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Z, LA CIUDAD PERDIDA reportaje: Rodaje selvático, rodaje antipático

Calor, lluvias, animales y bichos, un día de rodaje tranquilito de Z, la ciudad perdida

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El rodaje de Z, la ciudad perdida empezó en agosto de 2015, en la espectacular campiña de Irlanda del Norte. Para octubre, sin embargo, James Gray y su equipo habían puesto rumbo a Santa Marta, Colombia, donde el reparto y el equipo sufrieron toda una serie de contratiempos, desde riadas a serpientes venenosas, a un calor y una humedad sofocantes. El inhóspito entorno de la selva tropical ayudó al reparto y al equipo a sentirse más cerca de Percy Fawcett y su aventura. “Hacía calor, estaba lleno de insectos, era incómodo y aun así creo que en realidad todo eso fue una bendición”, recuerda el escritor David Grann, que visitó el set de rodaje en Colombia. “Creo que era importante cuando filmaban esas escenas que se hicieran una cierta idea de lo que realmente vivió Fawcett”.

Empeñado en captar la realidad que tuvieron que afrontar los exploradores de verdad un siglo antes, Gray decidió filmar en localizaciones remotas de la selva tropical, que planteaban retos por todas direcciones, incluidos los árboles. “Lo extraño de la selva es que es verde, exuberante y hermosa”, explica. “Pero la gente dice que el Amazonas es un falso paraíso. Es un entorno muy duro y hacer una película allí no fue tarea fácil”.

 

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“A veces me daba un poco de mala espina”, admite Robert Pattinson. “Había serpientes y arañas enormes por todas partes. Y unas ranas enormes y preciosas de un azul intenso que son mortales. Nos preocupaban las víboras arbóreas, que bajan de los árboles y te muerden en la cara. Después de que a alguien del equipo le picara una serpiente en el cuello, nos pidieron a Charlie y a mí que nos metiéramos en la selva virgen con machetes sin filo, y todos los colombianos nos decían: ‘Hay una razón por la que no se debe salir del camino. Los animales te dejarán en paz mientras no empieces a destrozar la selva’”.

Tom Holland incluso fue a nadar con los depredadores más grandes de la cuenca del Amazonas... sin darse cuenta. “Me metí un día en el río con los niños del lugar y me lo pasé como nunca, pero no me di cuenta de que el agua estaba llena de caimanes negros, que es un reptil enorme”, recuerda. “Al día siguiente, estábamos filmando en el bote, cuando vi a uno de esos bichos gigantescos con aspecto de cocodrilo en el río. Parece ser que son muy dóciles y no atacan realmente a las personas, pero a mí me parecía de lo más fiero”.

“Hacía calor, estaba lleno de insectos, era incómodo y aun así creo que en realidad todo eso fue una bendición”

Y luego estaban los insectos. “Es como si no fuéramos más que habitantes temporales de un planeta dominado por insectos”, recuerda Gray. “Te pican bichos de todas las formas y colores, y los mosquitos allí no te provocan simplemente un bulto que pica. No, son portadores de fiebre del dengue, fiebre amarilla, malaria, zika... multitud de enfermedades, así que tuvimos que tomar precauciones”.

Charlie Hunnam recuerda un encuentro especialmente angustioso un sábado por la noche, tras una agotadora semana de seis días de rodaje. “Estaba alojado en una pequeña cabaña en una colina y me desperté a las tres de la mañana por culpa de un ruido tremendo, como si tuviera un martillo neumático pegado a la oreja. Un insecto se me había metido por el oído hasta llegar al tímpano, por lo que no podía seguir avanzando. Era un escarabajo largo con alas. Como no podía retroceder, intentaba seguir avanzando y agitando las alas. Eso fue lo que me despertó”.

 

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Cuando Hunnam se irrigó el oído con agua, el insecto se quedó quieto y el actor volvió a dormirse. “Cuando me desperté a la mañana siguiente, todavía continuaba moviéndose por mi oído, seguía evidentemente vivo”, prosigue Hunnam. “Llamé a producción, que llamaron a una ambulancia y, cuando aparecieron, una mujer, que no hablaba inglés, me metió un endoscopio por el oído para echar un vistazo y empezó a sacudir la cabeza, mientras hablaba con el recepcionista de nuestro hotel, que iba traduciendo. Luego le pasó el endoscopio al recepcionista, que me lo metió por el oído y echó un vistazo. Entonces fue cuando me di cuenta de que ese no era el nivel de atención médica que exigía la situación. Así que me pasé mi día libre en el hospital. No fue nada serio, salvo que el escarabajo me perforó el tímpano y tuve que pasarme una semana tomando antibióticos”.

Otra noche de rodaje especialmente volátil les dejó muy claro lo rápido que puede cambiar la situación en la selva. Tal como recuerda Gray: “estábamos filmando una escena alrededor de la hoguera entre Charlie y Robert, cerca del río, cuando empecé a oír a gente chillando en la oscuridad, diciendo que el río estaba a punto de crecer. No me parecía gran cosa, pensé: ‘Vale, pues que crezca, en unas horas nos habremos ido, de todos modos’. Seis minutos después, nos disponíamos a hacer primeros planos cuando, de pronto, el río inundó todo el set en unos 45 segundos. Todo el mundo salió corriendo, agarrando la cámara y la película. En menos de dos minutos, la zona donde acabábamos de estar rodando había quedado totalmente sumergida bajo el agua. Por suerte, todos estaban bien y ya tenía lo que necesitaba. Teníamos que vernos con esa clase de contratiempos a diario”.

 

Z, LA CIUDAD PERDIDA. "The Lost City of Z" (2016). Guión y dirección: James Gray. Reparto: Charlie Hunnam, Tom Holland, Sienna Miller, Robert Pattinson y Angus Macfayden.

 

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