Categorías

INTRUDERS crítica: Saliendo del armario

   

Saliendo del armario

Versión real de Monstruos, S.A. subtituyendo a Mike
por Clive Owen y a Sulley por el Hombre del Saco

Por Mr. Moore

 

<Esperado plato fuerte patrio en esta edición de Sitges, avalado por notables críticas en el festival de Toronto y San Sebastián, y nosotros con ganas de ver lo que nos ha cocinado el señor Fresnadillo, director al que le tenemos suficiente respeto después de haber parido films de original factura como Intacto o dignísimas secuelas como 28 semanas después.

   Pues qué quieren que les digamos, Intruders nos ha dejado con un sabor de boca regulero, agridulce tirando a agrio, las cosas como son. Y es que como muy certeramente apuntó durante el visionado un coleguita vecino de butaca: “Esto es una Shymalanada a la española”.

 

INTRUDERS_crítica_1.jpg

"No les escuches Juanito, M. Night Shyamalan es un genio"

 

   Planteada como una película de terror con sorpresita final, la verdad es que miedo no da mucho (en este aspecto podría fácilmente equipararse a un thriller o incluso a un melodrama con secuestro adolescente) por la parsimonia de los acontecimientos, mostrados muy lentamente y con falta de “sustos” decentes... Aunque no me malinterpreten, es de agradecer que una película no abuse de la trampita del giro brusco de cámara y el subidón de volumen, pero es que lamentablemente Intruders cae sólo en el fx para intentar inquietar (esas caras emborronadas, la última escena onírica y patillera, ya que en ningún momento la peli ha tirado por esos derroteros), y todo lo demás nos es narrado a ritmo de maratón paralímpica.

 

  "Quitándole toda la pompa nos quedamos con que Cara Hueca es como el fantoche patoso de la saga Scream pero sin máscara y sin cuchillaco"  

 

   El malo de la película, el monstruito de armario Cara Hueca, tampoco es gran cosa. Quitándole toda la pompa nos quedamos con que Cara Hueca es como el fantoche patoso de la saga Scream pero sin máscara y sin cuchillaco, conviertiéndose todo el tinglado en una películilla con psicópata digna del cine de autor. Suerte que Clive Owen da el callo, como el actorazo que es, de padre protector y un poco ido de la castaña. La coprotagonista, la hija ficticia de Owen, excelentemente interpretada por una monísima Ella Purnell (la niñita dará que hablar), da casi más miedo narrando inquietantemente una redacción en clase que las apariciones puntuales del malo de turno.

 

INTRUDERS_crítica_2.jpg

"Vámonos cari, sabemos cuado sobramos"

 

   En el otro lado del ring tenemos al sosainas y plomífero Daniel Brühl. Lo siento. De este actor desde Good Bye Lenin no me creo ni un papel (¿recuerdan el cuadro que era verle en Malditos bastardos?), pues siempre nos lo cascan con calzador de secundario (esta vez de párroco -risas-) con un personaje limítrofe al guión. No aporta nada su trama. Cero. Sólo tiene guasa cuando un cascao y entrañable Héctor Alterio, a lo parejita de El exorcista, le encomienda a dejarse de hostias y gilipolleces varias. Sí, Héctor, alguien se lo tenía que decir.
 
   Resumiendo, que esperábamos más del tema. Más chicha, más dinamismo y menos sorpresita final predecible. Aunque la idea previa y el leit motiv de la película, que no les voy a escacharrar aqui, no es nada malo, pero a pesar de una notable realización, la forma de plasmarlo, como ya hemos dicho a ritmo de tortuga reumática, le quita toda la fuerza y potencia de impacto al producto. Al menos haber puesto un malo con una triste cachiporra, por el amor de Kuato./>

  

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
 

Recomendada por Kuato a: fans del pissing. El maloso del film con chubasquero y botas de caucho en ristre parece todo un docto en la materia.

     
 

No recomendada por Kuato a: los que esperamos que una peli de miedo dé miedo de una puta vez.

     
 

Ego-Tour de luxe por: la sorpresa del film, si eres del 5% del público que se la come con patatas.

     
 

Atmósfera turbínea por: la sorpresa del film, si eres del 95% que al cuarto de hora piensa para sus adentros: “Aaaah, ¡coño!”.

 

Facebooktwittermail

No hay comentarios

Agregar comentario