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FANTASTEEN artículo: El fantasteen y la madre que lo parió

El cine fantástico es desde Crepúsculo un género ñoñito para niñitas adolescentes tontitas

EL HOMBRE DE BOSTON

!Ay, Jesusito de mi vida, cuánto daño le ha hecho la saga Crepúsculo al cine fantástico! Películas de vampiros y hombres lobos, de extraterrestres y de futuros distópicos, convertidas en fotos de carpetas de niñitas pre-adolescentes más preocupadas de forrarse las paredes de su dormitorio con los actorzuelos guapetones de moda, que de ver una película del mejor género cinematográfico por excelencia. ¿Que salen vampiros y hombres lobos? Pues son vampiros y hombres lobos guapitos y cachitas que se saltan a la torera toda la mitología vampírica y licántropa en pos del lucimiento comercial de cara a la galería y de las niñitas de platea, o sea que pueden pasearse a la luz del sol los primeros (todo lo más brillan como si llevaran purpurina), y se transforman a voluntad los segundos (además de pasarse toda la peli con el torso desnudo a lo pecho lobo -nunca mejor dicho- luciendo musculitos).

Porque este fantástico (al que a partir de ahora nos dirigiremos con el nombre de "fantasteen"), no es más que una tapadera para encubrir una lánguida y ñoña historia de amor. Y una historia de amor adolescente para niñas, para más inri, porque está protagonizada por eso, una niña adolescente para que se identifique con ella su público potencial. Un folletín romántico basado en su mayoría de veces en un triángulo amoroso en el que la heroína deberá decidir entre dos pretendientes guapitos, chulitos y musculitos, más propios de un programa de citas como "Mujeres y hombre y viceversa" que de una peli fantástica, como es el caso de la serie Crepúsculo, de La huésped o de Caperucita Roja. Chicos mayores que la protagonista con look de quaterback rubiales guaperas de instituto para que la chica pueda presumir ante las amigas que se vuelven moradas de la envidia.

 

Desde el Venusville Square Garden... ¡ Los juegos del hambre VS. Divergente!

 

Y es que el fantasteen va destinado exclusivamente a las adolescentes. Niñitas que por estar en la adolescencia se sienten incomprendidas, inseguras y dubitativas ante un entorno hostil que no entienden (y no les entiende), como demuestra el hecho que las tramas principales de las historias giran en torno a un hecho que acaece coincidiendo con la mayoría de edad de la protagonista, que será crucial en su vida y que por ello viven con miedo, nervios y dudas. En Los juegos del hambre es el sorteo de qué dos tributos de cada distrito participarán en dichos juegos; en Hermosas criaturas es a que línea de brujería pertenecerá, si a la blanca o a la negra; y en Divergente, qué facción de las cinco existentes impuestas por la sociedad elegirá. Y por eso claro, las niñas de 17 años que aún no saben qué carrera elegir cuando les toca la Selectividad, se identifican a pies juntillas con estas protagonistas.

Temas adolescentes, ya lo ven, por mucho que estén enmarcados en un género fantástico, y que la actriz que interpreta a la protagonista lo hace por ello como una adolescente temerosa y dubitativa, más que como una heroína fantástica. Nada que ver con las Sigourney Weaver, Milla Jovovich o Angelina Jolie, expeditivas y seguras de sí mismas en Alien, Resident Evil y Tomb Raider respectivamente. Las heroínas del fantasteen están todas interpretadas según lo que podríamos llamar el estilo Kristen Stewart, o sea por una actriz que se pasa la peli haciendo mohines y muecas de duda y temor con cara de estreñida como si tuviera constantemente un plato de pescado podrido bajo su nariz. Porque aquí no se trata de cómo van a salvar el planeta, sino de si van a ser capaces o no de salvar el planeta, o, en todo caso, de si van a serlo con el chico guapetón de la peli mirándolas.

"Este fantástico no es más que una tapadera para encubrir una lánguida y ñoña historia de amor, y una historia de amor adolescente para niñas, para más inri"

Porque esta es otra, no se lo pierdan, mucha historia de amor adolescente, mucha protagonista tontita, y mucho co-protagonista guapito, más preocupados de si van a besuquearse al cine o al campo, y en cambio de fondo ponen algo tan grande, importante y trascendente como la lucha contra un gobierno dictatorial en la sociedad de un futuro distópico. En la saga de Los juegos del hambre es el Capitolio que organiza los juegos, en la serie Divergente, el Consejo que controla las cinco facciones. Una tapadera claro, pues lo importante aquí no es esto sino la historia de amor, por eso el verdadero fan del cine fantástico se solivianta viendo cómo estos grandes temas tratados en clásicos del fantástico como Farenheit 451, 1984 o THX 1138, son desaprovechados utilizándose sólo a modo de pretexto comercial en sinopsis y pósters.

Y aún así a nivel comercial el producto funciona, vaya si funciona. Aunque algunos títulos se hayan quedado por el camino saldándose con estrepitosos fracasos como La huésped, Hermosas criaturas o Cazadores de sombras: Ciudad de hueso, viendo truncadas sus expectativas de convertirse en franquicias de éxito, las que lo han conseguido, como la saga Crepúsculo, Los juegos del hambre o la serie Divergente, se han convertido en algunos de los mayores éxitos comerciales de la historia. Por eso cada vez más vemos a más estrellas incluidas en sus repartos aunque sus papeles tengan la importancia de un topo con gafas. En Hermosas criaturas salían Jeremy Irons y Emma Thompson; en la saga Los juegos del hambre se han incorporado en sus últimos episodios Philip Seymour Hoffman y Julianne Moore, y en la serie Divergente a Kate Winslet se le ha unido ahora Naomi Watts.

 

Tanto monta, monta tanto, hambrientas como divergentes

 

Y por eso mismo los productores alargan lo indecible las franquicias con episodios puente, episodios partidos y episodios epílogos todo lo que pueden, para seguir retorciéndole el cuello a la gallina de los huevos de oro, como un chicle que se estira y se estira hasta perder el sabor por mucho que tenga el riesgo de romperse. La cuestión es hacer pasar a las fans por taquilla todas las veces que se pueda, aunque eso implique ver películas lentas y anodinas que no sirven más que para retrasar el final. Ocurrió con Crepúsculo (cinco episodios, el capítulo final partido en dos), está ocurriendo con Los juegos del hambre (cuatro episodios, con el capítulo final también partido en dos), y lo mismo ocurrirá con la serie Divergente, pues tras dos películas, el capítulo final se partirá también en dos. ¿Y qué hacen las fans ante tan vil estrategia comercial? Pues pasar por taquilla sin rechistar, claro.

En fin, que no nos queda otra que respirar hondo, contar hasta diez y coger paciencia, esperando que esta nueva moda pase de largo cuanto antes, aunque no tenga tendencia de ser así ni a corto ni a medio plazo. Lionsgate ya ha anunciado que continuará Los juegos del hambre con nuevos episodios aún cuando esta primera saga haya llegado a su fin, y en Summit tienen en proyecto rebootear la saga Crepúsculo desde el principio. Y a eso habrá que sumarle todas las que vayan saliendo nuevas por el camino, pues hay colecciones de libros para adolescentes para dar y vender. Sólo nos queda que aquellas niñitas que consumen estas películas, aquellas que leen los libros en los que se basan, aquellas que forran sus carpetas y sus dormitorios con fotos y pósters de los actores jovenzuelos guapetones de moda, crezcan, se hagan mayores, y se echen novio para que se les pase la tontería.

 

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