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LA NIÑERA MÁGICA Y EL BIG BANG crítica: La niñera que nunca estuvo allí

   

La niñera que nunca estuvo allí

Pura magia: una pelicúla de Nanny McPhee sin que se note en absoluto la presencia de Nanny McPhee

Por Ray Zeta

 

   <Hace cuatro años La niñera mágica significó una agradable sorpresa. Una variante de Mary Poppins prima hermana de los Izquierdo de Puerto Urraco, que metía en barema a niños cabroncetes a golpes de bastón mágico con la misma determinación y chulería que Clint Eastwood en El sargento de hierro (“He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos”, sólo le faltaba decirles a los niños durante su presentación…).

   La peli explotaba además el lado más gótico, tétrico y tenebroso del personaje, consiguiendo un fantastique juvenil de Copas de yate claro a partir del guión escrito por Emma Thompson según las novelas de Christiana Brand. Resulta extraño pues que esta segunda entrega no conserve sobre el tapete ni una sola de las cartas que hizo triunfar tan brillantemente a su predecesora.

 

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"Igualita que el joven Indiana Jones versión Mary Santpere"

 

   ¿Recuerdan el “invitado de piedra” que sacaba Micky Moto en su programa “Persones humanes”? Un tío sentado en una butaca que no abría la boca en todo el debate. Pues así se comporta Nanny McPhee en esta secuela. Si en la primera parte ella y su magia eran los protas absolutos de la función, en esta segunda son meros comparsas de la acción, observadores pasivos que conforman tan solo una de las tramas secundarias de la historia, y que en ningún momento tiran del carro como deberían.

 

  "En todo lo que pasa en la peli (granja, marido desaparecido en combate y la desactivación de la bomba), Nanny McPhee tiene tanta relevancia como lo tienen el alcohol, el sexo y las drogas en una película de Marisol"  

 

   Como si en En busca del arca perdida, Indy se hubiera limitado a ejercer de conductor de camión; como si en cualquier peli de James Bond, el único tiro que pegara 007 fuera el del interior del ojo que se tiñe de sangre; como si en una aventura de Nanny McPhee, ésta no realizara más magia que la de sus lifts faciales desverrugadizadores.

   Porque eso es lo único que hace la Srta. McPhee en toda la peli: hace aprender la primera lección a los niños en una escena calcada a la primera parte, convierte a unos cerditos en Gemma Mengual y su equipo de nadadoras para crear una versión gorrínica del anuncio de Freixenet, y hace la competencia a la Alzina Graells llevando a dos de los niños en su sidecar hasta Londres (no se dejen engañar por el cartel de promoción. Lo único que vuela con su motocicleta son cinco metros escasos para evitar un atasco). Hay más magia en una caja de Magia Borrás que en esta segunda  Niñera Mágica.

 

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"Guarden el secreto, esto no es La niñera mágica 2, es Babe el cerdito valiente 3"

 

   En todo lo que pasa en la peli (todo lo relacionado con la venta de la granja, el marido desaparecido en combate y la desactivación de la bomba), ella tiene tanta relevancia como lo tienen el alcohol, el sexo y las drogas en una película de Marisol. Con lo estimulante que hubiera sido que la granja no se hubiera vendido gracias por ejemplo al hechizo de los cerditos nadadores, que hubiera llevado a los niños a Londres en una carrera contra reloj volando como el coche de Harry Potter y la cámara de los secretos, que hubiera localizado al padre desaparecido con sus dotes de videncia (algo le deberá quedar de haber sido dos veces la profesora Sybill Trelawney), y que hubiera repelido un bombardeo enemigo en homenaje a La bruja novata a ritmo de “Treguna Mecoides Trecorum Satisdi”./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     
     
 

Recomendada por Kuato a: espectadores menores de cinco años que prefieran Babe, el cerdito valiente a una de Harry Potter.

     
  No recomendada por Kuato a: degustadores de fantastiques de calité con sabor clásico como Mary Poppins, La bruja novata, Chitty Chitty Bang Bang o la primera Niñera mágica.
     
 

Ego-Tour de luxe por: volver a ver reunidas en una misma peli a las profesoras Sibyll Trelawney y Minerva McGonagall.

     
 

Atmósfera turbínea por: las dos esbirras cobra-deudas. A su lado, los “mans blanques” de Oliana Molls dan más miedo que Luca Brassi.

 

 

   

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    pia<br /><p>Siempre tan divertida, la niñera mágica es la onda, aunque definitivamente me quedo con la primera versión pues fue más emocionante, además tenía mejor elenco por ejemplo Kelly Macdonald. Esta segunda parte es atractiva pero definitivamente no logró superar la primera historia.</p>

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