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VIENTOS DE LA HABANA crítica: Cine negro mulato, ¡asúcar!

Cine negro puro a la cubana con mojitos y ron en vez de bourbon en Vientos de La Habana

EL HOMBRE DE BOSTON

Imagínense una película en blanco y negro de los años 40, un caso policiaco en Nueva York tan enrevesado como el guión de Misión imposible, un detective privado perdedor borrachuzo y fumador interpretado por Humphrey Bogart con sus soplones, sus superiores cabrones y sus amores perdidos, una femme fatale que le lleva por la calle de la amargura, y ese detective apurando un vaso de bourbon al ritmo de un solo de trompeta de fondo, mientras suelta una frase lapidaria... La más pura esencia del cine negro, ¿verdad? Pues ahora trasladen todos esos elementos a La Habana actual, con Jorge Perugorría privando ron en vez de bourbon, y tendrán Vientos de La Habana.

Porque Vientos de La Habana es eso, una adaptación de la novela de Leonardo Padura con su personaje Mario Conde de protagonista, en la que sus creadores juegan con todos los iconos del cine negro clásico trasladado al ambiente cubano, lo que tiene su gracia. Como Brick los trasladó a un instituto, o Juan de los muertos se llevó el género de zombies también a Cuba. Ambiente caluroso, calles superpobladas con sus habitantes ligeritos de ropa, música salsa sonando en cada portal, sensación de pobreza generalizada, coches destartalados, ron por doquier, mestizaje total con blancos, negros y mulatos, y todos hablando como Pixie y Dixie con ese acento tan dulzón que Dios les ha dado.

 

Vientos de La Habana: cine policiaco

"Más que Alan Ladd y Veronika Lake parecemos Bob Hoskins y Jessica Rabbit"

 

O sea, que en lo que a la traslación de elementos de un ambiente a otro, la fórmula funciona. Jorge Perugorría clava el personaje de detective policía loser indisciplinado, solitario y desencantado, sin futuro más allá de su trabajo y el ron, como una versión cubana de Philip Marlowe, Sam Spade o Pepe Carvalho. Juana Acosta se sale como femme fatale fría y enigmática que se interpone en la vida del detective más para complicársela que para facilitársela, y los personajes secundarios como el resto de policías, el soplón, y el gangster local, se antojan tan reales como nuestros vecinos, compañeros de calle y portal, siempre y cuando claro, vivamos en un barrio periférico de La Habana.

"Los creadores de Vientos de La Habana juegan con todos los iconos del cine negro clásico trasladado al ambiente cubano, lo que tiene su gracia"

Lo que le falla a Vientos de La Habana es por una parte el caso a investigar y por otra la dirección. Un buen caso de un film noir auténtico ha de empezar como un caso aparentemente fácil, e irse complicando hasta desvelar que están implicados toda clase de frentes sociales y políticos como en El sueño eterno, Chinatown o L.A. Confidential. En cambio el caso de Vientos de La Habana es tan simple como uno de Mortadelo y Filemón. Una profesora de instituto es encontrada asesinada en su apartamento con indicios de sexo, violencia, drogas y alcohol. El caso promete, pero se investiga y se encuentra al asesino tan fácilmente como si éste hubiera abandonado el lugar del crimen olvidando su DNI como le sucede a Torrente en la primera parte.

 

Vientos de La Habana: cine policiaco

"La próxima vez se pinta uno de negro y hacemos un remake cubano de Pulp Fiction"

 

Y en cuanto a la dirección, resulta tan poco ambiciosa como la de una serie televisiva. Bueno, como la de una serie televisiva hispano-cubana, porque ya hemos comprobado que algunas series norteamericanas son más ambiciosas que el propio cine, por eso cuando es al revés es que algo falla. La explicación es fácil: Vientos de La Habana parece un episodio televisivo porque ES un episodio televisivo. Se trata del episodio piloto de una miniserie de cuatro de noventa minutos cada uno, en los que se adaptará tres novelas más de Leonardo Padura de la colección Mario Conde: "Pasado perfecto", "Máscaras" y "Paisaje de otoño".

Trabajo correcto del director Félix Viscarret pues, si tenemos en cuenta que es un trabajo más televisivo que cinematográfico, en el que aprovecha además para meter puyas a modo de denuncia que describen el desencanto de toda una generación que se considera hija del fracaso de la revolución, como los frescos de los rostros de Fidel Castro y el Che Guevara mostrados con la mayor de las ironías, o las noches de batallitas de borrachera de Jorge Perugorría y sus colegas. Vientos de La Habana aporta motivos suficientes en global para seguir viendo los nuevos casos policiacos de Mario Conde, aunque en televisión, no el cine.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia:  Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: amantes del cine negro clásico y de detectives como Philip Marlowe, Sam Spade o Pepe Carvahlo. Mario Conde merece que le hagan un sitio en la mesa.

No recomendada por Kuato a: quien no sepa concebir un film noir fuera de Nueva York o Los Angeles con otra bebida que no sea bourbon.

Ego-Tour de luxe por: Jorge Perugorría como Mario Conde aunque no se haga referencia a Banesto ni una sola vez.

Atmósfera turbínea por: el intento de guiño a Fresa y Chocolate con Vladimir Cruz. La próxima vez que el guiño sea a Bámbola con Valeria Marini y saldremos todos ganando.

 

VIENTOS DE LA HABANA. Estreno en Venusville: 30/09/2016

 

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