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THE PELAYOS entrevista a Eduard Cortés: Eduard Cortés juega y gana

"Uno de los directores en los que más he buscado fuentes de inspiración ha sido Martin Scorsese"

RAY ZETA

HOTEL ACTA ATRIUM PALACE, BARCELONA, 26/04/2012. Pese a tener un bagaje televisivo con series como Quico, Oh! Europa, La memòria dels Cargols, Sitges y Ángel o Demonio, Eduard Cortés ha ido combinando su faceta de director con diversos trabajos cinematográficos, siempre junto a su fiel guionista Piti Español. Le conocí hace un par de años presentando Íngrid en el Festival de Sitges, inclasificable obra semierótica con toques sado-masoquistas, cuya escena álgida era colgar a la protagonista desnuda de unas cadenas como Richard Harris en Un hombre llamado caballo, y ahora se marca un 21 Jack Black a la española con Lluís Homar de Kevin Spacey y Daniel Brühl de Jim Sturges. La historia real de los García Pelayo, familia que inventó un método legal para desbancar casinos jugando a la ruleta, en una peli que nada tiene que envidiar a la trilogía de las Ocean’s Eleven. Y es que donde estén Vicente Romero y Miguel Ángel Silvestre, que se quiten Brad Pitt y George Clooney.

-De los ambientes sórdidos de las orgías de Íngrid a los ambientes glamourosos de los casinos deThe Pelayos. Vaya cambio, ¿no?

-Bueno, procuro cambiar siempre de género. Íngrid tampoco tenía que ver mucho con La vida de nadie, Otros días vendrán, u otras cosas que he hecho para televisión como El pallasso i el Führer. A mí el cine me gusta muchísimo, y una de las cosas que más me gusta de él es la capacidad que te da de reinventarte. Yo cuando era joven y veía por ejemplo El padrino salía con ganas de ser un mafioso, y si veía una película de Bruce Lee, tenía ganas de ser Bruce Lee. La magia que tiene el cine es la capacidad de vivir muchas vidas diferentes e implicarte emocionalmente en muchos mundos y situaciones diferentes.

 

 

-Viendo The Pelayos se diría que tiene tanto de Ocean’s Eleven como de comedia gamberra juvenil…

-Estando con los Pelayo en Madrid mañana, tarde y noche, una cosa que me decía Gonzalo (el patriarca inventor del método), era que él no era el protagonista de la película, sino que los protagonistas eran los jóvenes, que eran quienes habían ido al casino a poner en práctica el método. Explicaba que estaban encantados porque lo estaban viviendo como si estuvieran dentro de una película. Esto me dio a mí dos claves muy importantes para desarrollar la historia. Una, que tenía que ser una película joven, con energía, gamberra, canalla, como comporta un grupo de jóvenes que actúan como si fueran un grupo de rock que en vez de ir a salas de conciertos van a casinos; y otra, que tenía que contarlo como una experiencia muy peliculera en el sentido más ingenuo de la palabra, llevando a la pantalla todas esas geografías y miradas que a mí me han fascinado del cine americano.

-¿Es mi imaginación o en la peli hay planos que recuerdan El color del dinero y Casino?

-Sí, evidentemente, todo el mundo nos dice que esta película es un Ocean’s Eleven a la española, y eso que yo pensaba que nos compararían con 21 Jack Black, porque 21 Black Jack está basada en una historia real que se parece mucho a la historia en la que nosotros nos hemos basado. Pero yo, uno de los directores en los que más he buscado fuentes de inspiración ha sido Martin Scorsese. De El color del dinero me fijé en la parte del movimiento y el dinamismo de las jugadas, y de Casino me fijé mucho en cómo había ido enseñando el mundo de los casinos. Hay muchos referentes y no los escondo, yo soy muy humilde en esto, si he de hacer una película de casinos no intento inventar lo que ya está inventado porque finalmente acabas llegando a los mismos sitios. Por eso me miré las películas de Scorsese y tomé apuntes. Me parece un maestro y lo sigo con devoción.

 

 

-Ahora que citabas Ocean’s Eleven, ¿qué tiene Daniel Brühl que no tenga Brad Pitt o George Clooney?

