HORROR PARK crítica: Slasher sueco en un parque de atracciones

Slasher sueco en un parque de atracciones que no inventa precisamente la sopa slashera de ajo

Desde tierras frías nos traen sangre caliente. Y es que amigos, da igual que vivamos en un gigantesca urbe en Estados Unidos, como en un pequeño pueblo de Lituania, si hay algo que tenemos en común es el gusto por pasarlo pirata viendo cómo matan (en la ficción) a un puñado de capullos que se han esforzado muchísimo por estar en esa situación. El slasher es un género en sí mismo, como lo son las comedias románticas o los dramas judiciales, que consiste en ver a un señor, indispensablemente escondido tras una máscara, que se va cargando uno a uno a aterrorizados siervos de Dios de todas las maneras sádicas posibles.

Luego hay todo un ejército de normas que no son indispensables, pero sí que se suelen repetir aquí y allá: que el asesino raramente use armas de fuego, que las víctimas sean adolescentes, que haya un trauma pasado detrás de todo... Tenemos slashers para todos los gustos y sabores, hay auténticas bazofias y grandes clásicos. ¿Con Horror Park estamos ante uno de estos casos? Vamos a verlo.

"Como no nos llegaba para la máscara de Michael Myers, hemos pillado la de M3gan"

Uno de los principales puntos positivos de Horror Park es dónde se ubica, pues un parque de atracciones cerrado siempre ha tenido ese toque perfecto para este tipo de películas, y si además está todo adornado (con bastante gusto, por cierto) con imaginería de Halloween, pues mejor que mejor. La trama explica las divertidas peripecias que vivirán unos chavales a los cuales les ha tocado un sorteo de una noche en un parque de atracciones para ellos solos. Y lo que en un principio son todo carreras, gritos y risas, acabará convirtiéndose en carreras, gritos... y lloros.

“Uno de los principales puntos positivos de Horror Park es dónde se ubica, pues un parque de atracciones cerrado siempre ha tenido ese toque perfecto para este tipo de películas”

Argumentalmente, Horror Park no tiene nada, un grupete de chavales que son carne de cañón y un asesino enmascarado (uno bastante ridículo, huelga decir) que los irá cazando a lo largo de la noche, con toda una trama de fondo que es totalmente insustancial y previsible. El abc de la cinta se puede sacar a los diez minutos de empezar y no nos vamos a equivocar en nada. Las muertes tampoco son nada del otro jueves, sí son sangrientas, pero tampoco demasiado, y cuando parece que la cosa se va a poner seria, tiene lugar un cambio brusco de plano para que no se puedan apreciar bien. No es por ser morboso, pero hemos venido a lo que hemos venido.

"Lo bueno de los slashers, es que por malos que sean se hinchan a secuelas"

En cuanto a los personajes principales, sí que encontramos algo más de originalidad, pero no dejan de ser totalmente odiosos, al extremo de que interiormente vas con el asesino y deseas que por una vez, POR UNA, el malo salga victorioso. Una panda de niñatos malcriados que tienen una hostia cada uno con la mano abierta y tomando carrerilla, y más después de ver algunos flashbacks que dan algo de contexto a la historia... Además completamente estúpidos, pues cuando por fin han encontrado un buen escondite donde no pueden ser cazados, en el que sólo deben permanecer ahí hasta que amanezca, optan por salir de él sin ningún motivo específico y seguir dando tumbos por el parque. Idiotas.

Tal vez se salve de la quema el personaje interpretado por Wilma Lidén, que por ser la protagonista tiene un poco más de sentido común que el resto. Un poco, tampoco nos vengamos arriba. En cuanto a la calidad de las muertes, hay algunas correctas (la de la montaña rusa y la de la noria), pero el resto son poco imaginativas y poco memorables. Además, entre aburridos asesinatos hay bastantes minutos de charla bastante insustancial que además van desentrañando un argumento que, como comentábamos, ya sabemos a dónde va a ir a parar sin opción a la equivocación.

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