SITGES 2019 crónica final: Palmarés, balance y conclusiones

Balance, palmarés del festival y de Venusville, y circulen, que aquí ya no hay nada más que ver

Acaba Sitges 2019, una edición que podríamos resumir diciendo que el festival “se ha sobrevivido a sí mismo”. A las estrecheces presupuestarias, al homenaje fantasma al 40 aniversario de Mad Max, a unos objetivos de venta de entradas que generaban dudas (porque no había un día festivo de por medio) pero que se han logrado cumplir aunque fuera por los pelos, y a un plantel de películas que ha acabado siendo ligeramente mejor de lo que pintaba. No se han visto demasiados títulos que rompiesen la pana (si tenemos que hacer caso a los comentarios del público, El hoyo y Extra Ordinary son los que han despertado más entusiasmo), pero tampoco demasiados que hayan provocado un rechazo masivo (siguiendo también lo que manifestaba el público, Body at Brighton Rock podría considerarse la peor película, y Les Particules la más aburrida). Ha habido mucho aprobado justito, mucho “ni fu, ni fa”, y un pequeño pelotón de cintas que han sido aplaudidas pero sin volvernos locos.

Como muestra de ello, este artículo no va a tener mi habitual recomendación de cuatro o cinco películas adicionales que se han quedado sin reseña en las crónicas diarias... porque no tengo nada más que recomendar. Lo que habéis leído en las seis entregas de esta edición es TODO lo bueno que he visto (y parte de lo malo). Quizás valdría la pena destacar, más como curiosidad que otra cosa, a Achoura, una especie de It en versión marroquí, decentemente facturada pero de la que me esperaba bastante más que una calcomanía del formato de blockbuster de terror hollywoodiense. Se me quedó muy corta, y me parecería paternalista recomendarla por el simple hecho de que sea “la primera película de terror producida en Marruecos” (que es el argumento principal que corría por la sala de prensa del festival para defenderla). Si es buena es buena; y si es prescindible, pues eso.

Sitges 2019 cierra sus puertas

Para no faltar a mi tradición, me he perdido algunas propuestas que luego han estado en boca de todos, como Bliss, Bacurau (que además rascó varios premios) o la Verotika de Glenn Danzig (en su caso por aquello de “Es tan mala que es buena”). Tampoco he podido ver ningún documental, un apartado que siempre suele esconder joyas y en el que, al parecer, Sitges 2019 ha destacado especialmente: Making Waves: The Art of Cinematic Sound (sobre el sonido en el cine, bastante espectacular por lo que me cuentan), Phil Tippet: Mad Dreams and Monsters (biografía del mítico animador de stop-motion, que trabajó en sagas como Star Wars, Indiana Jones o Parque Jurásico), Leap of faith: William Friedkin on The Exorcist (una conversación a lo largo de varios días con el director de una de las películas referente del cine de terror), An American Satan (sobre la historia y el auge de la iglesia del culto a Satán en los Estados Unidos), Sesión salvaje (un recorrido por aquel cine español psicotrónico pero que reventaba taquillas, desde Chicho Ibáñez Serrador al destape), o Memory: The Origins of Alien (sí, al parecer aún se puede hacer documentales sobre la obra maestra de Ridley Scott que digan cosas nuevas). Se me han escapado todos, ya digo, pero los dejo aquí mencionados por si alguien se anima a investigarlos por su cuenta.

EL PALMARÉS DE SITGES 2019

Cualquier palmarés que no pasara por elegir El hoyo como mejor película de la sección oficial no se habría entendido, pero a lo largo de los años nos hemos acostumbrado a no entender las decisiones del jurado de Sitges, así que en cierto modo fue una sorpresa que esta vez hicieran “lo correcto” y premiaran a la película que todo el mundo tenía en mente. Hay que decir que a El hoyo, que ha sido la primera película española en ganar en solitario el máximo galardón en las 52 ediciones del certamen (Justino, un asesino de la tercera edad lo ganó en 1994 ex-aequo con 71 fragmentos de una cronología del azar), le ha beneficiado mucho que ni The Lighthouse ni Color Out of Space estuvieran en competición, porque cualquiera de las dos le podría haber levantado la estatuilla.

Cada año solemos decir que nadie hace caso a los premios que se conceden en Sitges, pero quizás esta sea la excepción, porque da la sensación de que para una película como El hoyo sí que podría suponer un espaldarazo importante en su carrera comercial. Los dos reconocimientos más inesperados del palmarés han sido el premio a mejor actriz para Imogen Poots por Vivarium (no entraba en ninguna quiniela, y menos en un año con tantas y tan estupendas interpretaciones femeninas), y el de mejor guión para Judy & Punch (con el que personalmente quedé encantado). Aparte de eso, la pedrea de siempre, aunque menos repartida que otras veces (Bacurau se llevó tres premios menores y Adoration cuatro, lo que las sitúa como “vencedoras morales”).

*Ver el palmarés completo al final de este artículo.

Aquí los lectores de Diario de Venusville, aquí el Jurado

EL PALMARÉS DE VENUSVILLE 2019

A diferencia del año pasado, en el que la cosecha de películas estupendas fue tan amplia que me costó horrores hacer mi top ten de lo mejor visto en Sitges, esta vez la cosa ha ido bastante a tiro hecho, porque lo cierto es que no había muchas más de diez entre las que elegir. Son las siguientes:

10. Dark Encounter, de Carl Strathie
9. Extra Ordinary, de Justin Benson y Aaron Moorhead
8. The Lighthouse, de Robert Eggers
7. Harpoon, de Rob Grant
6. Starfish, de Bill Clark
5. Daniel Isn't Real, de Adam Egypt Mortimer
4. Swallow, de Carlo Mirabella-Davis
3. El hoyo, de Galder Gaztelu-Urrutia
2. Antrum, the Deadliest Film Ever Made, de David Amito y Michael Laicini
1. Color Out of Space, de Richard Stanley

Y bueno, hasta aquí ha llegado nuestra cobertura del festival de Sitges 2019. Gracias a mogollón por las lecturas (por “leeros nuestras horas de sueño”, como solemos decir), por los comentarios y por los saludos en esta o aquella cola entre sesiones. Los integrantes del Comando Venusville nos despedimos y nos volvemos a la nave nodriza para hacer descansar nuestras agotadas retinas. Aunque, en realidad, ahora viene lo más duro: la espera hasta que empiece Sitges 2020.