ÁRTICO crítica: MacGyver perdido en el hielo

Versión nevada de Náufrago con Madds Mikelsen triste y solo en lugar de Tom Hanks, en Ártico

Cuando alguien se mueve regularmente por parajes inhóspitos y deshabitados, existe una alta probabilidad que algún día se quede colgado en algún punto en medio de la inmensidad. Por contra, si tan acostumbrado está a moverse en ese territorio hostil, atesorará experiencia y recursos para intentar salir vivo del atolladero. Aunque, como de costumbre, será la naturaleza la dicte sentencia sobre su destino. Así, la historia que cuenta la película Ártico encaja perfectamente dentro de esta lógica y, por su título, el lector habrá fácilmente deducido que el paraje en que sucede su trama son las latitudes heladas más allá del círculo polar ártico.

Ártico introduce al espectador directamente en las circunstancias del personaje principal. Se trata de un hombre que, tras el aterrizaje de emergencia de un pequeño aeroplano en un desolado lugar de los hielos árticos, trata de sobrevivir a la espera de un incierto rescate. Aunque en ningún momento se sabe quién es él ni de cómo llegó a esa situación, todo da a entender que es el piloto del aparato y que iba solo en el instante del accidente. Pero lo que sí resulta evidente es que es un tipo bregado que sabe que su única oportunidad pasa por organizarse bien para aguantar lo máximo posible y dar opción a la llegada de sus rescatadores.

"Hay que joderse, Tom Hanks en Náufrago con el solecito del Pacífico, y yo aquí""

Como guión de película la cosa iba a quedar ciertamente insulsa si ningún elemento nuevo sacudía la rutina de pesca de la trucha ártica o el rupestre envío de señales a manivela, y ese elemento aparece de repente de forma inesperada. Lástima que lo haga un día de tormenta boreal con fuertes vientos... Lo que debía ser la tabla de salvación para nuestro personaje se convierte en un lastre, por lo que la opción de esperar ya no sirve y no cabe sino arriesgarse a una difícil travesía en busca de la salvación.

“Ártico introduce al espectador directamente en las circunstancias del personaje principal”

En una película cuyo peso recae prácticamente sobre un único personaje masculino, la elección del actor era fundamental para llevar a cabo el proyecto. Y para emular a todo un especialista de ese registro como Robert Redford en la montañera Las aventuras de Jeremiah Johnson (1972) o en la náutica Cuando todo está perdido (2013), sólo cabía un gran actor que de por sí llene toda la pantalla. Y uno de ellos es el inquietante Mads Mikkelsen que, por venir de una cinematografía exótica como la danesa, es conocido del gran público sobre todo por sus apariciones como malvado secundario en algunas superproducciones. Pero si se repasa su extensa filmografía desde 1996, se podrá apreciar una enorme versatilidad para interpretar los personajes más dispares y una personalidad subyugante. Además, siendo nórdico, lo tenía todo para encarnar al intérprete de Ártico.

"Por cierto, ¿y dónde está mi pelota Wilson?"

En cambio, lo más sorprendente para una producción islandesa es la selección de un director como Joe Penna, de origen brasileño, radicado en California y que debuta en el largometraje con esta película. Pero es que, además, uno de los ámbitos donde este director se ha formado en el audiovisual ha sido el de los vídeos para la plataforma YouTube. Es típico decir aquello de que los tiempos están cambiando, pero en este caso es una obviedad, pues sin ningún referente polar en su currículo, Joe Penna desarrolla una acertada dirección que cautiva a la audiencia a pesar de su ritmo cadencioso.

Aunque lo más interesante de la película Ártico no es que el personaje interpretado por Mads Mikkelsen sepa montar rudimentarios aparejos de pesca en agujeros hechos en la banquisa, ni que sea capaz de construir un iglú de emergencia para guarecerse de la ventisca polar. Lo más relevante es cómo el personaje, aún en una situación extrema en la que su vida corre grave peligro, es capaz de sentir empatía por personajes que se hallan en una situación más vulnerable que la suya. Las decisiones que va tomando anteponen su protección a cualquier otra consideración, pero llega un punto en que el espíritu de supervivencia le lleva a dudar. Suerte que los caminos del señor de las nieves son inescrutables y lo reconducen por la senda de la bondad y de su fracaso, o no.

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