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ASTRO BOY crítica: Inteligencia Astroficial

   

Inteligencia Astroficial

¿Qué ven nuestros ojos mutantes? ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¿Es Superman? ¡No! ¡Es el Mini-Yo de Iron Man!

Por Ray Zeta

 

<“¿Quién no ha soñado alguna vez con ser un superhéroe?”, reza la frase promocional de Astro Boy... Hombre, con ser un superhéroe no diremos que no, pues son muchos años leyendo tebeos acerca de héroes con superpoderes de lo más dispares como para no haberlo pensado nunca, sin contar además con que tener una fuerza sobrehumana, supervelocidad, y poder volar, a nadie le amargaría un dulce, sobre todo a la hora de impresionar chatis en las discotecas...

   Ahora bien, si los superpoderes vienen por ser un robot, y encima no se sabe que se es un robot, como es el caso de Astro Boy, la cosa cambia, y entonces la felicidad (felicidad directamente proporcional a los éxitos obtenidos en las discotecas) que otorgan la fuerza sobrehumana, la supervelocidad y la capacidad de vuelo, quedaría empañada por el disgusto que nos provocaría tener que asumir que no volveríamos a comer, dormir, cagar o follar, por más chatis que impresionáramos con nuestros superpoderes.

 

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"Dos vueltas más a la Tierra y retrocedo el tiempo justo para no llegar tarde al partido"

 

   Sin hablar del rechazo social que recibiríamos. Han visto Inteligencia Artificial, ¿verdad? Pues la premisa inicial del Astro Boy actual es clavadita a la de la peli de Spielberg: a diferencia de la serie, donde Astro Boy es un robot de nueva creación, aquí un científico pierde a su hijo experimentando con una poderosa energía (que bien podría haberlo transformado en una versión Mini-Yo del Dr. Manhattan de los Watchmen de no haberlo desintegrado), lo reconstruye robóticamente a partir de su ADN, y cuando descubre que “eso” no es realmente su hijo, lo abandona (no se asusten que no les parto la peli, esto que les cuento sucede en los primeros cinco minutos).

   Suerte que la adaptación de la primera serie de anime de la historia es una peli de dibujos destinada al público infantil y la enfocan como una peli de aventuritas futuristas en lugar de cómo un dramón sensiblero en la línea de Inteligencia Artificial (aunque todos y cada uno de los personajes tenga un drama propio que por sí solo ya podría llenar un culebrón: el científico que pierde a su hijo, el presidente militarista frustrado, la amiga abandonada, los huérfanos descarriados, los robots desplazados...), echando mano de mil y un referentes del género reciente.

 

  "Han visto Inteligencia Artificial, ¿verdad? Pues la premisa inicial del Astro Boy actual es clavadita a la de la peli de Spielberg pero menos dramona"  

 

   Vemos robots integrados en la sociedad dedicados a la atención personal de sus propietarios y al servicio doméstico sobre todo, como si tuviéramos a nuestra disposición un Johnny-Taxi, a Karlos Arguiñano cocinándonos una tortilla de patatas, y a Gracita Morales sirviéndonosla, todo en uno, como ya sucedía en Yo, robot; la Tierra convertida en un vertedero gigante y los humanos viviendo fuera de ella como en Wall-E (aquí en una isla flotante como la Laputa de Los viajes de Gulliver); y robots abandonados cual chatarra vieja, creándoles el consiguiente berrinche, igualito como en Robots (no digan que los que forman ese frente “robolucionario” que recuerda el frente popular de Judea de La vida de Brian, no son pastados a los compis obsoletos de Rodney Hojalata...).

 

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"No hay nada como un robot gigante para ver el fútbol gratis"

 

   Con lo que obtenemos así una peli correctamente animada más cerca de las producciones DreamWorks (no en vano fue aquí donde su director David Bowers hizo la mili), que de las Pixar (y es que aún no ha nacido la productora animada capaz de hacerles sombra, acercárseles a la suela de su celuloide, o ser dignos siquiera de oler la mierda de los creadores de Toy Story, Los increíbles o Up), aunque con menos humor contemporáneo en forma de gags y chistes como el que suele haber en la productora de Jeffrey Katzenberg (el que espere ver a Astro Boy tirándose pedos en la bañera, que se olvide), que combina de la mejor manera el género superheroico con el robótico.

    Porque mucho más épica que sus series predecesoras, el Astro Boy del 2010 engloba tanto las series fantásticas manga de los 70 y los 80 como Mazinger-Z y La batalla de los planetas (Comando G), como superhéroes de toda la vida como Superman, Iron Man o los X-Men, y su clímax final no tiene nada que envidiarle a ninguna producción Marvel reciente. Es como si un Johnny Stark de ocho añitos embutido en un traje de mini Iron Man, se enfrentara al Juggernaut con la misma violencia con la que Lobezno raja a un Centinela. Astro Boy violento pues, y también Astro Boy recatado, ya que aquí va vestido completamente casi todo el metraje en vez de pasearse sólo con esos gallumbos que lo convertían por derecho propio en el hermanito de Namor./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Copas de yate
     
     
 

Recomendada por Kuato a: nuevas generaciones criadas con los videojuegos que nunca hayan tenido un tebeo de superhéroes en sus manos.

     
 

No recomendada por Kuato a: a espectadores moñoncitos que prefieran los animes del estilo de Candy, Candy o Dos fuera de serie: Juana y Sergio.

     
 

Ego-Tour de luxe por: que hayamos podido disfrutar de la interpretación de Nicolas Cage sin necesidad de ver su cada día más artificial jeto.

     
 

Atmósfera turbínea por: que no aparezca Morfeo dándonos a elegir entre la energía azul y la energía roja con una en cada mano.

 

 

   

¿Desea saber más?

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