SWEET HOME crítica: Solos en casa

Sweet Home, versión de Solo en casa con asesinos psicópatas en vez de ladrones tontuelos

■ RAY ZETA

A partir de ahora, nada de hoteles, moteles u hostales. Nada tampoco de hacerlo dentro del coche en un lugar apartado, o fuera en un bosque, playa o callejón oscuro. A partir de ahora, quien quiera echar un quiqui y no tenga casa, que haga como Carmen Maura en La comunidad: colarse en un piso desocupado y utilizarlo a modo de apartamento gratuito. La protagonista de Sweet Home ha visto La comunidad y por eso lo ha hecho así, sólo que como Sweet Home no tiene el holgado presupuesto del que disponía La comunidad, el piso okupado no es un ático de lujo enmoquetado con cama de colchón hinchable, sino un piso destartalado pendiente de reformas. Y encima con asesinos enmascarados deambulando por el inmueble...

Esa es la nueva propuesta terrorífica de Filmax, productora que tras el rotundo exitazo conseguido con la franquicia Rec, prueba nuevos productos a ver si suena la flauta filmáxica, ahora que la saga zómbica creada por Jaume Balagueró y Paco Plaza ha concluido definitivamente (¿o no?). Y para ello, nada mejor que copiar la fórmula requiana: primera película de bajo presupuesto ambientada en un edificio como único espacio, e interpretada por un número escasísimo de actores (apenas cuatro), tirando de suspense, violencia y gore. La posibilidad, conseguir un thriller digno con cuatro cañas, cuatro chavos y cuatro intérpretes; el riesgo, conseguir una peli con sabor a déjà vu que parezca más un corto alargado.

"La próxima vez, en vez de copiar La comunidad copiamos Ocho apellidos vascos"

Sweet Home se queda a medio camino de ambos resultados. Está bien facturado, pero como insiste en un subgénero que está ya muy manido, el del "Solo en casa", sin aportar ni grandes novedades ni grandes giros argumentales, la sensación de metraje alargado y déjà vu planean durante toda la peli. Y es que apenas en los últimos seis años, hemos tenido media docena de títulos similares (Habitación sin salida, Los extraños, Secuestrados, The Collector, Transgression, The Purge, Tú eres el siguiente...). Por eso, ver ahora a los protagonistas acosados en una habitación o casa por los asesinos enmascarados de turno, no es suficiente a no ser que el ritmo sea una auténtica caña (como en Habitación sin salida), o la historia se cuente de manera distinta (como en Tú eres el siguiente).

"Como insiste en un subgénero que está ya muy manido, el del "Solo en casa", la sensación de metraje alargado y déjà vu planean durante toda la peli"

Lo que no ocurre en Sweet Home por empezar, continuar y acabar de manera lineal y previsible. Aún así, sus momentos sangrientos amenizan la función evitando la previsibilidad completa. Lástima que haya pocos personajes, porque los que mueren lo hacen a lo grande, entre baños de sangre que salpican y arrancarían los aplausos del público en festivales especializados. Sweet Home no es una película gore de ninguna manera, pero no puede evitar recrearse gratuitamente en algún momento en estos detalles. Quizás el sello Filmax ha pesado demasiado y ha decantado la balanza hacia la comercialidad, lo que es una lástima, ya que de haber dejado correr el tomate, ya tendríamos el rasgo distintivo exigido.

"Como hay poco presupuesto, la máscara es para disimular que salgo en otro papel"

Otro punto a favor es el homenaje explícito a los psycho killers. Y eso sin salir ninguno, lo que tiene más mérito... ¿Que cómo se come esto, se preguntan? Porque la película engloba todos sus tópicos en uno de los personajes. Un tío corpulento como un armario, primero encapuchado, luego con una máscara anti-gas, con un hacha como arma, y un hacha encima que va arrastrando con movimientos lentos, mientras desempeña su sangriento cometido tan silenciosa y metódicamente como el funcionario que estampa un sello. Michael Myers, Jason Vorhees y Leatherface, en un frasco de tres en uno, con unas gotitas del Jack Nicholson de El resplandor. Puro homenaje al cine de terror ochentero.

Sweet Home se revela así como un producto irregular a medio camino del slasher, del gore y del homenaje ochentero. Su bajo presupuesto y la poca ambición de su guión, lastran una propuesta que encima parte con desventaja por pertenecer a un subgénero que, como hemos dicho, hemos visto recientemente a través de media docena de títulos, algunos de ellos francamente buenos. Lo que ha faltado aquí es suplir las carencias con osadía y descaro (¿no hay dinero, localizaciones, ni actores? ¡Pues hacer que no nos importe!). No cabe duda de que es una propuesta digna y honesta, pero desafortunadamente no es suficiente. Quizás para un corto o para un trabajo de final de curso sí lo sea, pero no para un largometraje. Y menos aún llegando después de la saga Rec.

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