones de este grande es la religión, será porque sus primeros pasos iban encaminados a enfundarse una sotana. Por suerte para todos, lo que terminó sosteniendo su mano fue una cámara-acción y no una hostia sagrada. El director ha regalado al séptimo arte incunables como Taxi Driver o Uno de los nuestros, y cuando se mete dosis de religiosidad por vía intravenosa, películas como La última tentación de Cristo, Kundun, o esta Silencio en la que dos jóvenes jesuitas (Andrew Garfield y Adam Driver) viajan a Japón en busca de su mentor, torturado Liam Neeson que, según las noticias, renunció a la fe, cosa inadmisible para sus dos fervientes pupilos.

 

Silencio: cine de aventuras

"Perdóname Señor por El Equipo A, Battleship y La amenaza fantasma"

 

Silencio es una película que explora el poder y los límites de esa cosa invisible pero con cadenas de hierro que se llama Fe. Así como existen las películas de género road movie, Silencio inicia la saga de las faith movie y hasta dónde te puede llevar ésta; al Japón profundo del siglo XVII, en el caso que nos ocupa. Dejando de lado las putadas mutuas que siempre se han profesado todas las religiones, y el hecho de que Japón no quisiera cambiar sus rollizas divinidades por el flacucho en la cruz, Silencio empatiza, evidentemente, con este par de jóvenes jesuitas, polvorientos y desdichados y bondadosos  héroes. La fotografía, marca de la casa, es bellísima, como ya demuestra el plano cenital con escalinatas en horizontal por las que avanzan tres jesuitas como tres escarabajos de negro, bellísimos. O la escena de los crucificados japoneses en el mar, pura plasticidad.

"Scorsese se detiene demasiado en lo bello y se olvida de la acción, por mínima o austera que sea, y Silencio no tiene suficiente garra para llenar 159 minutos"

"Siento el mal cerca de mí, incluso siento su belleza", filosofa Andrew Garfield, y nosotros sentimos lo mismo con escenas como las mencionadas. Y las sugerentes nieblas. Y la música, casi imperceptible, delicioso detalle absolutamente coherente en una película que se llama Silencio. Pero ay, Scorsese se detiene demasiado en lo bello y se olvida de la acción, por mínima o austera que sea: aunque la exploración de la fe es un tema muy potente, y los dos jesuitas son dos caracteres interesantes con agujeros en el alma por los que fluyen la flaqueza, la fuerza y las dudas, la película no tiene suficiente garra para llenar 159 minutos. A medio metraje entra en un bucle en el que ni avanza ni retrocede, y se repite como ajo antes de un beso. Y aunque el personaje del sufridor (por dentro y por fuera) Andrew Garfield conmueve, llega un momento que exaspera.

 

Silencio: cine de aventuras

"He pecado por desear que Tom Holland fracase como Spider-Man como fracasé yo"

 

Por otra parte hay que decir que Andrew Garfield está fantástico, y su físico (delgado, estatura media, melena ondulada castaña, cara de buena persona) no es al azar, sin ninguna duda, pues en alguna escena de la película (como la del reflejo en el río) se deja entrever que él se cree (o es) un nuevo Jesucristo que cargará el pecado del mundo. Es más, Andrew Garfield tiene 33 años, la edad de Cristo. La misma edad que Adam Driver, actor de rarísimo atractivo que pasa de ser Kylo Ren a ser este Padre Francisco Garrpe con toda la naturalidad y unos cuantos quilos de menos para meterse en la piel, en los huesos del jesuita.

Excelente el trabajo de los actores, aunque para servidora el personaje más interesante, más espinoso, es el del "Judas" nipón que cambia de chaqueta religiosa con la misma facilidad que un ilusionista, para arrepentirse más tarde. Pura supervivencia, que es al fin y al cabo el instinto más humano. Lástima, es una verdadera lástima que la película se pierda sin remedio, igual que todo el mar se perdería por el desagüe de una bañera. Lástima que Silencio entre en bucle, aunque quizás se trata precisamente de esto, de entrar en el bucle de la fe por los siglos de los siglos hasta que alguien diga FIN.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendado por Kuato a: amantes de lo lento capaces de silenciar el móvil durante 159 minutos.

No recomendada por Kuato a: aquellos a quienes las palabras "religión" o "fe" les produce urticaria.

Ego-Tour de luxe por: el "malo" japonés. Excelente malo de voz melosa y delicados modales que no le impiden ejercer su religioso y cerrado puño. La escena en la que se deshincha como un globo tiene un punto de humanidad, ternura y ambigüedad, que ya hubiera querido para el resto de la película.

Atmósfera turbínea por: la escena de Adam Driver en el agua. ¿Pero, a qué se debe el atropello de esta escena? Impropio de un director de la talla de Scorsese.

 

SILENCIO. Estreno en Venusville: 06/01/2017

 

Facebooktwittermail

No hay comentarios

Agregar comentario