LA TERNURA crítica: Podría haber sido buena

Comedia con Emma Suárez de bruja, aunque poco tenga que ver con las brujas ilustres del género

Desinhibida, canalla, deslenguada, romántica, combativa y desvergonzada. Si La ternura le ha gustado, por aquí irán los adjetivos. Antigua, ridícula, repetitiva o tópica estaría en el grupo de los que no les ha gustado. Yo estaría en el segundo, pero como me pagan por palabras, pues desarrollaré mi punto de vista. No es un desastre de película, incluso me parece que voy a ser un poco cruel con ella, ya que plantea algo interesante que no se parece demasiado a lo que se suele producir por aquí, el problema es lo pobremente que se desarrolla la trama, las veces que se puede utilizar un mismo chiste, o que por muy transgresora que se crea, acabe haciendo lo de siempre, cuando lo más divertido, siendo como es una comedia, habría sido tirar el tablero al aire y ver cómo caen las piezas. Pero como acostumbra a pasar, no se quiere abrir un melón lleno de nuevas oportunidades y seguimos rebañando las migajas del plato de siempre. Me ha entrado hambre.

La trama disfrazada de moderna y transgresora es en realidad la más habitual en el género romántico. La eterna guerra de sexos con los insultos de siempre para ellos y los desprecios repetitivos para ellas, y todo para terminar con la eterna moralina de que estamos condenados a entendernos. “Poh mu bien”. La historia no empieza mal: una reina y sus dos princesas rechazando de pleno los matrimonios por interés que se les avecinan, optan por escapar y aparecer en una isla, a priori desierta, donde empezar una nueva vida, para lo que emplean los poderes de la madre, quien secretamente es una bruja llena de planes. La mala suerte llega cuando al poco de aparecer en la isla, se encuentran con que ahí también viven un hombre y sus dos hijos. Ellas, asustadas por lo que podría pasar, se hacen pasar por soldados varones que han naufragado.

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Podemos encontrar un puñado de tramas que hemos ido viendo por aquí y por allá que tal vez podrían funcionar, pero pasa lo que pasa, y la trama se desarrolla de la manera más perezosa posible con todos y cada uno de los chistes que se puedan imaginar en este instante. Y poco más. No hay mucha más evolución de ideas más allá de las justas para tirar la trama adelante. Parece que hay un último acto en el que se quisiera romper la baraja y hacer algo un poco sorprendente, pero no es más que el ruido inocuo de un sonajero para tener al espectador entretenido, ya que esa rompedora idea no lleva a nada más allá de un par de risas que no afectan en absoluto al desenlace, que es el de siempre.

“La trama disfrazada de moderna y transgresora de La ternura es en realidad la más habitual en el género romántico”

Donde sí acierta La ternura es en el reparto, empezando por una irreconocible Emma Suárez que se nota que se lo está pasando en grande, siguiendo por los infalibles Gonzalo de Castro y Alexandra Jiménez. Anna Moliner, a quien pude ver en el teatro con la obra “Company”, es probablemente la mejor intérprete de la película y el personaje con más gracia. Esta chica puede llegar a hacer grandes cosas en un futuro. Los trabajos de Fernando Guallar y Carlos Cuevas, en cambio, no son tan redondos, y a diferencia del resto, sus personajes resultan menos interesantes y carismáticos. Vicente Villanueva, quien está abonado a las comedias, está ante su trabajo más “diferente” hasta ahora, pero más por la localización que por la trama.

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En cuanto al guion, es una de cal y otra de arena. Acertado el lenguaje que usa y la integración del castellano antiguo para los diálogos, pues la película se ubica siglos atrás, y por ende los personajes se expresan más o menos como lo harían (de una manera romantizada), generándose ingeniosos juegos de palabras. Lo malo es la comedia, ya que el humor es tontorrón, facilón, y rozando el caca-culo-pedo-pis, aunque lo haga disfrazado con el lenguaje antes descrito. Y no entiendo las continuas roturas de la cuarta pared… Pueden hacer medio gracia una vez, pero si no están justificadas (que no lo están), no entiendo la reiteración del mismo chiste.

Así pues, La Ternura no es un desastre de película, y tal vez no sea tan mala como la planteo, pero lamento mucho la cobardía en algunos pasajes y la poca imaginación en otros. No todas las películas tienen que ser trascendentales y siempre hay espacio para el cine más ligero, pero no por ello hay que ser más vago en su realización.

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