VALERIAN Y LA CIUDAD DE LOS MIL PLANETAS crítica: Cuidadín, cuidadín, con Valerian y Laureline

Luc Besson vuelve a El quinto elemento en Valerian y la ciudad de los mil planetas

■ ROBERT THORNHILL

Veinte años han tenido que pasar de medianías y fracasos como Adèle y el misterio de la momia para ver a Luc Besson recrearse de nuevo en aquel mundo futurista de El quinto elemento, demostrando en Valerian y la ciudad de los mil planetas que desde Europa también podemos poner pasta para subirnos a las barbas de George Lucas y James Cameron en cuanto a paranoias espaciales se refiere. De hecho, no está claro si fue antes el huevo o la gallina, porque el legendario cómic francés del que bebe Valerian y la ciudad de los mil planetas, "Valérian y Laureline", escrito por Pierre Christin y graficado por Jean Claude Mézières, se remonta a 1967, y aunque George Lucas siempre lo ha negado, es evidente que ese supuesto mundo imaginario de Star Wars tuvo su germen en esos momentos íntimos en que Jorgito leía las imaginativas historietas de Christin y Mézières mientras cagaba plácidamente.

El hecho es que en Valerian y la ciudad de los mil planetas no ha escatimado en gastos para crear un universo colorista donde “los caballeros Jedi” Valerian y Laureline puedan desarrollar todo su potencial como si fueran los Sr. y Sra. Smith intergalácticos que en lugar de sables luminosos disponen de toda una serie de gadgets futuristas que superan con creces cualquier fantasmada de James Bond. Para entendernos, Valerian y la ciudad de los mil planetas es como poner a Ethan Hunt y Milla Jovovich codo con codo en un mortal kombat con un cierto toque romántico picaruelo para ver quién es el más chulo de la galaxia.

"No se te ocurra mencionar que parecemos la peli Passengers o la jodemos"

Dejando de lado los injustos posibles prejuicios que le puedan provocar al espectador las semejanzas con los referentes culturales del mundo de La guerra de las galaxias, y ese paralelismo evidente con Avatar entre los azulados y larguichuelos navi’s y esta especie que vive plácidamente en equilibrio con la naturaleza como son Los Pearls, que al igual que los seres creados por Cameron luchan por su supervivencia ante esos humanos tan malotes que quieren acabar con su bucólico mundo perfecto, Valerian y la ciudad de los mil planetas es un espectáculo visual y de imaginación a ese ritmo trepidante al que nos tiene acostumbrados Luc Besson, que se olvida de los debates trascendentales de Lucas sobre la Fuerza y enfoca la peli como si fuera una Misión Imposible, con sus mcguffings, sus escenas acrobáticas y sus gadgets milagrosos, para salir airoso cuando se pone fea la cosa.

"Valerian y la ciudad de los mil planetas es como poner a Ethan Hunt y Milla Jovovich en un mortal kombat para ver quién es el más chulo de la galaxia"

El reto que afronta Luc Besson es adaptar el cómic aún a sabiendas que ya han bebido otros de esa fuente y que deberá enfrentarse a obligadas comparaciones con auténticos blockmonsters como Star Trek,  Avatar o Guardianes de la Galaxia, pero inteligentemente convierte la película en una montaña rusa de colorido y diversión con el sentido aventurero de Indiana Jones o de Desafío Total. Y miren que ni ese jovenzuelo clon de Leonardo DiCaprio Dane DeHaan, ni la picarona Cara Delevingne, tienen una especial química ni mínimamente el carisma de Harrison Ford y Carrie Fisher, pero son los ejes de una sencilla historia de buenos y malos donde irán deambulando esos alienígenas de caras raras y actitud hostil que trapicheaban en la cantina de Mos Eisley que tanto nos molaban.

"Imagina que eres Jessica Rabbit actuando en la cantina de Mos Eisley"

A parte de los cameos impagables del insigne Rutger Hauer, John Goodman o Ethan Hawke, y de ese homenaje inicial a David Bowie con su" Space Oditty", lo que uno recuerda al salir del cine son toda esa galería de seres mutantes y razas indefinidas que van apareciendo. La estrella sin duda, una espectacular Rihanna, haciendo de Bubble, un transformer del universo Men in black que aquí nos aparece como una sensual streapper. También las mascotas de los Pearls, los Grumpys, una especie de trolls capaz de multiplicar cagando todo lo que se meten por la boca. Y qué decir de los graciosos Doghan Daguis, tres graciosos enanitos que comparten el cerebro vendiendo sus cotilleos al mejor postor.

Luc Besson ha vuelto a demostrar en esta película que su productora EuropaCorp es capaz de todo lo que se proponga, y ha creado con Valerian y la ciudad de los mil planetas un producto con sello propio, que claro, nos recordará por momentos a tal o cual personaje de películas que hemos visto cinco o seis veces, pero que es atrevida y sin pretensiones más allá de entretener con grandes dosis de humor y con el único defecto de que le sobran unos veinte minutitos que de no estar no hubiera pasado nada. Después de la muy correcta Lucy, parece que Luc ha encontrado como director la luz al final del túnel.

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

Recomendada por Kuato a: los que quieran ver una versión de La guerra de las galaxias más colorista y sin cenizos como Darth Vader ni iluminados como el maestro Yoda.

No recomendada por Kuato a: los que encontraron Los Guardianes de la Galaxia superficial e infantil y los colorines le repelen a la vista.

Ego-Tour de luxe por: ese señor número musical subidito de temperatura de la voluptuosa Rihanna. Momentos así son impagables.

Atmósfera turbínea por: no haber aprovechado la contundente belleza de la ex angel de Victoria’s Secret Cara Delevingne honrando como se merece ese supercuerpo que Dios le ha dado. Michael Bay se hubiera puesto las botas.

■ VALERIAN Y LA CIUDAD DE LOS MIL PLANETAS. “Valerian and the City of a Thousand Planets” (2017). Director: Luc Besson. Guión: Luc Besson. Reparto: Dane DeHaan, Cara Delevingne, Clive Owen, Ethan Hawke, Rihanna y Rutger Hauer. Estreno en Venusville: 18/08/2017.