GLADIATOR memoriam: Proximón el más putín

Proximón el más putín Ricky Martin ha salido él solito del armario. A Próximo (Oliver Reed) lo sacamos nosotros Por El Hombre de Boston

<El musculoso Steve Reeves en falditas, Stephen Boyd interpretando a Mesala como el ex amante de Ben-Hur, la "inofensiva" teoría de Laurence Olivier sobre las conchas y los caracoles en Espartaco, Orlando Bloom peinado como un integrante de Locomía con una sombrillita rosa, y Brad Pitt con el torso depilado y melena rubia al viento jugando a espaditas con ese joven de belleza efébica a quien llama "primo" en Troya…

   Los peplums han sido siempre un género idóneo para desplegar las iconografías homosexuales más variadas. Con Gladiator, Hollywood resucitó las pelis de romanos por la puerta grande y, claro está, fue fiel a la tradición introduciendo en la trama a un personaje gay: Próximo (Oliver Reed).

"Podéis llamarme Próxima"

   En una época donde las togas, las telas de saco y los tapa-rabos están a la orden del día, él siempre va vestido a la última moda oriental con coquetos gorritos y se protege del sol con las sombrillas más atrevidas. Prendas, tejidos y complementos de de buen seguro se hace traer no de Roma, sino de Lutecia (París).

   Rodeado de los animales más exóticos, además, la presentación de su personaje es toda una declaración de principios: habla de aparear a dos jirafas que él considera "invertidas" mientras mete mano a los testículos del hombre que se las vendió, un moraco con pinta de pasarse en los hammams más tiempo de rodillas que sentado.

   El comerciante, que le conoce muy bien y sabe de qué pie cojea (del del medio por supuesto), salva sus huevos y su honra proponiéndole ver "el nuevo género", un género al que es incapaz de resistirse. ¿Más animales? En absoluto. Tíos altos y cachas semidesnudos. Próximo acepta encantado, y cuando ve a todos esos adonis sudorosos luciendo sus desnudos músculos al sol, olvida completamente las jirafas y sólo piensa en llevárselos a casa. Fíjense cómo Juba, el gigante númida (Djimon Hounsou), es el primero en quien posa su mirada y cómo no puede reprimir el impulso de manosearle el culo.

   Ya en sus dependencias, da la bienvenida a los futuros gladiadores con un discursito en el que aflora su instinto maternal al verlos tan inexpertos y desvalidos, y se compara con sus respectivas madres. Y no sólo eso, antes de que salgan a la arena por primera vez, se les insinúa a todos deleitándolos con unos movimientos de fist-fucking al estilo San Francisco Power, violentos movimientos que recrean cómo introduce su puño en ano ajeno mientras les dice que haciendo esto "les amarán y que serán amados por el público"...

"Arriba esas faldas... ¡ar!"

   Entonces les hace luchar. ¿Por equipos? ¿Individuamente? Nada de eso, mucho más relevante. ¡Encadenados de dos en dos, transformándolos en parejitas cogidas de la manita! Es en ese momento cuando se fija en Máximo (Rusell Crowe), así que le hace llamar en cuanto termina el combate y le pregunta qué prefiere, "chico o chica", para valorar si con él tiene alguna posibilidad.

   Por otra parte, es más que evidente que ha estado toda la vida locamente enamorado del emperador Marco Aurelio (Richard Harris). Si no se lo creen junten todos los detalles y verán que se comporta como un ex novio celoso. Le saca de quicio que se hable mal de él, guarda como un tesoro (¿o quizás como un fetiche?) la espada de madera que le regaló cuando le concedió la libertad, y se emociona al recordar el momento en que le tocó en el hombro.

   Y cuando están en Roma se presenta con la barba peinadita y engalanado con su mejor armadura para rendirle homenaje dándole un beso a la estatua que le representa. Más purebas: Máximo sólo consigue convencerle de que le ayude en su plan para acabar con Cómodo (Joaquin Phoenix) cuando le dice que fue precisamente éste quién asesinó a su amor de la vida. No necesita oír nada más, a partir de ese momento, Próximo abraza la causa de Máximo aún sabiendo que se juega la vida en ello.

   Y en el momento de su muerte, romántico como todo aquél que ama desde el sufrimiento del silencio, exclama su último suspiro recordando a su amado al acariciar la espada de madera que un día le regaló mientras da la espalda a sus asesinos. ¿O es que les ofrece el culo?/>

Eso es, en los equipos por parejitas, el negro siempre detrás

No se vayan todavía, ¡aún hay más!

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