SITGES 2011: EXTRATERRESTRE clase + rueda: La hora de Nacho Vigalondo

La hora de Nacho Vigalondo No se pierdan el show cómico de Vigalondo en que revela todos los secretos de Extraterrestre Por Ray Zeta

<Nacho Vigalondo es una brisa de aire fresco en la industria del cine español que ha irrumpido en ella como un vendaval. Un tipo que conecta con el fan de los cómics, de la televisión y del cine fantástico, porque él mismo lo es más que nadie, y un director que gracias a eso y a cómo ha sabido venderse, goza de una popularidad desmesurada si tenemos en cuenta que hasta ahora sólo había dirigido una película (Los Cronocrímenes). Divertido, ingenioso y campechano, la sensación que da Vigalondo cuando habla es que lo ha leído todo, lo ha visto todo, y lo ha devorado todo. Quizás por eso es incapaz de pronunciar más de dos frases seguidas sin citar un cómic, una serie televisiva o una película, o de no provocar las carcajadas del público con sus espontáneos comentarios, tal como ha ocurrido con su clase magistral en el Festival de Sitges.

   Con una sala a reventar y un público entregado de antemano, Vigalondo ha empezado reconociendo la dificultad que comportaba hablar de su película sin desvelar spoilers a todos aquellos que iban a verla en el pase de la noche (“¿Cuántos de los presentes habéis visto la película?”, ha preguntado a modo de sondeo para romper el hielo. “¿Cuántos no?”, “¿y a cuántos de los que la habéis visto os ha parecido una puta mierda?”, ha gritado poniéndose a toda la concurrencia en el bolsillo), así que ha optado por hablar del proceso creativo y describirnos la única escena que fue eliminada antes de rodarla, aún cuando era la primera escena que escribió y la que germinó el resto de la historia: la escena que abría el film a modo de prólogo.

Nacho Vigalondo, aclamado por sus fans tras la actuación de su show

   Julián Villagrán y Michelle Jenner abrían la película cantando en un karaoke el tema “Cadillac solitario” de Loquillo y los Trogloditas, se iban borrachísimos al piso de ella preguntándose el nombre para que el público descubriera que no se conocían, y él tenía un gatillazo (“porque el estado alcohólico extremo y el sexo no son compatibles; eso de sexo, drogas y Rock & Roll es mentira, es o sexo, o drogas o Rock & Roll”). Cuando ella se dormía, él miraba por la ventana y se percataba de que pasaba algo raro, el cielo estaba lleno de ovnis (“como ver Encuentros en la tercera fase desde una ventana española”), entonces se giraba donde estaba Michelle Jenner y la veía durmiendo desnuda iluminada por las luces de los ovnis que provenían del exterior.

   Así empezaba la película, pero al final lo descartaron porque les pareció más inteligente que el público empezara también el film sin saber qué había sucedido la noche anterior. Y aunque otras ideas se quedaron en el camino, como transformar la historia en una road movie que llevaba a la pareja de Madrid a Cabezón de la Sal (pueblo natal de Vigalondo, pero se descartó porque habría aumentado el presupuesto), o hacer que pese a la invasión alienígena, cuatro años después aún no hubiera pasado nada (“los ovnis siguen allí y hay empresas de turismo que te llevan arriba, donde han construido miradores con barandillas”), esa es la única escena eliminada en toda la carrera de Vigalondo, pues ni siquiera en Los Cronocrímenes eliminó ninguna (“por eso si de aquí diez años sale el montaje del director de Los Cronocrímenes será una estafa, seré yo que habré filmado un unicornio…”). 

   Lo que les decía, cada dos frases una referencia con la que el público se desternilla como si estuviera en “La hora de Nacho Vigalondo”. Y unas referencias de todos los colores, religiones y condiciones sexuales, desde comedias españolas como las de Mauel Gómez Pereira o Bajarse al moro, a personajes cómicos televisivos como Alf o Steve Urkel, pasando por otras series televisivas como Luz de luna (el personaje astronauta que era novio de Cybill Sheperd fue el que le inspiró el personaje de Raúl Cimas por ser un antagonista para Bruce Willis… mejor que Bruce Willis), películas serias como Blade Runner, Alien o El planeta de los simios, e incluso frases célebres de directores clásicos como Howard Hawks (“Toda película que acaba con un triunfo debe empezar con un fracaso”, ha citado para justificar el gatillazo de Villagrán en el prólogo…).

Nacho Vigalondo, flanqueado durante la rueda por los extraterrestres de su película

   En la rueda de prensa con los periodistas, en cambio, se mostró mucho más comedido y contenido, y se dedicó a comentar temas más serios de manera más seria. Como que lo que apetecía con Extraterrestre era combinar géneros tan dispares como la ciencia ficción y la comedia romántica, y que intentó plasmar cómo se comportaría realmente la población ante una situación límite de estas características (que es con estupefacción e inutilidad a partes iguales), además de hacer balance de los festivales que ha recorrido la película y anunciar que sus próximos proyectos seguirán moviéndose en el género fantástico (“Conseguir que un personaje se enfrente consigo mismo, en una película como Bailando con lobos te lleva una hora, en cambio si tienes una máquina del tiempo son cinco minutos”, argumenta), el más inminente Windows, un arriesgado thriller que tendrá a una pantalla de ordenador como protagonista durante los 90 minutos que durará la película.

   Ya lo ven, declaraciones políticamente correctas esgrimidas con un lenguaje políticamente correcto, que nada tienen que ver con la espontánea forma y el chichoso contenido de lo explicado en la clase magistral, en la que para regocijo del público presente, hasta se permitió el lujo de contar un chiste sin venir a cuento: “Se abre el telón, se ve a un tío con memoria a muy corto plazo que se va dejando notas para acordarse de las cosas, pero como el tío es un cachondo se las inventa para liarla, como que es nieto de la duquesa de Alba. ¿Cómo se titula la película? `Memiento`”./>