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TERMINATOR GÉNESIS crítica: Reformateo fallido

Arnie vuelve como Terminator en Terminator Génesis para salvar la saga o acabar de hundirla

CHEMA PAMUNDI

La saga Terminator logró aguantar el tipo con buenos resultados a lo largo de tres películas, que son exactamente dos más de las que algunos esperábamos, pues la cinta original de 1984 daba la sensación de que todo lo que podía contarse acerca del androide asesino venido del futuro ya había quedado dicho. Sin embargo, en Terminator 2 James Cameron se las ingenió para volver a sorprender al personal con un guión sencillo pero bastante redondo, que daba la vuelta a la historia como un calcetín y sacaba toda la punta posible a varias ideazas brillantes: la paranoia de Sarah Connor, el Terminator reprogramado para ayudar a los buenos, o el mismo T-1000 de metal líquido (junto con Parque Jurásico y Matrix, quizás los efectos especiales que más boquiabierta han dejado a una audiencia en el último cuarto de siglo de cine).

Incluso Terminator 3, pese al evidente desgaste de la fórmula y al miscasting de Nick Stahl como John Connor (sustituyendo a Edward Furlong), supo justificar su existencia cerrando la historia con nota alta con un valiente tono sombrío (no es nada común encontrar una superproducción de este tipo que acabe como el rosario de la aurora) y aportando algunas escenas de acción despampanantes, como aquellos diez minutos de persecución con el camión-grúa que quitaban el hipo.

 

"Si ves a Edward Furlong o a Nick Stahl dispárales antes de que reclamen mi papel"

 

Luego vino el desastre casi total de Terminator Salvation y el fallido spin-off televisivo de Las crónicas de Sarah Connor, serie aburrida, fea y mal hecha a partes iguales (parecía un plagio de Terminator producido por The Asylum). Tras aquello la franquicia pareció quedar defenestrada salvo por los ocasionales tebeos de Dark Horse, que siempre se han seguido vendiendo bien pese a su mediocridad y su poca vergüenza (Terminator contra Robocop, Terminator contra Aliens, Terminator contra Superman...). Pero no, Paramount Pictures tenía otras ideas al respecto, y el resultado es Terminator Génesis, que en conjunto demuestra que sí, Dark Horse tenía razón y la mediocridad puede ser la mar de rentable. Porque lo que tenemos aquí es toda una masterclass de cine mediocre.

Terminator Génesis es una extraña mezcla de secuela y reboot, que utiliza las paradojas temporales y las realidades alternativas como ingredientes maestros con los que cocinar un gazpacho que insufle nueva vida al universo Terminatoril (es muy descarado que la película está planteada como un “capítulo uno”). Hay que reconocer que la cosa mantiene cierto esmero visual y que la mayor parte del rato consigue evitar caer en el ridículo (pese a que su trama es un puro delirio), pero es igualmente cierto que le faltan toneladas de carisma, que cuanto más la piensas menos sentido tiene, y que carece de la más mínima capacidad de sorpresa pasados los primeros quince minutos, que son lo único que guarda cierta gracia, pues plantean una especie de “versión alternativa” del primer filme que logra descolocar al espectador y hacerle creer en la posibilidad de ver algo fresco y original. A partir de ahí, sin embargo, todo se va al carajo.

"A Terminator Génesis le faltan toneladas de carisma y carece de la más mínima capacidad de sorpresa pasados los primeros quince minutos"

El guión es mecánico y artificioso, plegado a la necesidad de atar cabos con las anteriores entregas abusando de todo tipo de trucos y giros justificatorios. Es normal que la saga se haya ido volviendo más inverosímil y complicada a medida que transcurrían las películas (siempre ocurre con las historias de viajes en el tiempo), pero es que aquí uno casi puede visualizar a los guionistas estableciendo conexiones en una pizarra.

Los personajes se dan unos a otros un montón de prolijas explicaciones sobre lo que está pasando, y el caso es que la mayoría de ellas funcionan más o menos bien (incluso nos tragamos que el T-800 que interpreta Scharzenegger tenga aspecto sexagenario), pero mientras tanto el espectador bosteza esperando que ocurra algo mínimamente emocionante. Ni la inadvertida dirección de Alan Taylor (consigue convertir en rutinarias incluso la escenas de tiros y carreras más pasadas de vueltas), ni la pobre puesta en escena, ni mucho menos los actores, logran borrar el olor a refrito innecesario que permea toda la cinta. Aquí solo se salva Arnie. El resto, paja.

 

"La próxima vez prometé que volveré cruzando los dedos detrás de la espalda"

 

Y hablando de actores, cuando pones a dos caras nuevas (y convenientemente jóvenes con vistas a las posibles secuelas) a hacer de Sarah Connor y Kyle Reese, sabes que va a ser inevitable compararlos con Linda Hamilton y Michael Biehn. Ni Emilia Clarke aporta una intensidad creíble a su personaje (está cabreada todo el rato y punto), ni Jai Courtney consigue venderse como nada más que un simple musculitos cuentachistes, que no llega a transmitir ni una micra de la angustia y la paranoia del Kyle Reese original, un personaje torturado por venir de un futuro en el que ha visto desde primera fila la aniquilación de la humanidad. Es más, parece que al fulano todo ese rollo de Skynet se la pela un poco. Mientras pueda pegar algunos tiros, soltar tres o cuatro frases molonas y acabarse follando a la churri, ya se da por contento.

Unos buenos efectos especiales (las secuencias en CGI del joven Schwarzenegger son inmejorables, es verdad) y un desfile de Terminators de todos los modelos y colores no compensan a una película que intenta “cambiarlo todo para que todo siga igual”, pero que lo hace con tan poca inspiración que solo consigue dejarlo peor de lo que estaba. Porque además, tanto jugar con las líneas temporales acaba siendo un comodín que le quita cualquier valor dramático a la historia: siempre que lo necesiten, los guionistas podrán inventarse un nuevo John Connor o una nueva versión de Skynet. Así que maldita la gracia. Si esta es la hoja de ruta que piensan tomar las futuras entregas, a mí al menos ya me han visto bastante. Sayonara, baby.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: quien quiera poder jactarse de haber visto el blockbuster más decepcionante del 2015 (en dura competencia con Chappie).

No recomendada por Kuato a: fans de las películas de Terminator. Aquí no encontrarán nada que justifique sacrificar dos horas de vida.

Ego-Tour de luxe por: el mayor mérito es, de largo, que Schwarzenegger consiga mantener intactas su dignidad y su credibilidad interpretando otra vez a Terminator a sus 67 añazos. Ole tus huevos, Arnold.

Atmósfera turbínea por: la escalofriante posibilidad de que, si Terminator Génesis no recauda lo suficiente, Paramount cancele ya del todo la franquicia y este churro se quede como episodio final. O sea, que encima hay que ir a verla...

 

TERMINATOR GÉNESIS. Estreno en Venusville: 10/07/2015.

 

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