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UNDERWORLD artículo: Herejías vampíricas

Repaso a las máximas vampíricas que la saga Underworld se pasa por su sacrílego forro

Dr. BISHOP

Una de las pocas constantes de nuestro universo es la reiteración de acaloradas discusiones cinéfilas entre los miembros de Venusville, generalmente situadas en cualquier mugrienta barra de bar, verdadero yunque sobre el que se forjó el mito fundacional de este antológico diario. Ocasionales vecinos de barra han presenciado estupefactos numerosos debates, desde el “Tribunal popular: Spielberg vs. Ridley Scott” hasta encendidas defensas del innegable talento de Tom Cruise. Pero por encima de todas ellas, la principal polémica que siempre perdurará es la de si una película fantástica es o no creíble. En un lado tenemos la impecable gramática del Rey Criollo: “No me lo creo”. Y en el lado opuesto la argumentación de nuestro director Ray Zeta, que viene a decir: “Si aceptamos las reglas de juego, puedo creerme que Superman pueda volar”.

No en vano está establecido que un kriptoniano como Kal El, bajo los efectos de un sol amarillo, se convertirá indefectiblemente en un superhombre. Lo que no podríamos creer es que por ejemplo llegara otro kriptoniano, como el temible General Zod, y no adquiriera los mismos poderes, pues entonces se estaría rompiendo la lógica interna de ese mundo imaginario.

 

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"Más que un híbrido entre vampiro y licántropo, parezco uno entre pitufo y Hulk"

 

Underworld: Evolution no sólo rompió dicha lógica, fue más allá y decidió amenazar el status quo del universo vampírico y sus bases pseudoempíricas, en una afrenta a la coherencia establecida que algunos fanáticos tildaron de herejía, mientras otros defendieron como revelador giro copernicano de un universo fagocitado y necesitado de regeneración. Galileo, Epicuro, Darwin... El director Len Wiseman se ha ganado un sitio en el cielo al lado de tales visionarios, pues él es el iluminado que ha refundado un cosmos y nuestra propia visión de éste. La primera en la frente: una estaca en el corazón ya no significa la destrucción de un vampiro. A uno de ellos, Michael, le revientan el torso y aún así sobrevive, con una justificación que abre una puerta a lo desconocido: Michael es un híbrido, medio vampiro medio hombre lobo, con una anatomía única e ignota. Asimismo, Marcus atraviesa el corazón de Selene, la cual resta indiferente al ataque. No hay explicación para ello, aunque suponemos que ha sobrevivido gracias a haber bebido la poderosa sangre del primer inmortal, Corvinus. Sin embargo, Marcus asesina poco antes a Corvinus... ¡clavándole una espada en el corazón! ¿Contradicción? Esperemos a ver los primeros estudios en la materia para poder asegurarlo.

"La primera en la frente: una estaca en el corazón ya no significa la destrucción de un vampiro"

Otra máxima vampírica aniquilada: el vampiro más antiguo ya no es el más poderoso. Selene mata al vampiro originario Marcus, inmortal por heredar la sangre de su padre Corvinus y fundador del linaje vampírico al ser mordido por un murciélago. Debemos recordar sin embargo que en las venas de Selene ya corre la poderosa sangre de Corvinus, por lo que deducimos que es más fuerte la sangre originaria inmortal que incluso la vampírica. Por otra parte, Michael mata al primer hombre lobo, William. Sirvan aquí como atenuantes que William ha estado inmovilizado la friolera de ochocientos años (aunque tampoco dé signos de sufrir la más mínima atrofia muscular) y que Michael es un híbrido con un poder aún por calibrar, además de descendiente de Corvinus. Pero también es cierto que William es el mismísimo hijo de Corvinus, por lo que su sangre inmortal debe ser más pura que la de Michael... En fin, que tal meollo sanguíneo entre monstruos no lo aclara ni el más inspirado estudio del Dr. Moreau.

 

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"No hagas caso, peor fueron los híbridos que nacieron del Burro y la dragona de Shrek"

 

Así pues, el título de esta entretenida película cumple las expectativas. La raza vampírica evoluciona y los individuos que no se adapten corren el riesgo de ser exterminados: Blade deberá buscar un nuevo modus operandi ya que la estaca en el corazón es ya un anacronismo; y los insignes vampiros fundadores, llaménse Drácula, Judas o Akasha, pueden convertirse en patos de feria al lado de poderosas razas contemporáneas, como los segadores o posibles nuevos híbridos.

¿Nuevos híbridos? Sí, pues el memorable coito de Selene y Michael merece nuestra atención no sólo libidinosa sino también científica, antes de ver cómo se resuelve en Underworld: El despertar. ¿Podrá nacer un hijo de una vampira y de un híbrido vampiro-hombre lobo? Reflexionemos y digamos “Why not?”.Michael es un especimen único y sabemos que su parte lupina puede procrear. Selene ha bebido del creador de la vida eterna, por lo que no es descabellado pensar (o quizá sí)en extrañas mutaciones que insuflen vida a su antaño disfuncional útero, dándole ocasión de engendrar un feto inimitable cuya ecografía asustaría al más valiente. Un prometedor feto con sangre de vampira, del primer inmortal (por partida doble) y del primer híbrido entre hombre lobo y vampiro. Deseamos que Selene rompa aguas, o mejor sangre, en el prólogo de la cuarta entrega, que no debería titularse Underworld: El despertar, sino “Underworld Proevolution: Son of the Demon”.

 

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