Bienvenidos a El Pueblito Cometa un delito y pase una plácida estancia De Filmax |
<La conocían como la peor prisión de todo México: “La universidad del crimen”. Una pesadilla que representaba la violencia, la corrupción y la masificación que plagaba la mayoría de cárceles mexicanas. Era “El Pueblito”, una sociedad entre rejas donde los internos estaban controlados, las drogas circulaban abiertamente y cualquiera podía acceder a ellas en cualquier momento, siempre que sobornara debidamente a los guardias.
Oficialmente llamado Centro de Readaptación Social de la Mesa, El Pueblito fue construido en 1956 en Tijuana, para alojar a 2000 presos, a modo de experimento en el ámbito de las correcciones –un experimento que salió del revés. Permitir a las familias de los presos reunirse permanecer cerca de ellos dentro de la prisión facilitaría a los internos la reinserción en el mundo exterior… o al menos eso creían. Esposas, hijos, novias… familias al completo vivían en el interior de los muros de la cárcel. Algunos de ellos se quedaban todo el tiempo mientras que otros acudían esporádicamente. Los niños salían cada mañana para ir a la escuela y regresaban al Pueblito por la tarde.
Antes de comenzar las principales tareas de fotografía, los productores contrataron a Alejandra Cuervo, una miembro del equipo de producción, para que realizara una investigación exhaustiva sobre El Pueblito, una labor que también incluía hablar con una extensa lista de antiguos presos para obtener las experiencias de primera mano. El Pueblito era justo lo que define su nombre, una concurrida ciudadela de 700 casas destartaladas y tiendas edificadas por todo el patio principal de la penitenciaría. Las tiendas vendían casi todo lo necesario, y se podía comprar cualquier cosa y a cualquier persona a cambio del precio adecuado.
Allí había restaurantes y puestos de comida que vendían tacos, pizza, hamburguesas, zumos y mucho más; tiendas que alquilaban vídeos y tenían cabina telefónica; un barbero y una peluquería; abogados y médicos en el interior de las instalaciones que estaban encarcelados por crímenes que habían cometido; una casa de cambio con unas tasas de intercambio de las mejores de Tijuana; y un kiosco que vendía objetos robados –de hecho, era tan popular que atraía a una marea de gente que buscaba chollos. Equipos deportivos de fuera del Pueblito entraban en él para competir con los equipos de internos de fútbol, baloncesto y voleibol.
"El Pueblito era justo lo que define su nombre, una concurrida ciudadela de 700 casas destartaladas y tiendas edificadas por todo el patio principal de la penitenciaría" |
Los laboratorios de la prisión elaboraban sus propios cristales de droga y la vendían en el interior y en el exterior del centro. Allí se vendía abiertamente cualquier tipo de droga, incluyendo la heroína, la cocaína y la marihuana. Todos operaban por El Pueblito estructurados en minicárteles, cuyos líderes vivían una vida relativamente lujosa dentro de los muros de la cárcel, pues tenían vía libre para regir sus lucrativos negocios. Era un mundo donde solo los presos con dinero y contactos podían vivir una vida más privilegiada, mientras que el resto de internos vivían con miedo, dormían en áreas masificadas y a la intemperie, y sufrían hambre y otras depravaciones.
Dinero equivalía a poder. Lo compraba todo y a cualquiera, especialmente la protección de aquel violento mundo interior –y también de las autoridades del centro. Ser criminal de profesión adoptó un nuevo significado con los internos profesionales cometiendo crímenes dentro y fuera de la cárcel, y volvían a refugiarse en su mundo protegido de El Pueblito.
La rica y poderosa élite criminal de El Pueblito recibía el nombre de Los Maizerones, que significa “cerdos que comen maíz” (una descripción muy adecuada). Y tenían su propia brigada de seguridad: efectivos armados hasta los dientes con todo tipo de armas, desde 38’s hasta subfusiles Uzi. Los Maizerones y sus hombres dominaban y controlaban la prisión, incluyendo a los cerca de 400 guardias que aceptaron sobornos. Todos tenían que sobornar a los guardias para hacer que las cosas pasaran o no pasaran en El Pueblito, para que piraran a otro lado ante el tráfico de armas y drogas, o para entrar en el centro una nevera nueva o un jacuzzi para los dúplex en los que vivían los Maizerones.
El 20 de agosto de 2002, por la mañana, más de 2.000 unidades del ejército mexicano sitiaron El Pueblito, sacando a los prisioneros y reubicándolos en las nuevas instalaciones de El Hongo. En unas horas tumultuosas, El Pueblito dejó de existir. En el momento de la redada, había unos 80 ciudadanos estadounidenses internos, así como 600 mujeres, niños y otros familiares que vivían entre los casi 6.000 presos, muchos de ellos líderes de bandas de crimen organizado y algunos de los criminales más peligrosos del sistema penitenciario mexicano. Vacaciones en el infiernose rodó en dos meses en la ciudad de Veracruz, principalmente en la desmantelada cárcel Ignacio Allende, que sirvió de escenario de El Pueblito. Esta era la segunda vez que Mel Gibson y su productora Icon Productions rodaban en localizaciones de Veracruz. La primera fue en 2006, cuando Gibson filmó Apocalypto./>
¿Desea saber más?
> VACACIONES EN EL INFIERNO ficha |
> VACACIONES EN EL... crítica: Viva Méjico no tan lindo Mel Gibson se une en una cárcel mejicana Por Enrico |
> VACACIONES EN EL... artículo: Bienvenidos a El Pueblito Cometa un delito y pase una genial estancia De Filmax |
> VACACIONES EN EL INFIERNO premiere: Get the Prem Con Mel Gibson en horas bajas en una Alamo Drafthouse, Austin, 18.04.12 |
> MEL GIBSON artículo: Gibson, el hombre torturado ¿Nos seguirá ofreciendo Mel Gibson sus Por El Hombre de Boston |