-Una de las cosas que más me seduce de Daniel es la elegancia que tiene interpretando. Daniel además ha tenido grupos de música y canta, por eso la película arranca con una versión cantada por él de “Hit the Road, Jack” de Ray Charles. Para mí es una manera de presentar el personaje muy buena.

-¿Por eso lo paseas toda la peli con sombrerito y gafas de sol como si fuera un Blues Brother?

-Es que uno de los referentes que tuvimos fue una película que no tiene nada que ver con los casinos, The Commitments de Alan Parker. De hecho, sí la película se titula “The Pelayos” es un poco por The Commitments. El personaje del joven productor musical de The Commitments tiene este punto de dandy de extrarradio que me seducía mucho, así que quise hacer una especie de personaje que se cree elegante, como un dandy pop. Me pareció que Daniel Brühl tenía estas características. Yo le decía a Daniel en broma que yo siempre había soñado trabajar con Marcello Mastroianni y que él era lo más cerca que me había sentido de ese sueño. Y él en broma me llamaba a mí Federico, menos cuando se enfadaba, que me llamaba el nombre de otro director que no diré (risas).

-¿Y qué tiene Lluís Homar que no tenga Kevin Spacey?

-Yo de Kevin Spacey soy super fan. Además, una de las alegrías de mi vida fue descubrir que nacimos el mismo día. De todos los días de la Historia, comparto nacimiento con Kevin Spacey, de lo que estoy muy orgulloso. Kevin Spacey es un monstruo, pero Lluís Homar es un actor de una pulcritud, de una exactitud, y con tanto poder y magnetismo cuando expresa, que es imposible no quedar fascinado por lo que hace. Lleva además muchos años picando piedra y siendo un actor y un director de teatro excepcional. Nunca imaginé que esos planos que había soñado, esos primeros planos de mirada a la Bestia, tuvieran la fuerza que tienen. Lluís tiene un plano de poder brutal.

 

 

-Ahora que citas a la Bestia, el director del casino, ¿Eduard Fernández fue elección tuya?

-No sólo fue elección mía, es que si no llega a hacer este papel Eduard Fernández lo hubiera reescrito. Cuando yo hablé con Gonzalo García Pelayo, me dijo que no tuviera piedad con el personaje de la Bestia, que era lo peor. Eso ya te lleva a un personaje muy maniqueo, un malo muy malo de película, por eso podía haber sido en ese sentido un personaje muy plano, pero yo siempre pensé que si lo hacía Eduard Fernández podía hacer lo que quisiera porque Eduard Fernández lo dignifica todo. Es tan buen actor y tiene tal cantidad de matices, que puedes hacer lo que quieras que te lo enriquece de una manera bestial. La escena que tiene con Blanca Suárez cuando la interroga es, bajo mi punto de vista, para enmarcarla, y la escena que tienen él y Lluís Homar cuando se enfrentan y deciden desenterrar las hachas y empezar la guerra, es apoteósica.

-En la peli sale también Miguel Ángel Silvestre como uno de los primos, actor al que se está intentando lanzar como el sex symbol nacional del momento. También has aprovechado esta baza, ¿no?

-¿Por qué lo dices?

-Hombre, lo presentas en calzoncillos, lo sacas follando, luciendo musculitos en la la piscina…

-(Risas) ¡Luce musculitos porque los tiene! ¡La escena de la piscina estaba! (risas) Fíjate que Miguel Ángel Silvestre comparte representante con Oriol Vila, por eso le llegó el guión, yo no se lo envié porque no estaba en esa fase del cásting. Entonces me llegó el input de que había leído el guión y tenía muchas ganas de hacer el papel de Freddy. Entonces le conocí y me sedujo completamente. El personaje estaba escrito tal y como sale en la película, pero evidentemente él le ha aportado muchísimas cosas.

-Y la última, ¿te dejaste mucha pasta jugando en casinos para documentarte?

-(Risas) Hombre, mucha pasta no. Yo no perdí mucho porque jugué poco, pero hay personas de la película que han perdido más porque cuando acababan de rodar, se duchaban, se cambiaban, e iban al casino otra vez, pero no fue mi caso.

 

 

Eduard Cortés juega y gana... con el Diario de Venusville

 

THE PELAYOS. Estreno en Venusville: 27/04/2012

 

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